Usted está aquí: domingo 26 de octubre de 2008 Cultura Gómez Morín no era un iluso: señaló la vía de la rectificación

■ Presenta Gómez Mont su libro sobre el fundador del PAN

Gómez Morín no era un iluso: señaló la vía de la rectificación

■ La idea es liberarlo de estereotipos; su humanismo sigue vigente

Arturo García Hernández

Ampliar la imagen Manuel Gómez Morín Manuel Gómez Morín Foto: cortesía del Fondo de Cultura Económica

Cuando Manuel Gómez Morín se percató de que las instituciones surgidas de la Revolución Mexicana eran corroídas por la corrupción y el abuso de poder, emprendió una lucha por la renovación moral de la vida pública desde el interior del sistema. Al fracasar, decidió continuar esa lucha desde una oposición militante. Para eso funda el Partido Acción Nacional en 1939. ¿Estaría Gómez Morín orgulloso de lo que es el PAN hoy?

Responde María Teresa Gómez Mont, autora del libro Manuel Gómez Morín, 1915-1939, que acaba de publicar el Fondo de Cultura Económica: “Yo creo que sí, él no era un iluso, quería y alentaba la posibilidad de que si no había podido reformar las instituciones, el PAN era una entidad formal capaz de señalar el camino a la rectificación. A mí lo que me preocuparía es que el PAN siendo gobierno olvidara la tarea permanente de rectificación para justificar situaciones emergentes. Es importantísimo que tanto el gobierno como la oposición actual entiendan lo que era Gómez Morín en su momento y el legado maravilloso que nos deja.”

El libro de Gómez Mont –militante panista y ex diputada federal– es un volumen de casi mil páginas que documenta la existen- cia y el pensamiento del político chihuahuense (Batopilas, 1897) durante los 25 años que transcurren entre su despertar a la vida pública y la fundación del PAN.

Licenciada en ciencia política y administración pública por la Universidad Iberoamericana, maestra y doctora en las mismas materias por la Universidad Nacional Autónoma de México, Gómez Mont dedicó 12 años a la investigación, que arranca en 1988, “justamente al calor de un controvertido proceso electoral” que llevó a la presidencia a Carlos Salinas de Gortari.

–¿Qué aprendió de Gómez Morín en estos años de trabajo?

–Mucho. Me dio la oportunidad de conocer lo más profundo de su pensamiento. Siendo niña y joven, tuve una relación personal y cercana con él, pero me hubiera gustado sentarnos a platicar. Murió en 1972 y yo entré a sus archivos en 1988 con la idea de rescatarlo, liberarlo de los estereotipos, porque sentía que se estaba yendo en el tiempo, que se estaba distorsionando su imagen, se decía que era un traidor, y yo lo que quería era rescatarlo para la ciencia política. Fue tema de mi tesis de doctorado. Pero tampoco quería hacer otro estereotipo desde mi admiración, sino dejar que él mismo hablara.

–¿En el espectro ideológico, cómo hay que catalogar a Gómez Morín: conservador, de derecha?

–Ni conservador, ni de derecha. Fue un liberal muy comprometido con el progreso, con el desarrollismo. Era un hombre de estudio: el trae a México el estudio de la economía, que era una ciencia nueva en el mundo. Tres o cuatro personas la habían estudiado en el extranjero, pero él se queda y empieza a estudiarla en libros en inglés y en francés. Las primeras clases de economía en el país se dan gracias a él y estoy hablando de 1922.

“Cuando Lázaro Cárdenas le encarga a Daniel Cosío Villegas crear el Fondo de Cultura Económica en 1934, lo primero que hace éste es llamar a don Manuel. Un hombre que miraba hacia adelante sin arrinconarse ni frustrarse no puede ser un conservador. Tampoco fue un hombre de derecha. Para el fue muy importante haber sido rector de la universidad, donde tuvo contacto con el pensamiento de izquierda, tenía simpatías por la izquierda. La Revolución Rusa sedujo a los jóvenes de esos momentos, incluido Gómez Morín, porque pensaban que era una manera de resolver el problema de la pobreza en el mundo. Tuve oportunidad de verificarlo con rigor. Si el PAN se hubiera fundado en 1928, hubiera sido un partido de izquierda.”

En la universidad “se enfrenta con Vicente Lombardo Toledano, quien pretende impulsar e implantar al marxismo como credo único, y hay una reacción beligerante. Es cuando se libra la lucha por la libertad de cátedra. La opción de derecha entonces estaba vinculada a los militares. Lo que él busca es un espacio intermedio donde exista la pluralidad y la libertad. También habla del municipio libre, de la libertad de educación, de la liberación de la economía pero con un sentido social.”

–¿Los gobiernos surgidos del PAN y los militantes panistas actuales están cumpliendo con el ideario de Manuel Gómez Morín?

–Habría que ver gobierno por gobierno y administración por administración. No se puede generalizar. En ese sentido, si se están equivocando tienen la obligación de rectificar y de renovar. Creo que hoy más que nunca las ideas de Manuel Gómez Morín deben guiar a esos gobiernos. Ver cómo el ejercicio incorrecto del poder puede convertirse en una traición para la responsabilidad que les ha sido asignada.

–¿Existe hoy una derecha ilustrada y humanista como la que emblematiza Gómez Morín?

–En el PAN no estamos de acuerdo en asumirnos de derecha, no lo aceptamos. Pero el humanismo de Gómez Morín nos parece vigente. Él planteaba un partido de ideas permanentes, pero abierto a nuevas ideas.

–¿Hay en el PAN una corriente antagónica al ideario de Gómez Morín?

–Sí, los que tratan de llevar la religión al partido. No he estudiado la parte que va desde el 39 hasta su muerte en 1972, pero si se ve que desde el principio empiezan a llegar estas corrientes, algunas de las cuales vienen del sinarquismo. Creo que la parte religiosa es una cuestión de cada quien: no importa si son judíos o musulmanes, en el PAN todo cabe, pero hay que deslindar lo que es la convicción religiosa de lo que es la convicción política. En ese sentido también es rescatable Gómez Morín.

El libro se presentó el jueves pasado en el Centro Cultural Bella Época, con los comentarios de Emilio Zebadúa, Alonso Lujambio, Francisco Gil Díaz y la autora. Moderó Martí Soler.

 
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