Usted está aquí: domingo 26 de octubre de 2008 Política INM: al menos 6 mil chihuahuenses que vivían en EU regresaron al país

■ Por la crisis, baja 37.5% la cifra de indocumentados que buscan ingresar a la nación vecina

INM: al menos 6 mil chihuahuenses que vivían en EU regresaron al país

■ Desconoce el instituto si migrantes se quedarán en sus comunidades o viajarán a otros estados

Rubén Villalpando (Corresponsal)

Ciudad Juárez, Chih., 25 de octubre. Al menos 6 mil chihuahuenses que radicaban en Estados Unidos regresaron a sus comunidades de origen, informó la delegada regional del Instituto Nacional de Migración (INM), Julieta Núñez González.

Empero, dijo, “no se sabe si los chihuahuenses volvieron para incorporarse al programa de repatriación, si permanecerán en la entidad o se desplazarán a otras partes del país”.

La funcionaria recordó que dicho programa “apoya a quienes vuelven derrotados, y el Servicio Nacional de Empleo busca fuentes de trabajo para ellos. Por su parte, la Secretaría de Educación Pública revalida estudios y certifica sus habilidades para facilitar su reinserción”.

Agregó: “la recesión económica mundial y las medidas de seguridad interna en Estados Unidos han ocasionado una baja de 37.5 por ciento en el número de indocumentados que ingresan anualmente a ese país, y en consecuencia disminuyó el número de detenciones 61.7 por ciento en el año fiscal 2007-2008”.

Según Núñez González, “el INM ha recibido este año 41 mil 299 repatriados por la frontera de Chihuahua, 39 mil 31 de ellos por Ciudad Juárez, 2 mil 266 por Ojinaga, y el resto por Puerto Palomas”. Sin embargo, la cifra es menor a la reportada en 2007, cuando se computaron 67 mil 770 nacionales, la mayoría originarios de entidades del centro y sur del país.

En contraste, estadísticas de la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos –que comprenden los últimos 15 meses– indican que por esta frontera hubo 65 mil 632 deportaciones.

Para evitar la entrada de indocumentados, el gobierno estadunidense construye en la línea divisoria de El Paso, Texas, un muro de 20 kilómetros de largo, de la llamada Mojonera uno, frente a la empresa Asarco, a la orilla del río Bravo, a la altura de la colonia Felipe Ángeles del lado mexicano.

La estructura de acero, de 5.5 metros de alto, consta de tubos metálicos rellenos de cemento separados entre sí, cubiertos de malla doble reforzada con una barrera vehicular de metro y medio, como las ya levantadas en la frontera de Santa Teresa y Columbus, Nuevo México.

La valla ha dado lugar a más de 10 demandas, entre ellas una de la tribu Tigua, que vive en el poblado de Ysleta –vecino a Ciudad Juárez–, la cual rechaza la construcción, porque daña la ecología y se interpone a sus costumbres de más de 300 años, previas inclusive a que se hiciera la división.

Carlos Hisa, integrante y vicegobernador de la tribu, manifestó que los Tigua explicaron su oposición sobre el muro tanto a las autoridades del Departamento de Seguridad Interior como a los constructores de éste, porque la estructura deshonra las costumbres y creencias religiosas e interfiere con las ceremonias en el río Bravo, cuya agua es sagrada para este pueblo.

 
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