Balance de la Jornada
■ En el futbol mexicano hasta el viento tiene miedo
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Desolación de Miguel Calero (Pachuca) por la caída ante Toluca
Foto: Reuters
Diría un nuevo refrán futbolero: “No tiene la culpa Eriksson, sino el que lo hace técnico de la selección nacional”.
Y es que cualquiera en sus cabales –después de haber fracasado con Inglaterra–, habría aceptado una atractiva oferta económica de una selección de tercer mundo para disputar tres boletos y medio en la zona futbolística más pobre. Negocio sin riesgos.
Porque Sven-Goran nada ha hecho, mas que acudir puntualmente a los estadios y mostrar avances en sus clases de español. Eso de ganar tres partidos como local se puede conseguir –como dijo un clásico– hasta dirigiendo por teléfono. Lo realmente difícil, y eso entre comillas en esta primera fase eliminatoria, son los partidos de visitante.
Y el sueco no sólo entrega un mísero punto de seis posibles, sino que evadió su responsabilidad al achacar miedo a sus pupilos.
El síndrome del Jamaicón Villegas ha tomado nueva forma. Si antes se extrañaba a la tierra en demasía, ahora se podría filmar una nueva versión: Hasta el viento tiene miedo.
Todo empezó con el castigado Miguel Sabah –quien en la semana fue balconeado por su compañero Gerardo Lugo– al admitir que a los Cementeros les da pánico el uniforme amarillo.
Y Eriksson encontró entonces la mejor justificación a su falta de trabajo, a su incapacidad para dar forma a un equipo que se considera la mejor selección mexicana en la historia, por lo menos por el hecho de tener a tantos elementos en Europa.
Efraín Flores, temeroso desde su inestable banquillo en Chivas, también dijo que le daba miedo quedar eliminado, rumbo al partido del 19 de noviembre a realizarse en San Pedro Sula, donde el Tri suma ya 20 años sin conocer la victoria.
Así como está de verde la selección, más vale sacar el ábaco para entender que es justificado el temblor de Efraín: si el Tri pierde 0-3 y Jamaica se impone 5-0 al eliminado Canadá –ambos resultados probables, de acuerdo con lo observado–, a los dirigentes y las televisoras se les escapará el gran negocio de Sudáfrica 2010.
Por eso, una vez más, el miedo de los directivos.
Justino Compeán dice que se sienten defraudados, Antonio Leonardo (Jaguares) pide explicaciones, Álvaro Dávila (Morelia) exigirá un auxiliar para Sven y que convoque a olvidados, como Bofo Bautista, Sinha y hasta el Temo, mientras Alejandro Burillo (Atlante) le echó la pelota a su primo y ex socio Emilio Azcárraga, al afirmar que sólo le interesa el negocio de su televisora.
En más de miedo, éste a no perder, qué puede esperarse de un partido en el que los técnicos son Mario Carrillo y el Tuca Ferretti. Pues lo que resultó: un empate... y sin goles.
Pero lo que sí es censurable es que Carrillo haya separado del plantel al capitán Joaquín Velázquez por negarse a asistir a una plática con una “consejera” del timonel. “No quiero decir que se tratara de una limpia, pero eso no me gustaba”, explicó el jugador, lo que hizo recordar que Ricardo La Volpe consultaba sus alineaciones con una especie de vidente.
Y rumbo al clásico, sólo hay que mencionar que Flores y el Pelado Díaz tendrán otra semana de miedo.