■ Es un indicador de la desigualdad de oportunidades, revela encuesta nacional
Estancada, la movilidad social para la mitad de la población en México
■ La mayor escolaridad del sector femenino denota “enorme transformación” en las familias
Ampliar la imagen Destaca encuesta el optimismo de aquellos mexicanos que experimentaron una caída estrepitosa en la escala de bienestar económico: más de la mitad reporta “no haberlo percibido”. Imagen tomada en el DF Foto: Roberto García Ortiz
En años recientes la movilidad social de la mitad de la población ha sido insignificante, sobre todo en los extremos de la escala socieconómica, debido a que 48 por ciento de los mexicanos que nacieron en el quintil –grupos de 20 por ciento de la población, clasificada de acuerdo con su nivel estimado de ingresos– más pobre no ha logrado ascender de posición económica y 59 por ciento que nacieron en el rango más alto no ha descendido, revela la Encuesta de Movilidad Social en México 2006, auspiciada por la Fundación Espinosa Rugarcía (Esru).
Según el estudio aplicado en las 32 entidades a 7 mil 288 mujeres y hombres de todos los estratos económicos, México reflejó la menor movilidad económica en ambos extremos de la escala socioeconómica en relación con Chile, Estados Unidos, Reino Unido, Suecia, Finlandia, Noruega y Dinamarca.
La movilidad social se define como la posibilidad que tienen las personas para ascender o descender de posición en la escala de bienestar socioeconómico. Se dice que es absoluta cuando el ingreso de una persona sube o baja de un periodo a otro y relativa (como en la encuesta) cuando la posición que le da un determinado ingreso, con respecto al resto de la población, se modifica de un nivel a otro.
Además, la movilidad social es un importante indicador de la desigualdad de oportunidades (el grado en que las personas tienen acceso a bienes, como educación o riqueza).
El análisis arroja que los hogares en México son cada vez más pequeños y subraya que en 2006 el nivel de estudios del jefe de familia dejó de ser un factor importante para determinar el tamaño del hogar, esto a causa de la densidad poblacional en zonas urbanas, la eficacia de medidas de salud pública y la “exitosa” cam- paña de planificación familiar.
La encuesta refiere que la baja movilidad social se refleja también en el ámbito educativo, donde destaca que el acceso de los hijos a la educación está sumamente influenciado por la escolaridad de los padres: entre los hijos de padres sin estudios, sólo 7 por ciento completó la preparatoria; entre los hijos de mentores con estudios superiores, 86 por ciento rebasó este nivel.
Adicionalmente, indica, la escolaridad de las mujeres es muy superior a la de sus padres, lo que denota una “enorme transformación” en las familias y en los valores culturales de la sociedad.
El que los mexicanos tiendan a casarse con personas del mismo grado educativo es también un factor que influye en la movilidad social: menos de uno por ciento de las personas sin estudios contrajo matrimonio con personas con educación superior; más de 60 por ciento de los que cuentan con licenciatura o posgrado se casó con personas que alcanzaron por lo menos el mismo nivel.
En este sentido, concluye que pese a que los resultados generales demuestran que la movilidad social en nuestro país es baja, la percepción de la mayoría de los mexicanos es optimista: “entre aquellos que experimentaron una caída estrepitosa en la escala de bienestar económico, más de la mitad reporta no haberlo percibido e incluso 35 por ciento afirma haber ascendido”.