■ La cinta se estrenará a pocas semanas de las elecciones presidenciales en Estados Unidos
W, de Oliver Stone, calculada para pensar en la gestión de Bush
■ Nuestra intención no es juzgarlo; él y su gobierno hablan por sí solos, afirma el director
■ “Éste es el mayor reto que un actor puede tener en su vida”: Josh Brolin, protagonista
Ampliar la imagen Al centro, Oliver Stone, rodeado del cuadro de actores que participan en W y sus caracterizaciones. En el sentido de las manecillas del reloj: Thandie Newton (Condoleezza Rice), Scott Glen (Donald Rumsfeld), Bruce McGill (George Tenet); levantándose del asiento, Josh Brolin (George W. Bush), Jeffrey Wright (Colin Powell) y Richard Dreyfuss (Dick Cheney) Foto: Reuters
Los Ángeles, 11 de octubre. Estaba claro que el retrato que fuera a hacer Oliver Stone del presidente estadunidense George W. Bush en su nueva película iba a ser controvertido, dada la conocida tendencia del director. Stone decidió estrenar W en Estados Unidos a menos de tres semanas de que los ciudadanos de ese país elijan a un nuevo presidente: una maniobra calculada para llevar a los votantes a pensar sobre los ocho años recientes y el futuro.
La película es en parte drama, en parte sátira, pero el director de JFK y Minix asegura que no se trata de desangrar a Bush, y los críticos, por ahora, están de acuerdo. En Estados Unidos, el veredicto final de una de las películas más esperadas del otoño será el 17 de octubre.
“Sea quien sea el que gane las elecciones, el impacto de Bush ha cambiado el mundo”, dijo Stone.
“Este hombre nos ha dejado con tres guerras (Irak, Afganistán y contra el terrorismo) y el legado de los ataques preventivos”, apuntó.
“Estos son legados que perseguirán a su sucesor durante años. Es bueno para la gente, antes de las elecciones, pensar sobre quién eligieron hace años y dónde estamos ahora mismo como país”, añadió el ganador de tres premios Oscar.
Con Josh Brolin en el papel principal, W es una película poco habitual sobre un presidente en ejercicio hecha por un director cuyas cintas han sido criticadas por mezclar realidad y ficción. Sin embargo, Stone dice que se verá que no hace un retrato partidista, como sus detractores podían esperar.
“No ha sido nuestra intención ser maliciosos ni juzgar a George W. Bush y su gobierno; éste y él hablan claramente por sí mismos”, afirmó.
W muestra la transformación de Bush de chico privilegiado de una fraternidad que bebe en exceso a un religioso converso y de su ascenso de gobernador de Texas a presidente de Estados Unidos, así como sus decisiones en las semanas previas a la invasión de Irak, en marzo de 2003.
Basada en libros escritos por antiguos responsables en la Casa Blanca, Stone dijo que su guionista Stanley Weiser y él “aparcamos nuestra política en la puerta”.
Desdeño oficial
Por su parte, la portavoz de Bush, Dana Perino dijo que la Casa Blanca “tiene cosas mucho más importantes que hacer que comentar esta película ridícula”.
“La cinta intenta entender a Bush y convertirlo en un ser humano”, afirmó el director. “He intentado ser justo y equilibrado y no tomar partido”, apuntó.
La relación del aún mandatario con su padre, el ex presidente George H. W. Bush, es un elemento central. En la película se cuentan los días del hijo como la oveja negra de la dinastía y reconstruye sus reuniones con asesores políticos y militares antes de la invasión a Irak.
Precisamente, Irak proporciona la mayor parte de las sátiras: Bush compara las nuevas normas sobre torturas en Guantanamero con los ritos de iniciación en su fraternidad.
Brolin, que consigue imitar el fanfarroneo y el encanto del presidente, dijo que dudó a la hora de aceptar el papel, pero que al leer el guión se emocionó y entristeció, y acabó animándose ante lo que calificó del “mayor reto que puede tener un actor en la vida”.
“Bush es una personalidad exagerada (...) Hemos intentado crear un drama con la realidad de esas exageraciones, pero no creo que sea burla”, indicó Brolin.