■ Ha colapsado la confianza en las grandes firmas del ramo, asevera el FMI en Washington
Países en desarrollo sufren efecto contagio de crisis financiera global
■ Caerán en la pobreza 100 millones de personas de esas naciones al término del año: Zoellick
■ La situación exige una respuesta rápida, amplia y coordinada, señala el brasileño Mantega
Ampliar la imagen El secretario de Hacienda, Agustín Carstens, y el presidente del Banco Mundial, Robert Zoellick, en la sede el Fondo Monetario Internacional Foto: Ap
Washington, DC, 11 de octubre. La magnitud de la crisis que carcome los sistemas financieros de los países industrializados escaló este sábado con la confirmación de que las naciones en desarrollo comenzaron a sufrir un “efecto contagio”, mientras el Fondo Monetario Internacional (FMI) declaró hoy que la confianza en las grandes firmas financieras del mundo “ha colapsado”.
En los países en desarrollo 100 millones de personas caerán en la pobreza al término de este año, como consecuencia del alza en el precio de los alimentos y el combustible, anticipó Robert Zoellick, presidente del Banco Mundial. Esto implica un retroceso de siete años en los avances logrados para combatir este flagelo. Otras 40 millones de personas sufrirán de desnutrición, lo que aumentará al cifra de personas subalimentadas a 970 millones de personas, añadió. Insistió en que además de la emergencia financiera sea atendido el impacto en el desarrollo de la crisis en los sistemas bancarios de las naciones desarrolladas.
Los mercados emergentes no son inmunes a la tensión: Paulson
“La idea de que la crisis en los países avanzados no va a afectar al mundo en desarrollo ya fue superada”, afirmó Guido Mantega, ministro de Finanzas de Brasil, quien preside este año el Grupo de los 20 (G-20), que reúne a países avanzados y en desarrollo –entre ellos México–, después de una reunión del bloque con el presidente estadunidense George W. Bush y los jefes de los organismos financieros internacionales.
A medida que pasan los días “la crisis se agrava”, dijo Mantega esta noche. “La profundización de la crisis exige una respuesta rápida, amplia y coordinada”.
La sesión de este sábado, intensa en negociaciones al más alto nivel para tratar de armar una estrategia antes que los mercados financieros vuelvan a operar el lunes, inició con una declaración del presidente George W. Bush de que la crisis actual “amenaza la prosperidad de Estados Unidos” y con un llamado a una acción coordinada con las otras naciones para enfrentar la emergencia.
Más tarde, el secretario del Tesoro estadunidense, Henry Paulson, aseguró que los “mercados emergentes”, la forma en que en la jerga económica de los últimos años se nombra a los países en desarrollo, “no son inmunes a la tensión financiera”, por lo que los gobiernos deben poner en práctica políticas que permitan un “crecimiento no inflacionario”.
En el mismo sentido, Dominique Strauss Kahn, director gerente del FMI, consideró que en los países en desarrollo la prioridad en este momento para los gobiernos es balancear “el crecimiento y los riesgos de inflación”, mientras realizan ajustes para hacer frente al alza en el precio de alimentos y combustibles.
Piden coordinación de políticas a ambos lados del Atlántico
“Mirando hacia delante, la combinación de la restricción crediticia, el alza en las tasas de interés internas y una desaceleración de la economía mundial pueden restringir la oferta del crédito y llevar al incumplimiento de pagos a un gran número de países emergentes”, aseguró Strauss Kahn al hablar ante el Comité para el Desarrollo, la instancia de interlocución entre el FMI y el Banco Mundial, en el marco de la asamblea anual de ambos organismos.
Esta insistencia en la coordinación de políticas a ambos lados del Atlántico para enfrentar la ruptura de los circuitos de crédito fue la idea principal de los gobiernos del G-7 y de las instituciones financieras, ante el reconocimiento de que la estructura financiera del mundo se ha vuelto tan frágil como no se anticipaba hace apenas un mes.
Los acontecimientos de los últimos días, que van desde el desplome en el valor de los mercados financieros, a la nacionalización de bancos en Inglaterra y Estados Unidos y, por primera vez en la historia, la quiebra de un país, Islandia, llevó a decir a Strauss Kahn que la “confianza en las instituciones financieras ha colapsado e impedido el funcionamiento de los mercados de crédito”.
También se escuchó aquí la voz de China, la potencia emergente, y dueña de los mayores fondos de liquidez en el mundo –el bien más preciado en momentos de total astringencia crediticia.
“La capacidad de resistencia de las economías de países en desarrollo está a prueba”, dijo Yi Gang, subgobernador del banco central chino, durante un encuentro de los gobernadores de bancos centrales de 185 países realizado hoy. “El impacto de la crisis en la economía real es peor de lo anticipado y la recuperación será más lenta y difícil”, dijo el funcionario chino, cuyo país es hoy uno de los pocos en el mundo –quizá las petromonarquías del Golfo Pérsico también– que tienen en exceso la liquiez que hace falta al norte industrializado.
Es imperativo, añadió Yi, que las mayores economías avanzadas se coordinen y pongan en práctica lo más pronto acciones para rescatar a sus sistemas financieros para facilitar la recuperación de la economía mundial. “Sin embargo, debemos evitar que esa inyección de liquidez derivada de esas acciones de emergencia no se convierta en una fuente de inflación en el mediano y largo plazo”, agregó.
Precisamente, la puesta en práctica de acciones coordinadas en ambos lados del Atlántico para contener la sangría de dinero de los mercados financieros ocupó el día de las delegaciones del Grupo de los 7 (G-7) países avanzados (Estados Unidos, Canadá, Japón, Inglaterra, Alemania, Italia y Francia) y las instituciones financieras multilaterales.
El presidente Bush, quien en tres meses dejará la Casa Blanca, dijo por la mañana, en una reunión con los ministros de Finanzas del G-7, ofreció una “respuesta global” a la crisis de crédito que llevará a un camino de estabilidad y crecimiento “de largo plazo”.
Como a lo largo del día hicieron el FMI y ministros de finanzas de naciones desarrolladas, no hubo en el discurso del presidente de Estados Unidos una enumeración de acciones concretas para contener la crisis que ha congelado el crédito en el sistema financiero internacional y que, sólo en la última semana, redujo en una quinta parte el valor de la bolsa de Nueva York. Esa pérdida equivale a 2.5 billones (millones de millones) de pesos, poco más del doble del producto interno bruto de México, que es de 1.1 billones de dólares.
El FMI, por su parte, insistió en la necesidad de que las acciones para enfrentar la crisis “sean coordinadas” entre Estados Unidos y Europa, aunque por ahora las propuestas no han logrado llegar al detalle, que es lo que esperan los mercados financieros.