Usted está aquí: lunes 6 de octubre de 2008 Opinión Aviano y la amenaza nuclear

Carlos Fazio

Aviano y la amenaza nuclear

Zugliano, Italia. Emplazada al pie de los Alpes Dolomitas en el noreste de la península italiana, la base militar de Aviano, bajo control de la Fuerza Aérea de Estados Unidos desde mediados de los años 50, se erige en la actualidad como uno de los bastiones del Pentágono ante un eventual recalentamiento de la guerra fría en Europa.

En los tres últimos lustros, la base de Aviano ha estado involucrada en la primera guerra del golfo Pérsico; en las misiones de castigo de los bombarderos de Estados Unidos y la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) contra Serbia, Montenegro y Kosovo, que llevaron al desmembramiento de la ex Yugoslavia por la alianza occidental; en las operaciones punitivas contra Somalia, y en las ocupaciones neocoloniales de Afganistán e Irak. Además, según el investigador estadunidense W. Arkin, Aviano es la base atómica más grande del Pentágono fuera de Estados Unidos, con 45 cabezas nucleares (tipo 50 B61).

Precisamente este año, a raíz de los cambios geopolíticos derivados del nuevo estatus de Kosovo (que transformó su autonomía de facto en una independencia de jure) y de la aventura militarista de Georgia contra Osetia del Sur, con apoyo estadunidense, que recibió una contundente respuesta de Rusia, revivieron los fantasmas de una tercera guerra mundial nuclear, lo que ha sido reforzado en meses recientes con el emplazamiento del escudo balístico misilístico (BMD) del Pentágono en Polonia y la República Checa, bajo el silencio cómplice de la Unión Europea. Como advirtió en agosto pasado el subjefe del estado mayor ruso, Analoli Nogovitsyn, eso convierte a Polonia y la República Checa en objetivos militares. Pero también a Italia, ubicada en la periferia inmediata del teatro de operaciones de los Balcanes y del Cáucaso.

Cabe recordar que desde comienzos de la llamada guerra fría entre este y oeste, que emergió tras los “acuerdos” de Yalta y que dejara dividida a Europa en dos zonas de influencia, con una línea que iba de Stettin (Polonia) a Trieste (Italia), y con la posterior fundación de la OTAN (1949), Italia fue considerada un punto de importancia geopolítico militar de la alianza atlántica y un “portaviones terrestre” de Estados Unidos para el Mediterráneo y Europa central, papel revitalizado en los últimos años, durante la “guerra global” emprendida por la administración de George W. Bush contra los enemigos míticos del imperio (el “terrorismo”, el eje del mal) y los estados canallas.

Además de la base de Aviano en la región del Friuli, cuartel general de la 16 fuerza aérea del Pentágono y asiento de 8 mil 500 efectivos (incluido personal administrativo, de comunicaciones, ingeniería y logística), Italia aloja en Nápoles a la poderosa cuarta flota de Estados Unidos (3 mil 500 militares) y es sede de una nueva base militar de Washington en la norteña ciudad de Vicenza, donde está estacionada la 173 brigada aerotransportada, dotada con 50 tanques M1, 85 tanques acorazados, morteros pesados, dos núcleos de aviones Predador, lanzamisiles MRLS y otras armas.

La naturaleza belicista, intervencionista y saqueadora de la Casa Blanca, que responde a los intereses geoestratégicos del complejo militar industrial, que abarca grandes corporaciones del ramo de los hidrocarburos, acaba de ser revitalizada a finales de septiembre con el lanzamiento de un nuevo brazo del Pentágono, el Comando Militar para África (Africom), encubierto bajo presuntos programas de ayuda humanitaria.

En ese contexto, el 28 de septiembre cientos de pacifistas provenientes de 23 países del orbe, convocados por el Centro Ernesto Balducci de Zugliano para participar en el cuarto Encuentro Internacional Territorio y Vida, se apostaron frente a la base militar de Aviano, y provistos con “banderas de paz” con los colores del arcoiris y carteles contra la guerra, realizaron un mitin de protesta por la existencia de bases de Estados Unidos y de la OTAN en territorio italiano provistas de armas de destrucción masiva. Como dijo uno de los oradores, Pierre Kabeza, de la República Democrática del Congo, “estamos aquí para condenar a los señores de la guerra, a los planificadores del mal, dirigidos por el máximo terrorista internacional, George W. Bush”.

 
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