El tricolor reconquista al IFE
Ampliar la imagen Vigilancia militar en las bodegas donde se encuentran las boletas de la eleccion de 2006 Foto: Cristina Rodríguez
El Partido Revolucionario Institucional (PRI) por fin ha recuperado a su hijo pródigo. Después de 12 años y cuatro comicios federales en que el Instituto Federal Electoral (IFE) estuvo bajo el control de fuerzas ajenas al antiguo partido de Estado, el organismo electoral hoy ha regresado a casa.
Habría que recordar que originalmente la creación del IFE en 1990 no se hizo con el propósito de profesionalizar o independizar la organización de las elecciones, sino con el objeto de limpiar la cara de aquel régimen emergido del fraude de 1988. En esa coyuntura, el PRI y el Partido Acción Nacional (PAN) se aliaron para crear un engendro institucional que se vendió como organismo autónomo, pero que en realidad nunca buscó serlo. El secretario de Gobernación presidía el consejo general, la mayoría de los lugares en éste eran controlados por el PRI y los “consejeros magistrados” que formaban parte del consejo eran todos propuestos por el presidente de la República. El nacimiento del IFE fue entonces producto de la simulación.
La situación cambió a partir de 1996 porque el PRI cometió el “error” de permitir el nombramiento de un grupo de jóvenes consejeros que nunca dudaron en defender sus principios democráticos al confrontar los intereses del régimen del partido de Estado. Jaime Cárdenas, Jesús Cantú, Emilio Zebadúa, Juan Molinar y Alonso Lujambio rápidamente formaron el famoso “pentágono”, conjunto que logró vencer las posiciones más conservadoras o “conciliadoras” que caracterizaron a sus colegas consejeros que habían llegado al cargo como propuestas del PRI.
En los nombramientos de los consejeros de 2003, el Revolucionario Institucional perdió de nueva cuenta, ya que la mayoría de las personas que colocó en el consejo terminaron respondiendo más a los intereses de Elba Esther Gordillo que a los del partido. Una vez más los intereses priístas fueron desplazados en el seno del árbitro electoral.
Hoy, sin embargo, parece que el PRI finalmente saboreará los frutos de la victoria. Un nuevo “pentágono” está tomando forma, en esta ocasión bajo la influencia del viejo partido de Estado. Por su fidelidad a esta causa, los consejeros Virgilio Andrade y Marco Gómez recibieron el premio de terminar sus nombramientos originales hasta 2010. Les acompañan los consejeros Marco Baños y Francisco Guerrero, vinculados con Manlio Fabio Beltrones y Emilio Gamboa, respectivamente. A ellos hoy se les suma el consejero presidente Leonardo Valdés para completar el elenco del nuevo bloque dominante.
La semana pasada tuvimos indicadores contundentes de las funestas consecuencias de esta nueva correlación de fuerzas. El “nuevo” IFE hizo gala de su parcialidad y falta de profesionalismo al realizar una selección sesgada de casos para resolver e imponer multas arbitrarias e inequitativas. Tanto la exagerada multa al PRD como la sanción al PAN carecen de una argumentación jurídica sólida o una individualización precisa de las faltas cometidas.
En cambio, el PRI salió casi ileso con una sanción menor. Los consejeros también mandaron un claro mensaje de impunidad al dar un carpetazo irresponsable a las quejas contra la intromisión ilegal del Consejo Coordinador Empresarial.
El IFE de ninguna manera logró “cerrar el expediente de 2006”, ya que todavía existen casi 200 casos pendientes de aquel proceso electoral. Entre otros, todavía están por resolver las quejas en contra de Vicente Fox y el PAN por la masiva campaña mediática del gobierno en favor de Felipe Calderón, así como las impugnaciones por la utilización del correo electrónico por servidores públicos federales para denostar a López Obrador.
Los consejeros también se han negado a utilizar sus nuevas facultades de investigación de información bancaria, fiduciaria y fiscal para llegar al fondo del financiamiento irregular tanto de las campañas como de la propaganda televisiva de 2006.
El colofón ha sido el nombramiento por el nuevo “pentágono” de Marco Antonio Baños como presidente de la “supercomisión” de Capacitación y Organización Electoral, lo cual sin duda pone en riesgo las elecciones de 2009. Baños es uno de los “dinosaurios” de la institución; ha laborado allí desde 1990, y es muy cercano tanto a Felipe Solís Acero como al mismo Beltrones.
Durante el proceso electoral recientemente inaugurado, el titular de esta comisión tendrá poderes similares a los del mismo consejero presidente, ya que estará a cargo de los detalles más delicados de la elección, desde la impresión y resguardo de las boletas electorales hasta la capacitación de los funcionarios de casilla. También habría que recordar que tres de las otras comisiones más importantes (del Registro Federal de Electores, de Quejas y Denuncias, y el Comité de Radio y Televisión) son presididas por consejeros pertenecientes al mismo grupo de consejeros filopriístas.
Tanto el PRD como el PAN fueron claramente chamaqueados. El desesperado “exhorto” promovido por estos partidos el jueves pasado en la Cámara de Diputados, exigiendo mayor imparcialidad al árbitro electoral, no es sino una patada de ahogado de quienes con su participación en la selección de los nuevos consejeros son los únicos responsables de que el IFE todavía no cuente con la independencia y pluralidad necesarias para recuperar la legitimidad perdida.