Usted está aquí: domingo 5 de octubre de 2008 Cultura Herejías, franco cuestionamiento de Pedro Meyer a la ortodoxia

■ No busco sustituir convencionalismos, sino avanzar sobre las ideas, explica el fotógrafo

Herejías, franco cuestionamiento de Pedro Meyer a la ortodoxia

■ La exhibición se presenta de manera simultánea en varios países, y en cada sitio la curaduría varía según la cultura

■ Mis imágenes no corresponden con la realidad, sino con mis sueños, dice

Arturo Jiménez

Ampliar la imagen El artista, quien aborda la tecnología sin pudor a la hora de crear, durante la inauguración en el Centro de la Imagen, ayer El artista, quien aborda la tecnología sin pudor a la hora de crear, durante la inauguración en el Centro de la Imagen, ayer Foto: José Antonio López

No se sabe si es impaciente, pero lo cierto es que al fotógrafo Pedro Meyer siempre le ha dado por no esperar pasivamente a que la realidad se digne regalarle, o sugerirle, imágenes para que él pueda atraparlas con su cámara. En cambio, este “hereje” antiortodoxias parece no experimentar pudores para valerse de los siempre cambiantes recursos tecnológicos, como los digitales, que él explora con pasión.

Pero, para crear las fotografías que le han dado un reconocimiento, no sólo nacional, sino internacional, Meyer recurre sobre todo a sus sueños, a su imaginación y a su memoria, como queda claro en la exposición mundial Herejías, una especie de retrospectiva por los 50 años como creador de este artista que, para el caso de México, puede apreciarse desde ayer sábado en el Centro de la Imagen y, a partir del día 15, en el Museo de Arte Carrillo Gil.

Es decir, para regocijo del fotógrafo, por estos días sus imágenes heréticas se multiplican no sólo en México, sino en 60 espacios de exhibición simultánea de decenas de países, cada una con su propia curaduría (selección de obras y temas), lo que amplía aún más las posibilidades de interpretación de su trabajo.

Además, Meyer y sus muchos colaboradores herejes, mexicanos y extranjeros, han llevado este espíritu de diversidad y de instauración de nuevos paradigmas a las propias museografías de los espacios del mundo en que se presentan sus trabajos, además de a los catálogos y hasta a la presentación en Internet, como si fueran productos de una misma raíz individual, pero con múltiples ramificaciones, en la lógica de los trabajos colectivos y multidisciplinarios.

Por lo pronto, en el Centro de la Imagen, entre fotos de gran formato, videodocumentales en una pantalla gigante, pequeños monitores y computadoras, podrá apreciarse a un niño de Bangladesh sobrevolando Tokio en un triciclo-avión de papel, o a un ángel tentado por una chamana, o a un santo flotando por las calles de Oaxaca, o la misma foto El hereje, luz atrapada por Meyer en 1975, en Texcoco.

No sustituir, sino avanzar

Ver para no creer, fue el subtítulo de la invitación de la apertura de Herejías, que permanecerá hasta el 25 de enero de 2009 y sobre cuyo título Meyer reflexiona en entrevista con La Jornada: “Si a la palabra herejías se le quita el aspecto religioso, se refiere a un cuestionamiento de la ortodoxia”.

–¿Es una disidencia?

–No necesariamente. Es más bien el cuestionar la ortodoxia, el “así se hacen las cosas, así siempre se han hecho, así se deben de hacer”. Pero de ahí viene la pregunta: ¿Y por qué?

–¿Ese cuestionamiento es tanto para la captación de las imágenes como para su montaje en exposiciones?

–Para todo. Es la captación de la imagen, hacerla; cómo circulan las imágenes, cómo se presentan y cómo se distribuyen; quién es tu audiencia y dónde está. Es todo.

–¿Habrá conciencias tradicionales o convencionales que se incomoden con sus herejías?

–No necesariamente, porque no se trata de sustituir, sino de avanzar sobre las ideas. Por ejemplo, que se inaugurara simultáneamente en tantos lugares del mundo es la primera vez que se hace en la historia. La razón es que cada sitio tiene una exposición distinta, y eso representa que hay una diversidad de criterios. Entonces, se empieza a reflexionar sobre cuál es el bueno, y te das cuenta de que no necesariamente hay uno sólo, sino que hay muchos buenos y distintos.

El poeta y el fotógrafo

–¿Cuáles son sus herejías no convencionales para el caso concreto de la creación de imágenes?

–Por ejemplo, en el asunto de cómo se crea una imagen en la computadora, o en cómo se puede hacer una representación visual de algo que corresponde a un sueño. Es decir, lo que el poeta ya ha hecho, antes no lo podía hacer el fotógrafo porque tenía que estar atado a lo que estaba frente a la cámara.

“Y en el momento en que esa realidad la puedo trascender y aumentar con aquello que yo decido por las razones creativas que me vienen en mente, entonces puedo hacer imágenes que no responden a lo que estaba ocurriendo en ese momento sino a lo que está en mi memoria. El otro día yo decía a alguien que ya no hago fotos con mi cámara sino con mi memoria”.

De esta singular exposición, Meyer destaca que “no es este el final de la respuesta, sino una respuesta. Eso cambia mucho todo y varía cuando se tiene una exposición que se presenta de manera diversa en Pakistán, Bangladesh o China, adonde voy a ir en unos días, porque el principal museo chino va a tener por primera vez a un artista extranjero.

“La selección de las fotos en China no tiene nada que ver con la de aquí, porque está hecha a partir de sus propios puntos de vista culturales o ideológicos. Ellos, por ejemplo, no ponen ningún desnudo, lo que es su derecho.

“Lo de un traje a la medida de todos es un supuesto que no se sostiene. Y hoy, gracias a todos los recursos tecnológicos que tenemos, podemos hacerlo distinto.

“Antes era muy difícil poderlo hacer. Por ejemplo, esta simultaneidad entre muchos museos del mundo es muy significativo y un cambio de paradigmas.”

 
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