■ Celebra el ex rebelde Johnny Laboriel 50 años de trayectoria
“No soy luz de bengala, que brilla y luego se lo lleva...”
“Mira mis zapatos. ¿De qué color son? Negros, claro. Ahora, ¿de qué color soy yo? ¿Quién está más negro? Los zapatos. Con eso quiero decir que el color de mi piel no ha sido problema para mí, pues en México nunca he sido discriminado. Tanto así, que este año cumplo 50 de rocanrolero”, expresó Johnny Laboriel ofrecerá un concierto-festejo por su trayectoria artística el 19 de septiembre, en el Radisson Hotel Flamingos, de avenida Revolución,
Laboriel (Distrito Federal, 9 de julio de 1942) se integró en 1958, a los 16 años, al grupo de rock and roll Los Rebeldes del Rock.
Luego de grabar algunos discos sigue como solista.
Participó en el coro de Televisa, en Estrellas Palmolive, Baile con Vanart, Estrellas musicales Musart, Cita musical con Emilio Tuero, Max Factor, Las estrellas y usted, Impactos Cuervo, Los polivoces, Viruta y Capulina, entre muchos, muchos más.
A la rueda de prensa llegó echando relajo, consabido modo entre la prensa de espectáculos. Se subió a un piano para las fotos. Bocabajo dijo: “Así, como si fuera Niurka”, y con los labios hizo una coliflor; las risas se escucharon por doquier. “Estamos en esta convocatoria y con boca”, y volvió a hacer como si la hortaliza bucal pidiera un beso. Algunas mujeres se hicieron para atrás.
Arte y Toficos
“Johnny Laboriel está cumpliendo una trayectoria de 50 años –dijo de sí en tercera persona–. Comenzó en el 58, pero empezó a cantar antes en un programa que se llamó Arte y destreza, Toficos qué ricos (dulces pequeños que se regalaban a los niños hasta en las tortillerías). Me metí en Televicentro y, sobre todo, quiero pedir un aplauso para Dios porque cumplo 50 años sin escándalos.
“También estoy cumpliendo 37 años de portarme bien; la nueva generación no conoce al Johnny Laboriel escandaloso. ¡Un aplauso para él (para Dios)! En este lugar voy a hacer lo que siempre he hecho: un espectáculo que funcione. Yo ya no soy nostalgia, porque gracias a Dios, Johnny Laboriel no es un artista luz de bengala, que brilla tantito y se lo lleva la…” Evitó la rima imperfecta.
Cantará sus éxitos, de los cuales tiene más de 70, como Rock del angelito y Siluetas. “Celebro 50 años de resistencia y no de velocidad; sigo haciendo las cosas simples, con mi rocanrol, con mi comedia improvisada y chistes limpios”.
Aseguró que, en 50 años, su show nunca ha fracasado. “No habrá sorpresas”, advirtió. “Yo pasé todas las broncas gruesas del 19 de septiembre de 1985, en Tlatelolco, pues viví en el edificio 16. Ese día, también Roberto Cantoral eligió a un ídolo para que cantara su composición sobre lo que pasó por los sismos, en la que habla de que estamos aún de pie, como los árboles.
“Les juro ante Dios y ante Walter Mercado que no he cantado ese tema hasta hoy, y no creo en la muerte. Muchos a quienes se les destrozó el cuerpo ese 19 de septiembre van a estar en mi concierto. Los mexicanos vemos la muerte de una forma maravillosa. Invité a mis cuates: Angélica María, Enrique Guzmán, César Costa, Alberto Vázquez, pero los ídolos tienen un problema: es viernes y la mayoría tiene chamba.
“Pero sí quiero decir que mejor invito al público, porque sí se llena van a decir que fue por ellos, los ídolos, y no quiero causar mala impresión. ¿Los Carreón? ‘Que las cherechas echtán madurach echo lo che’. Somos una familia. Acabamos de estar en Monterrey en un caravanón tremendo, con Julissa, Roberto Jordán… yo sólo pude cantar 15 minutos.”
—¿Cómo ha sido ser un cantante negro de rock en México?
—Repite esa pregunta. Primero quiero que definas la palabra daltonismo. Mira –ordenó, apuntando con el índice a su zapato de color oscuro. Claro, está más negro el zapato. En Estados Unidos dicen devil brown man y en México negro tizón del infierno.
“No, fíjate que ser café, de color piel apiñonada, sepia… no, el color no me ha afectado en nada. Nací en la Calzada de la Piedad número 25 y nunca he recibido discriminación racial; al contrario, ser diferente de los demás me hace el negrito de Los Rebeldes, pero nomás dile negro a Kalimba y te rompe la madre.
“Creo que el arte es espiritual, no corporal. Mi voz no tiene edad”, para probarlo lanzó un do de pecho. “Reto a Plácido Domingo a que lo haga. Sobre el color, hay que ver lo que no se ve, no lo que se ve.”
El programa lo integran también el humorista Jaime Rubiel, Hedí Ramos y Armando Moreno, con su show de swing.
Informes: 5723 2946 y 47. Cóver 400 pesos