■ Santiago Nieves y Enrique Lira compitieron con más de 287 jóvenes de 76 naciones
Plata y bronce para 2 alumnos del IPN en olimpiadas de informática
■ Egresados del Cecyt 9, dedicaron dos años de su vida para ir al concurso de ciencias más reconocido en el mundo
■ Su éxito, “gracias a que el Poli es una institución pública y barata”
Ampliar la imagen Rodrigo Santiago Nieves y Enrique Lira Vargas, estudiantes del Instituto Politécnico Nacional ganadores en la 20 Olimpiada Internacional de Informática Foto: Cortesía IPN
Hasta hace un par de años, Rodrigo Santiago Nieves y Enrique Lira Vargas mantenían cada uno su propio camino, sus propios objetivos. Sin embargo, la informática los hizo converger en un mismo proyecto: competir en la 20 Olimpiada Internacional de Informática –uno de los concursos de ciencias más reconocidos en el mundo–, celebrada del 16 al 23 de agosto en El Cairo, Egipto.
Egresados del Centro de Estudios Científicos y Tecnológicos No. 9, Juan de Dios Bátiz Paredes, del Instituto Politécnico Nacional (IPN), y ahora alumnos de la Escuela Superior de Cómputo de esa casa de estudios, ambos triunfaron en ese certamen en representación de México, donde compitieron con 284 jóvenes de más de 76 países.
A sus 17 años, Enrique ganó medalla de plata, mientras Rodrigo, de 18, obtuvo la de bronce. Ahora son amigos, tienen proyectos conjuntos y un objetivo común: convertirse en profesionales “altamente capacitados y con formación científica” en informática, para que su conocimiento redunde en beneficio del país.
Dos años atrás sus vidas cambiaron. Un profesor de la voca notó la capacidad de Enrique para la computación y, mediante una llamada telefónica, lo animó a participar para llegar a las olimpiadas regionales en la materia, mientras Rodrigo se enteró e inscribió gracias a una exposición de carteles en su escuela.
Debido a sus conocimientos e ímpetu, los jóvenes fueron seleccionados para participar en el certamen regional, en representación de la Vocacional 9. Durante dos años recibieron entrenamiento y capacitación impartida por profesores del IPN. Así, triunfaron en todas las etapas: regional, estatal y nacional, además de un proceso preselectivo para acceder –junto con dos estudiantes de Guanajuato– a la olimpiada mundial en la materia, organizada cada año por el Comité Internacional de Informática.
“Estoy muy feliz; es un gran logro, ya que la competencia estuvo muy dura. Resolvimos problemas matemáticos utilizando la computadora, y hasta hicimos un crucero por el río Nilo”, señaló Enrique, quien vive con sus padres, hermana y sobrina en la colonia Guerrero, de la delegación Cuauhtémoc, en ciudad de México.
Aseveró que su éxito es “gracias a que el IPN es una institución pública que le resulta relativamente económica para los ingresos de muchos, por lo que no es difícil pagarla, además de que su calidad no está en duda”.
Mencionó que su hermana mayor también estudia en el IPN, en la Unidad Profesional Interdisciplinaria de Ingeniería y Ciencias Sociales y Administrativas.
“Ganar la plata me hace muy feliz, el esfuerzo fue muy grande. ¡Está excelente! Dimos nuestro mejor esfuerzo”, dijo. Tras la experiencia se dio cuenta de que los estudiantes mexicanos cuentan con un buen nivel y capacidad para competir con jóvenes de otras naciones, incluidas las desarrolladas.
Refirió que haber ganado la medalla de plata para México no será su último objetivo, sino in incentivo para “continuar mis estudios y seguir ganando más concursos; sé que hay de este tipo a nivel superior, y ése es mi proyecto”.
Por su parte, Rodrigo emprendía todos los días el viaje desde su hogar, en la colonia 20 de Noviembre, de la delegación Venustiano Carranza, hasta las inmediaciones del Metro Popotla para asistir al bachillerato del IPN; durante dos años tomó los cursos de preparación para participar en las olimpiadas de informática. “Ahora puedo asegurar que el cómputo es mi pasión”, subrayó.
Informó que es la primera vez que representantes mexicanos ganan más de una medalla en esta olimpiada internacional de conocimientos sobre informática.
“Me siento muy feliz por este logro. La experiencia que adquirí con la competencia es invaluable por la cantidad de conocimientos que se aplicaron en las diversas fases del concurso y por las emociones y vivencias que pasaron antes y durante las olimpiadas”, aseguró.
Sin poder ocultar su alegría por participar en una competencia a la que asisten los mejores estudiantes de todo el orbe, Santiago Nieves expresó: “me gusta la competencia; es raro, pero lo que empezó con una llamada de invitación a Enrique y mi curiosidad sobre una exposición fue lo que nos llevó a esto, que se ha convertido en una pasión por al menos los dos últimos años”.
Aunque estudiaban en la misma institución, Enrique y Rodrigo no se conocían, pero el afán de conocimientos logró unirlos, acercarlos y ahora “trabajamos muy bien en equipo; ya somos muy buenos amigos”, expresó Rodrigo.
Segundo de cuatro hermanos, afirma que su familia lo apoyó en todo momento y, al igual que él, “están muy felices”. Recordó que el pasado domingo, cuando llegaron de su travesía académica por El Cairo, los dos fueron recibidos como héroes por familiares y amigos en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México.
El joven vive con sus padres; su hermano mayor estudia ecología en la Facultad de Estudios Superiores Zaragoza de la Universidad Nacional Autónoma de México, su hermana menor cursa bachillerato en el Colegio de Ciencias y Humanidades de Vallejo, mientras que el más chico de la familia va a la secundaria.
La competencia académica en Egipto estuvo conformada por dos exámenes que contenían tres problemas de algoritmos, a los que había que dar respuesta mediante el desarrollo de programas informáticos. En esta edición de la olimpiada se otorgaron 24 medallas de oro, 47 de plata y 70 de bronce.
Autoridades del IPN informaron que “probablemente” ambos jóvenes serán reconocidos por este logro, por lo que se les podría otorgar una beca para que continúen sus estudios en licenciatura y posteriores, además de que el instituto solventó los gastos de sus estudiantes durante su estancia en Egipto.