Usted está aquí: miércoles 27 de agosto de 2008 Opinión México SA

México SA

Carlos Fernández-Vega
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■ El cuentacuentos estrena temporada

■ Abre con la fábula de la seguridad

Amiguitos de la tele: el cuentacuentos que te habla de tú decidió deleitarlos con una nueva tanda de jácaras, en ocasión de lo que él llama “segundo Informe de gobierno”. Si bien los resultados son del dominio público, Felipe Calderón promete una presentación más versátil y atractiva, aunque igual de repetitiva, pues incluye los más recientes acontecimientos, pifias, discursos y promesas incumplidas de la farándula de la “continuidad”.

El inquilino de Los Pinos (“te hablaré en los próximos días de los temas más importantes de la vida del país”) estrenó temporada la noche del pasado lunes con la fábula de la seguridad, cuyo capítulo inmediato anterior (febrero 2008) incluyó aquel jocoso cuan ya célebre dicho de “le hemos pegado fuerte a la criminalidad y lo seguiremos haciendo; le estamos metiendo muchos goles a la criminalidad en México”, es decir, la misma “goliza” que en su propia portería e indiscriminadamente le ha metido, en sólo 20 meses, al empleo, al crecimiento económico, al bienestar de los mexicanos, al poder de compra de los salarios, a la corrupción, al estado de derecho, a la impunidad y a todos los demás etcéteras.

La fábula calderonista de la seguridad comienza así: “en México están ocurriendo muchos cambios…el propósito es informarte sobre la situación y rumbo de México, y también sobre lo que estamos haciendo para que tú y tu familia puedan vivir mejor. Sé que México enfrenta un gran problema de seguridad. Este es un cáncer que se ha venido incubando durante años y al que no se le dio la debida atención, pero es un cáncer que vamos a erradicar. Todos somos responsables (víctimas incluidas)… Desde el primer día la seguridad ha sido la más alta prioridad de mi gobierno (también el empleo)… Estamos completamente decididos a recuperar la seguridad, la autoridad y el orden en las calles y plazas del país… Todos los recursos del Estado para lograrlo… No descansaremos hasta que tú te sientas seguro en la ciudad en que vives… Estamos también apostando por limpiar, depurar y profesionalizar los cuerpos policiacos, porque no hay nada que agravie más a los ciudadanos que la corrupción (y los discursos, más las promesas incumplidas)… Estamos golpeando duro a la delincuencia y afectando severamente sus intereses y estructuras financieras y operativas… Hemos golpeado a las bandas criminales… Sé que hay gran preocupación de los ciudadanos… Ahora sí estamos enfrentando en serio a la delincuencia y no la vamos a dejar pasar… Finalmente, ya nos estamos poniendo de acuerdo”.

De lunes a viernes de la presente semana, hablándole de tú, para que se sienta más a gusto, el ocurrente cuentacuentos seguirá haciendo reír a la audiencia con las “golizas” que la “continuidad” ha metido en infraestructura, política social y económica, salud y educación. El rating está garantizado, como en ocasiones previas.

Por ejemplo, el mismo cuentacuentos por estas fechas, pero de 2007, dijo que si el Legislativo le palomeaba lo que él llamó “reforma fiscal”, el “crecimiento” económico del país alcanzaría proporciones inimaginables (de 3.5 por ciento sin “reforma” a 3.7 por ciento con “reforma” en 2008) y que si se la aprobaba, como lo hizo, su gobierno garantizaba (el cuento calderonista de la lechera), entre otras muchas cosas, mayor generación de empleo; incremento de la inversión nacional y extranjera; pagar la deuda social; distribuir la riqueza y el ingreso; fomentar las exportaciones; finanzas públicas mucho menos dependientes de los recursos petroleros; combatir la pobreza; justicia social; desarrollo; infraestructura social, económica, de comunicaciones, salud, educación, drenaje, agua potable; competitividad y productividad; recursos suficientes para escuelas y hospitales; acabar con los privilegios en el sistema tributario; fondos adicionales para todos los estados de la República; tarifas eléctricas más justas para la población y más competitivas para la industria; supercarreteras; servicios más elementales para la población; disminuir la brecha de la desigualdad; superar lacerantes rezagos; liberar recursos públicos para programas sociales; construir un México más justo, un México mejor; solidaridad entre las mexicanas y los mexicanos; trabajar en favor de los que menos tienen; transformar sustancialmente la lucha contra la pobreza y la desigualdad; acelerar el paso en el compromiso que todos tenemos por la justicia, porque no hay calidad sin justicia; disminuir las diferencias que separan a México; cerrar de una vez la brecha de México con ese México agraviado, con ese México olvidado, con ese México de la pobreza que marca toda la geografía nacional; construir el México unido que todos queremos; transparencia y eficiencia en el gasto público y, desde luego, el “histórico” gasto destinado al campo, más lo que se acumule en el discurso.

Un año después es notoria la “goliza” del cuento calderonista de la lechera, pero en la propia portería, y el prometido “crecimiento” económico de proporciones inimaginables es igual de raquítico que siempre, en vías de empeorar. Con la voz quebrada, el gobierno calderonista venía defendiendo un famélico “crecimiento” de 2.8 por ciento para el presente ejercicio… hasta ayer, porque el secretario de Hacienda, Agustín Carstens, ya dijo que el escenario económico mundial es más complicado de lo previsto; que la crisis financiera es más amplia de lo esperado; que el país tendrá que vivir con un panorama complicado, en donde Estados Unidos se reactivaría, en el mejor de los casos, a mediados de 2009; que la estimación de “crecimiento” interno de plano “no se va a poder cumplir”; que la dependencia a su cargo “está en proceso” de revisar (se supone que a la baja) el pronóstico para 2008, y que, en síntesis, el “catarrito” económico por él diagnosticado en febrero pasado, más que un cuento, fue un chiste bastante cruel.

Las rebanadas del pastel

No todo es negro ni hay que preocuparse. No, porque ya llegó, ya está aquí, el mismísimo Eduardo Sojo, otro cuentacuentos y ahora maquillador oficial de cifras nacionales, quien ayer fue palomeado por la Comisión Permanente para sentarse en la Presidencia del Inegi. La clase política es tan desalmada, que le hizo la barrabasada al Instituto. Eso sí, a partir de ahora, en México empleo a manos llenas, crecimiento a velocidad match tres y bienestar social para regalar… Vade retro: el diputado panista Juan José Rodríguez Prats corre el riesgo de ser excomulgado, porque un pecado mortal ha sido por él calificado como “derecho masturbatorio”, en referencia a la iniciativa del FAP para reformar a Pemex. ¡Que la Iglesia católica le revise las palmas de las manos al legislador! (¿sabrá qué es masturbarse?)

 
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