■ Hay las condiciones para hacer ese cambio, dice Reyes Heroles
Los próximos 20 días, cruciales para aprobar la reforma a Pemex
■ Al final, se tomará lo mejor de las propuestas presentadas, asegura
Los próximos 20 días serán cruciales para la aprobación de la reforma a Petróleos Mexicanos (Pemex), porque nunca como ahora han existido las condiciones para hacer ese cambio, ya que hay finanzas públicas razonables, precios altos del crudo y una sociedad informada y hasta exigente, aseguró el director de la empresa paraestatal, Jesús Reyes Heroles, ante el consejo directivo de la Cámara Nacional de la Industria de Transformación (Canacintra).
Dijo que todas las propuestas de reforma coinciden en que es necesario flexibilizar la operación de la empresa; detalló que la priísta no es funcional en algunos puntos; la del Frente Amplio Progresista (FAP) está en análisis, pero al final se tomará lo mejor de cada una.
“Hay mucho romanticismo en torno a Pemex, yo también lo tengo, pero es paradójico que a la empresa que todos queremos y defendemos se le pongan tantas trabas”, señaló.
Reyes Heroles reclamó el apoyo de los industriales afiliados a esa cámara, a quienes dibujó un panorama catastrófico de la petrolera, ya que en unos años pasó de ser la sexta empresa más importante del mundo al undécimo lugar; habló de la caída de producción y reservas, y aseguró que sin reforma se tendrán que continuar promoviendo “matrimonios” entre empresas nacionales y extranjeras para que, sin modificar la Constitución, puedan participar en el negocio energético.
Los empresarios, encabezados por Miguel Marón Manzur, coincidieron con Reyes Heroles en que el marco jurídico y la estructura de Petróleos Mexicanos limitan su desarrollo. El presidente de la Canacintra destacó que es indispensable “cambiar la mentalidad de quienes quieren hacer de Pemex sólo un productor y exportador de crudo”, pero también expuso una de las principales demandas del sector, que consiste en que haya condiciones de igualdad entre empresas nacionales y extranjeras para la proveeduría a la paraestatal.
El dirigente industrial se comprometió a ayudar a las pequeñas y medianas empresas mexicanas, sin embargo, sus preocupaciones se centraron en el “difícil momento” por el que atraviesa esa gran empresa que en algún momento fue la sexta más importante a nivel mundial y hoy se encuentra en el décimo primero “con un deterioro muy rápido y fuerte”.
Señaló que ante la falta de inversión, la empresa no llegará a producir los 4.4 millones de barriles diarios de crudo que tenía proyectados; en 2008 alcanzará una tasa de restitución de reservas probadas de apenas 55 por ciento, y al finalizar el sexenio, con reforma, se podría reducir la importación de gasolinas a 10 o 12 por ciento, casi 30 por ciento menos de lo que se importa hoy, pero “no seremos autosuficientes”.
Ante este panorama, ennegrecido aún más con cifras de pérdidas en refinación y petroquímica, además de pasivos laborales, Reyes Heroles advirtió que los próximos 15 o 20 días serán cruciales para la empresa, porque será cuando se defina la reforma que se realizará. “Sin ella será muy difícil que la empresa cambie”.
Ante los industriales aseguró que Petróleos Mexicanos necesita la reforma, “no es un asunto secundario”, y dijo que en este momento se conjuntan las condiciones idóneas para que se produzca, ya que los mexicanos están más informados, conscientes de la necesidad de restructurar la empresa y lo exigen, además de que hay finanzas públicas razonables y altos precios del crudo.
Hay que dar flexibilidad al manejo presupuestal
Señaló asimismo que en los próximos días se tomará lo mejor de las propuestas hechas por los partidos políticos, y las emanadas de los foros en el Senado de la República, y en las que hay la coincidencia de que que es necesario flexibilizar las condiciones de operación de Petróleos Mexicanos. “Hay que darle flexibilidad al manejo presupuestal, al manejo de deuda, a las adquisiciones, porque no se puede dar el mismo trato a la compra de útiles escolares que a catalizadores”.
Finalmente, Reyes Heroles defendió la necesidad de que la contratación de obra pública “grande”, como la que se realiza en la paraestatal, se haga de forma diferente: “Permitir que otros tomaran parte del riesgo financiero, como ocurre en Cuba o Brasil, sin pago en especie, sin comprometer utilidades o producción”.