Astillero
■ Nuevo periodismo textil
■ Narcomantas
■ Teleinformes
■ Odres viejos
Ampliar la imagen ANOMALÍAS EN EL CASO ATENCO. En la Cámara de Diputados, la legisladora Aleida Alavez ofreció ayer una conferencia de prensa para informar sobre las anomalías en el caso Atenco Foto: Jesús Villaseca
Las mantas dicen lo que los medios son obligados a callar (pero que enseguida de esas apariciones impresas ya pueden reproducir, parapetados entonces tras el hecho de ser solamente reproductores de lo que las “fuentes” originales ya plantearon, no investigadores ni opinantes por sí mismos, sabedores de que en este nuevo mundo del cuerno de chivo dominante los periodistas no tienen protección y sí impunidad garantizada sus posibles agresores). Nuevo periodismo textil y callejero que difunde con sedada ortografía y cruda precisión las notas y los editoriales primitivos de un segmento de la industria nacional del narcotráfico que se siente profundamente maltratado por las autoridades federales, que en lugar de administrar el gran negocio históricamente compartido habrían inclinado su balanza de justicia mafiosa hacia uno de los bandos en pugna.
En rudimentaria cadena de pretensiones nacionales, el mantaperiodismo informó ayer que la administración federal actual ha protegido a quien durante el foxismo fue el narcotraficante favorito, Joaquín Guzmán, El Chapo, a cuya sombra (producida por famosos árboles residenciales militarmente vigilados) también se preservan los capos que con él se han alineado en el proceso de violentas recomposiciones que se ha dado desde que el comandante Calderón decidió jugar a las guerritas en el país. La colocación de esos fugaces periódicos colgantes se produjo en varias ciudades del país y evidentemente tratan de orientar el ánimo popular contra los administradores federales, los civiles y los militares, supuestamente alejados de los principios no escritos de la neutralidad rectora y rigurosamente rentable. Pero ilustran, con todo y su carga facciosa inocultable, respecto de la manera que los jefes de algunos de los grupos que llenan de sangre el país entienden el proceso de la “guerra contra el narcotráfico”. No es, según esa visión grupal, una guerra pareja ni heroica, sino la persecución gubernamental de ciertos empresarios de la droga para favorecer los intereses, la expansión, el control de mercados, de otros.
Frente a esas innovaciones mediáticas que hasta ahora se habían mantenido en terrenos de las batallas internas (capos contra capos) y en la acusación amenazante contra jefes policiacos y castrenses regionales, pero sin subir a los máximos peldaños institucionales, la Casa Real de Gobierno ha lanzado imprevistos misiles electrónicos en impuesta cadena nacional. Calderón sustituye abiertamente las cámaras legislativas por las televisivas, y si ante aquellas ya no podrá ir de nuevo a leer informes de actividades, entonces asesta a videntes y oyentes unos teleinformes secuenciados (el de anoche estaba programado para hablar sobre la reunión palaciega en que se firmó el famoso acuerdo de legalidades y justicias prometidas que, por cierto, constó de 75 compromisos y no de 74). A nadie avisó FC de esa estrategia de combate. Una buena noche aparecieron colgadas en las frecuencias de radio y televisión esas mantas oficiales de mensajes y rollo optimistas, sin que fuera posible desmontarlas con rapidez y ánimos de discreción (como sucedió con las narcomantas ayer), más que apagando los aparatos receptores. Cada quien su manta (y su mantra), en este país cada vez peor en el que siglos atrás, según la versión clerical impuesta, el primer fotógrafo de la mexicanidad fue Juan Diego, quien utilizó su ayate para fijar una instantánea fundacional: San Polaroid del Tepeyac.
Odres viejos para los vinos nuevos: un personaje inventariado en el sistema que supuestamente se trata de renovar, José Luis Santiago Vasconcelos, quien salió semanas atrás de una de las subprocuradurías federales que ha ocupado, será el encargado de vigilar la aplicación correcta de las reformas constitucionales en materia de seguridad y justicia penal que fueron aprobadas por el Congreso meses atrás, y un personaje absolutamente comprometido con las falacias del foxismo será el responsable de la información y las estadísticas de un órgano “autónomo” del Estado mexicano que, entre otras cosas, documentará lo relacionado con los índices inflacionarios. Parafraseando al bíblico Lucas, es de suponerse que el vino nuevo (las reformas penales; la autonomía del Inegi) “romperá los cueros” y “se derramará”, pero en este México de tanto conformismo y tanta impunidad, es probable que el vino se eche a perder y los cueros viejos sigan haciendo discursos, proyectos y engaños.
Astillas
Hechura del propio Raúl Padilla, el actual rector de la Universidad de Guadalajara, Carlos Briseño, se lanzó ayer abiertamente contra el caciquil jefe máximo de esa casa de estudios, a quien destituyó de dos cargos estratégicos de la amplia baraja de nombramientos que hasta ahora ha ejercido: las presidencias del Fideicomiso del Centro Cultural Universitario y del consejo de administración del Corporativo de Empresas Universitarias. Briseño llamó abiertamente a “derrocar la dictadura política” del padillismo que “conspira” contra la institucionalidad de la UdeG, y dijo que fondos universitarios, provenientes en alto grado de los impuestos públicos, han sido usados en proyectos personalistas y faraónicos relacionados con “el espectáculo y la farándula”. El presunto enterrador de la hegemonía padillista ofreció algo que es kryptonita para su adversario que tiene mayoría en el Consejo General Universitario, que sesionará la mañana de este viernes y que podría intentar destituirlo: abrir las cuentas de la UdeG al escrutinio de las auditorías superiores de la Federación y de Jalisco. “Pido que nos auditen, que demos todos cuenta pública y transparente del dinero del pueblo de Jalisco, que auditen a todos y cada uno de los centros universitarios, al sistema de educación media superior, al corporativo de empresas, al auditorio Telmex, mal llamado Telmex”. En caso de que la mayoría padillista en el consejo decidiera este viernes la destitución de Briseño, que sólo podría ser por una causa grave, éste recurrirá a la justicia federal. La historia continuará... ¡hasta mañana!