■ El comandante de la nave detectó el calentamiento de una toma de aire antes del primer despegue
Familiares y forenses intentan identificar los restos de fallecidos en el avionazo en Madrid
■ La aerolínea Spanair afirma que sus aviones MD-82 “cumplen la normativa” y no serán retirados
Ampliar la imagen Cinco minutos de silencio en Madrid por las víctimas del accidente aéreo Foto: Ap
Ampliar la imagen Familiares de un pasajero muerto van al depósito de cadáveres para identificar a su pariente Foto: Reuters
Madrid, 21 de agosto. Familiares de las víctimas del avión que se estrelló ayer en Madrid y personal forense intentaban este jueves identificar los restos de los fallecidos en la peor catástrofe aérea de los últimos 25 años en España, mientras continuaban las investigaciones para determinar las causas y responsabilidades del accidente que costó la vida a 153 personas.
La ministra de Fomento, Magdalena Álvarez, explicó que la aeronave, con 172 personas a bordo, inició el despegue y se elevó unos 50 metros, cuando se le incendió el motor izquierdo y se estrelló.
“Los datos ya los tiene la comisión de investigación y no los puedo hacer públicos. Lo que puedo confirmar es que el comandante en el momento en que iba a despegar dio la vuelta y pidió una revisión”, declaró la funcionaria a la radio Cadena Ser.
“Tenemos que ver la caja negra para saber qué plantea el piloto y al rato los servicios de mantenimiento de la empresa les autoriza seguir. Esto es lo más importante ahora mismo”, agregó.
En un primer intento de despegue, el comandante había detectado calentamiento en una toma de aire, que fue solucionado según el procedimiento normal por el personal técnico, explicó la compañía.
El mismo miércoles se creó una comisión internacional que investiga en el lugar de los hechos las causas del accidente y que ya tiene las cajas negras del aparato, dijeron fuentes gubernamentales.
Álvarez pidió dejar trabajar a los expertos, pero agregó que se les exigirá la máxima celeridad.
La aerolínea Spanair, segunda compañía española, filial del grupo escandinavo SAS, atraviesa dificultades y acaba de anunciar el despido de casi un cuarto de sus trabajadores. Pero responsables de la compañía aseguraron hoy que el avión cumplía “todas las reglas”.
Este jueves, los servicios de rescate completaron las labores de recuperación de cadáveres al hallar los dos últimos cuerpos que seguían desaparecidos, el de un bebé y un adulto, que al igual que los demás fueron llevados al recinto ferial de Madrid, donde antropólogos forenses realizaban las labores de identificación.
Unos 50 cuerpos fueron identificados ya, y el proceso se prolongará dos días, pues se realiza con las huellas dactilares pero sobre todo mediante pruebas de ADN, ya que unos 100 cuerpos están carbonizados, precisó Alvarez.
Sobre el estado de los allegados a los muertos, una trabajadora social explicó: “No tienen fuerzas para casi nada. Afortunadamente hay personas que rompen a llorar, y eso es positivo (...) lo peor es quizá la gente que no expresa dolor. Muchos de ellos terminan en silencio absoluto, están callados, están esperando información cierta de lo que ha pasado para poder informar a otros familiares”.
Los periodistas no tienen permitida la entrada al recinto ni el acceso a las familias.
“Lo más complicado es el trabajo con las personas que no reconocen todavía lo que ha pasado”, admitió la asistente.
Los familiares iban y venían al recinto ferial durante la jornada. Muchos, después de haber comenzado el proceso de identificación con la policía judicial, regresaron a sus casas o al hotel a la espera de volver previa llamada de los forenses para confirmar la identidad de un fallecido.
“Nosotros los preparamos para lo que van a presenciar”, ya que “normalmente la gente espera ver a sus familiares bastante mejor de lo que pueden estar”, explicó el sicólogo Juan Mari Urruzuno.
Los asistentes sicosociales de la Cruz Roja “los acompañan en todo el proceso: en la entrevista con la policía judicial o en el reconocimiento por medio gráfico o in situ”, relató.
El reconocimiento visual de los restos, en este caso, “es de las últimas opciones” y lo llevan a cabo “un par de personas, que suelen ser las que más enteras estén y que tengan una relación de parentesco suficiente para que sean válidas”, precisó.
Por su parte, los 19 heridos están ingresados en varios hospitales de Madrid, cuatro con pronóstico “muy grave”, seis “graves”, ocho en observación “con evolución favorable” y un herido leve, según fuentes hospitalarias.
Los heridos, todos identificados, padecen graves quemaduras, traumatismos craneales y fracturas, muchas de ellas abiertas. Entre ellos figuran dos niños de ocho y seis años y una niña de 11.
El rey de España, Juan Carlos I, y la reina Sofía, así como los príncipes de Asturias, visitaron a los familiares de las víctimas reunidos en la fatídica Terminal 4 del aeropuerto madrileño, cuyo estacionamiento fue blanco el 30 de diciembre de 2006 de un atentado de la organización separatista armada vasca ETA en que murieron dos ecuatorianos.
El alcalde de Madrid, Alberto Ruiz Gallardón, convocó una concentración en la céntrica plaza de Cibeles, en que cientos de ciudadanos se reunieron para compartir cinco minutos de silencio.
En las islas Canarias, destino del vuelo JK 5022 de la compañía Spanair, compartido con la alemana Lufthansa, de donde son originarios casi la mitad de los pasajeros, el gobierno regional pidió cinco minutos de silencio al mediodía y decretó tres días de duelo.
Entre los pasajeros había 18 extranjeros de 11 nacionalidades, entre ellos dos colombianos y un brasileño. Un matrimonio alemán con sus dos hijos menores de edad se encuentran probablemente entre las víctimas.
Uno de los fallecidos era Alfredo Acosta, de 60 años, hispanocolombiano residente en España. Viajaba junto con su esposa española, de 45, y su hijo español de ocho años, que están hospitalizados, la mujer con pronóstico muy grave y el niño con evolución favorable, según el servicio de salud regional.
También pereció en el accidente la hispanocolombiana Gladys Ospina, que viajaba con su marido español, quien falleció.
El avión de la compañía Spanair se dirigía a Las Palmas, en las islas Canarias, donde “reside un número significativo de colombianos”, según la embajada.
En el siniestro también murió el brasileño Ronaldo Gomes Silva, indicó la cancillería del país sudamericano, quien se encontraba de luna de miel en España junto con su esposa española.
En medio de las fuertes críticas de algunos a la compañía aérea, Spainair rechazó hoy que existieran razones para que el avión que el miércoles se estrelló en el aeropuerto de Madrid-Barajas abortara el despegue.
La aeronave, un MD-82, registró un calentamiento excesivo en una toma de aire que “fue tratado y aislado”, después de lo cual no había razón para que el avión no iniciase el despegue, dijeron los responsables de la aerolínea.
El director general de Spanair, Marcus Heblom, el subdirector general, Javier Mendoza, y el presidente de la escandinava SAS, Matss Jansson, de la que es filial Spanair, concedieron hoy en Madrid una multitudinaria rueda de prensa en la que afirmaron que sus aviones “cumplen la normativa”.
Spanair no retirará el resto de los MD-82 “porque cumplen la normativa”, informó la empresa.