Fotógrafos de sí mismos

 “El impacto de la fotografía como herramienta del colonialismo ha afectado a las comunidades indígenas en todo el mundo. Estos pueblos fueron progresivamente ‘retratados’ como parte de los censos gubernamentales, por documentación, curiosidad o turismo”, escribe Verónica Passalacqua.

 “Dichas imágenes, como los trabajos en Norteamérica de Edward S. Curtis, crean y perpetúan los estereotipos de estos pueblos. Lo cual se complica aún más por los propósitos y la manera con que fueron obtenidas las primeras imágenes, frecuentemente sin el consentimiento de la gente e incluso con la fuerza de la ley. Todo esto convierte al medio fotográfico en una de las más penetrantes y efectivas armas del colonialismo”.

Para buscar la otra cara de la moneda, Hulleah J. Tsinhnhjinnie y la citada Passalacqua organizaron en 2006 la exposición Nuestro pueblo, nuestra tierra, nuestras imágenes en el museo c.n. Gorman de la Universidad de California en Davis, y publicaron un amplio catálogo bajo el mismo título (Heyday Books, Berkeley, 2006).

Allí reunen la obra de 26 fotógrafos del siglo XX, desde pioneros como el tsimshian de Alaska Benjamin A. Haldane, la cherokee Jannie Ross Cobb y el quecha de Perú Martin Chambi (cuyas obras inician entre 1899 y 1905) y llegan hasta los muy experimentales autores de un siglo después. Si bien predominan los miembros de tribus de Canadá y Estados Unidos, se incluye a la palestina-iraquí Sama Alshaibi y a Teo Allain Chambi, nieto del gran Martín. La influencia universal del viejo Chambi (1891-1973) lo hace precursor de la gran fotografía latinoamericana de Sebastiao Salgado y Graciela Iturbide.

Más allá de la idea occidental de “pueblos desvanecientes” que sólo esperan la visita de National Geographic y Discovery Channel para morir en paz, Hulleah Tsinhnjiniie, de la nación diné, escribe en la presentación de las fotos de Nuestro pueblo, nuestra tierra, nuestras imágenes que ilustran esta entrega de Ojarasca: “Conexión con lo sagrado, con la comunidad, con la tierra, con las visiones de fuerza, y una sostenida mirada de continuidad. Los hacedores de visiones han tomado la honorable y pesada responsabilidad de participar en la permanencia de sus pueblos”.

 

 

 

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