Chapingo, tras la huella genética del nopal
Se busca certificar a Milpa Alta como lugar de origen para evitar que en Asia pirateen la cactácea
Ampliar la imagen En Milpa Alta hasta los niños colaboran en la cosecha del nopal Foto: María Luisa Severiano
Investigadores de la Universidad Autónoma Chapingo (UACh) analizan el ADN del nopal para lograr su denominación de origen en el mercado mundial, ante el embate de algunos países asiáticos para apropiarse de su producción y comercialización, y con el objetivo de “no perder parte de nuestra identidad, pues esta cactácea es parte de la insignia nacional”, anunció la secretaria de Desarrollo Rural y Equidad para las Comunidades Rurales (Sederec), María Rosa Márquez Cabrera.
Se trata, dijo, de contar con su huella genética y que los organismos internacionales encargados de esta tarea, donde se tienen registradas 48 variedades, certifiquen a Milpa Alta como la productora de nopal verdura, como sucedió hace años con Jalisco en el caso del tequila 100 por ciento de agave. Ello redundará en un incremento en su producción y mejorará la calidad de vida de sus 5 mil productores, con lo cual se fortalecerá “su permanencia en la tierra”.
El registro de una marca o sello de esa delegación obligará a quienes utilicen la semilla a pagar por ella y sus derivados. De esta manera se protegería esta industria y se evitaría que “el mercado asiático se la apropie y al rato tengamos que pagar por un producto que tiene sus orígenes en México, al hacerle algunos cambios en su estructura molecular, como ocurrió con el maíz transgénico, hoy en manos de una empresa trasnacional”, afirmó.
La funcionaria explicó en entrevista que el estudio, con un costo de 15 millones de pesos, que será cubierto por las autoridades capitalinas, forma parte del Programa Integral para el Aprovechamiento Sustentable del Cultivo del Nopal, que abarca producción, comercialización, industrialización y diversificación de usos y propiedades, así como la contratación de un seguro “catastrófico” ante las heladas y granizos que se presentan entre diciembre y enero.
La meta es garantizar un fondo para atender esa problemática de manera inmediata, lo cual no sucede pese a la operación del Programa de Atención a Contingencias Climatológicas (PACC), conformado con aportaciones en partes iguales de los gobiernos federal y local, que en la pasada helada erogaron 10 millones de pesos para cubrir los daños que sufrieron 2 mil 800 productores en 2 mil de sus hectáreas, pero después de varias semanas.
Con ello se evitará que se “siga castigando su precio” en detrimento de los ingresos de productores, que cultivan una superficie aproximada de 4 mil 500 hectáreas, con rendimiento de 60 a 70 toneladas por hectárea, para mantenerse en el primer lugar nacional y mundial, señaló Márquez, al comentar que el programa será presentado a la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación.
“Se busca conjuntar esfuerzos y recursos, pues el proyecto tendrá un costo de 20 millones de pesos”, dijo, al precisar que no se presentó antes a dicha dependencia federal porque se estaba construyendo con los participantes en la cadena productiva, a partir de diagnósticos, recorridos, visitas a predios y reuniones con los investigadores Ernestina Valadés y Joel Corrales, de la UACh, encargados de elaborar el protocolo de investigación del ADN del nopal verdura.
La identificación de su árbol genealógico, que se llevará a cabo en año y medio, servirá también para proteger otras variedades, no sólo el nopal de Milpa Alta, porque deben hacerse estudios de referencia, como “si se tratara de un ser humano, con estudios moleculares, morfológicos, físicos y bioquímicos, entre otros, para determinar su origen”, explicó.
Mencionó que en esta materia, además de los antecedentes históricos, se cuenta con una investigación de alrededor de 10 años, en la que se ha avanzado mucho, y “hay las posibilidades de garantizar su reconocimiento, aunque se lo hayan llevado a otros lugares, como China o Japón”.
Se trata, dijo, de una tarea ardua, porque “no es sólo cuestión de conservar y proteger plantas nativas, sino de impedir que nos pirateen el nopal y los ingresos derivados de su producción y comercialización, así como sus derivados”. La idea es “que se los queden los productores y amplíen sus mercados, lo cual no sucede, y tienen que enfrentar además la competencia de otros estados productores, como Hidalgo, Puebla, Morelos y Querétaro”.
Así, la labor de la Sederec se enfocará, además del reconocimiento de origen del nopal, en lograr un seguro que proteja las cosechas de heladas y granizadas, apoyar a los productores en la comercialización en épocas críticas –mayo a septiembre–, tecnificación e industrialización, y en capacitación; poner en marcha ferias, congresos y degustaciones, e impulsar el turismo alternativo, a través del Programa Integral para el Aprovechamiento del Nopal, que “ya está en marcha y en breve dará sus primeros resultados”, señaló.