Por Alejandro Brito
En los últimos años, el doctor Julio Montaner,
profesor de Medicina de la Universidad de
British Columbia, se ha dedicado a defender
una hipótesis publicada en The Lancet en
2006 que, si bien, al principio convenció a
pocos, ha ido tomando cada vez más fuerza.
Y es que su explicación es tan lógica
como sencilla: al aumentar la proporción de
pacientes con VIH que están bajo tratamiento
antirretroviral, disminuye drásticamente la
posibilidad de transmitir el virus. En entrevista
para Letra S, el próximo presidente de la
Sociedad Internacional de Sida, nos comparte
su planteamiento.
¿Cuál es el valor preventivo
del tratamiento antirretroviral? Desde hace tiempo se sabe que cuanto mayor
es la carga viral, hay más posibilidad de transmisión
del virus, pero ha habido mucha resistencia
en aceptar lo opuesto: al disminuir
la carga viral con el tratamiento, disminuye
también la transmisión del virus, y no sólo a
nivel de la sangre sino también a nivel de los
reservorios sexuales, (líquido seminal, mucosa
rectal o líquido vaginal). En la provincia de
British Columbia, donde yo trabajo, el número
de nuevas infecciones de VIH disminuyeron
50 por ciento de 1996 a 1999, a pesar del
abandono de la práctica del sexo seguro de los
individuos bajo tratamiento.
¿Bajo tratamiento, la posibilidad
de transmitir el virus se reduce a cero? Es justo ahí donde entra la polémica. No podemos
demostrar la ausencia total de transmisión,
pero sí podemos demostrar que el riesgo
de transmisión cae tanto como el riesgo de
transmisión cuando un enfermo que está sin
tratamiento usa el condón. Las implicaciones
de esto para las personas que viven con VIH
son muy importantes pero también para el
control de la epidemia a nivel global. Es un
tema revolucionario.
¿Esto quiere decir que ahora es mucho
más importante asegurar que todas las
personas con VIH estén bajo tratamiento
más que promover el condón? El tratamiento es importante para el paciente
que lo tiene indicado porque le salva la vida
y, paralelamente, el condón juega un papel
crucial en disminuir la transmisión; si uno
logra que los pacientes estén en tratamiento
y que además usen el condón, la posibilidad
de transmisión cae prácticamente a cero. No
se trata de sustituir una cosa o por la otra sino
de juntarlas.
¿La crisis mundial de los alimentos
restaría eficacia a los tratamientos
en las zonas más pobres? Uno no puede solucionar el problema del sida
sin solucionar el problema de la pobreza, del
acceso a una vida segura, a un techo seguro,
al agua potable. La ganancia que hemos
tenido al dar tratamientos a los niños con VIH
en zonas de pobreza extrema se ha revertido
por la falta de agua potable. En ausencia de
sistemas de salud fuertes y de protección a los
derechos humanos, la epidemia no se puede
combatir. |