■ Ministros de Salud y Educación de la región firman declaratoria sobre el tema

Educación sexual integral desde la infancia, acuerdan AL y el Caribe

■ Participantes del encuentro niegan que dar información fomente las relaciones a temprana edad

■ Esperan que para 2015 se reduzca en 75% el número de escuelas sin enseñanza en la materia

Ángeles Cruz Martínez

Con el reconocimiento de que la sexualidad, como parte constitutiva de los seres humanos, se expresa durante toda la vida, y que un porcentaje considerable de la población inicia su vida sexual en edades tempranas, los ministros de Salud y Educación de Latinoamérica y el Caribe acordaron aplicar y/o fortalecer programas intersectoriales de educación integral en la materia desde la infancia, con enfoque de género y respeto a la diversidad sexual.

En lo que especialistas en sexualidad consideraron como la consolidación del esfuerzo de muchos años y el camino claro hacia la construcción de una política de Estado en la materia, ayer los ministros de Salud y Educación de Latinoamérica y el Caribe, participantes en la primera reunión para detener el VIH/sida en la región, suscribieron la declaratoria Prevenir con Educación.

El texto fue aprobado por consenso luego de un intenso debate generado por los planteamientos de los representantes de países como Belice y Jamaica, quienes propusieron que se incluyera de manera explícita la abstinencia sexual entre los métodos para prevenir la transmisión del virus. En la discusión se logró superar la divergencia con la inclusión de frases como la de impulsar la educación sexual con una perspectiva amplia que tome en cuenta aspectos biológicos, éticos, afectivos y sociales, entre otros.

Y es que algunas de las sociedades de Centroamérica y el Caribe se caracterizan por tener costumbres conservadoras en las que, por ejemplo, se persigue y castiga a los homosexuales, a quienes además se les considera como enfermos; no se reconoce la existencia de preferencias distintas a la heterosexual y mucho menos se promueve el uso del condón.

Algunos de los participantes en la reunión señalaron que el debate ministerial fue tal como se esperaba por las diferencias sociales y de costumbres que existen y más bien, dijeron, el documento final representa un gran logro, porque dejó satisfechos a todos los países.

La declaratoria afirma que proporcionar información sobre el uso del condón masculino o femenino, las pruebas de detección de VIH y los medicamentos antirretrovirales, entre otros, no acelera el inicio de la vida sexual ni la frecuencia de las relaciones. Por el contrario, dijeron, la educación integral que incluye información clara sobre formas de protección, promueve la autonomía individual para decidir el momento en que se inicia la actividad sexual.

Luego de una discusión que primero fue técnica y luego ministerial, también se incorporó la figura de las familias y se reconoció el rol decisivo que tienen en el bienestar y desarrollo de los niños. Los ministros plantearon que se debe asegurar que en el diseño de las acciones de prevención de infecciones de transmisión sexual y VIH/sida incluyan a todos los agentes sociales involucrados como las familias, los adolescentes y los jóvenes.

Otro tema polémico giró en torno al derecho que las leyes de algunas naciones les conceden a los padres de familia para autorizar o no el acceso de sus hijos a servicios de salud sexual.

Para salvar todas las objeciones, el punto 3.2 establece que “la educación integral en sexualidad tendrá una perspectiva amplia que, en el marco de los derechos humanos, el respeto a los valores de una sociedad democrática y pluralista en los que se desarrollan las familias y las comunidades, incluya aspectos biológicos, éticos, afectivos, sociales, culturales, de género, y sobre la diversidad de orientaciones e identidades sexuales, en el marco legal de cada país, para generar el respeto a las diferencias, el rechazo a toda forma de discriminación y promover entre nuestros jóvenes la toma de decisiones responsables de informadas con relación al inicio de sus relaciones sexuales”.

De esta manera, opinaron especialistas, los gobiernos consolidan las acciones que en mayor o menor medida se han realizado e impulsado durante ya varios años, y terminan con los mitos promovidos por los grupos conservadores.

La declaración suscrita por los ministros de 29 países (de un total de 34 en la región) se da en vísperas del inicio de la Conferencia Internacional de Sida 2008 y plantea que el VIH es una epidemia que demanda una respuesta multisectorial y que en la región la principal vía de transmisión son las relaciones sexuales no protegidas, por lo que “deben tomarse en cuenta las expresiones diversas de la sexualidad de la población y los contextos de vulnerabilidad en los que ésta se ejerce”.

También destaca el señalamiento de que las relaciones desiguales de género y entre grupos de edad, a las que se pueden agregar las diferencias socioeconómicas y culturales, así como las orientaciones e identidades sexuales individuales asociadas a factores de riesgo, propician situaciones que incrementan la vulnerabilidad a la infección por VIH/sida.

Metas definidas

Los ministros se comprometieron a que antes de que termine 2010 se habrán actualizado los contenidos y metodologías de los programas educativos, con la finalidad de incluir temas de educación integral en sexualidad, en colaboración con los ministerios de salud y con base en la mejor evidencia científica.

Además, en el año 2015 todos los programas de formación y actualización magisterial habrán incorporado los contenidos de la nueva currícula de educación integral en sexualidad.

En el ámbito de la salud, los ministros convinieron en asegurar que los servicios para jóvenes sean amigables y se presten con respeto a la dignidad humana y que, en el contexto de la legislación de cada país, atiendan necesidades y demandas específicas de salud sexual y reproductiva de este sector de la población.

Las metas que se fijaron los ministros consisten en que para el año 2015 se habrá reducido en 75 por ciento el número de escuelas que actualmente carece de educación integral en sexualidad; y bajará a la mitad el número de adolescentes y jóvenes que carecen de acceso a servicios sanitarios para atender apropiadamente sus necesidades de salud sexual y reproductiva.