■ Enfermedad, soledad, abandono y angustia por no ser autosuficientes, entre las causas
Cada año, 10 mil suicidios en Alemania; 50 por ciento, de personas ancianas
■ Venden disco con sonidos de la vida cotidiana como método de acompañamiento
Berlín, 29 de julio. Cada año se suicidan aproximadamente 10 mil personas en Alemania, de las cuales casi 50 por ciento son mayores de 60 años. Las estadísticas revelan que en este país cada dos horas un individuo decide quitarse la vida y al menos seis personas vinculadas a él resultan afectadas.
Estas cifras son resultado de un estudio reciente publicado en el semanario alemán Stern, con el cual se pretende llamar la atención sobre el abandono en que vive cualquier persona que se considera ha entrado en la última etapa de su vida.
Los suicidios de personas mayores se han incrementado de manera tan alarmante que incluso se realizó un congreso científico a principios de este año, en el que participaron sicólogos, siquiatras, geriatras y asistentes sociales, con el propósito de encontrar posibles soluciones a un problema que afecta a gran parte de la población alemana.
Alemania no se distingue por ser un país de gente joven, sino todo lo contrario, afirman los expertos. Cuando una persona envejece en este país, los familiares, casi por regla general, deciden enviarla a un asilo. Esto es posible debido a que la pensión de que gozan los alemanes al término de su vida laboral permite financiar su internamiento cuando ya no puede vivir de forma autosuficiente.
Son pocos los casos en que un anciano es acogido por su familia, en particular por sus hijos. El sostén socio-familiar en este país suele estar más ligado al concepto de familia conyugal (padre, madre, hijos) que al de familia consanguínea (parientes, abuelos, etcétera).
Aquí la publicidad promueve la imagen de un anciano ágil, saludable e independiente, y resulta difícil para una persona aceptar que ya no es autosuficiente cuando se envejece en una sociedad donde impera el individualismo y en la cual el sujeto muchas veces está obligado a demostrar socialmente que puede hacer las cosas solo.
Esto es algo que muchas veces no funciona cuando se llega a la última etapa de vida, afirma un investigador del Instituto de Gerontología de la Universidad de Heidelberg.
Factores negativos
Peter Klostermann, sociólogo y directivo de la Berliner Charité, afamado hospital berlinés, realizó un estudio a 172 personas mayores de 60 años que habían decidido quitarse la vida. Los resultados señalan que entre los factores para decidir el suicidio se encuentran enfermedad, soledad, abandono, angustia por perder autosuficiencia, ser una carga para los familiares o miedo a ser internado en un asilo. Esto se comprueba con los argumentos que dejan los suicidas en sus cartas de despedida.
El estudio también señala que las personas mayores que deciden quitarse la vida se diferencian de los jóvenes en cuanto a que el anciano no busca atraer la atención, planea con tiempo los detalles sobre cómo matarse, elige métodos infalibles y no suele dar señales que hagan pensar a sus familiares que planean suicidarse.
La mayor parte de los suicidas son profesionales, médicos, maestros o farmacéuticos.
Un reflejo del estado de abandono y soledad en que viven muchos individuos en este país es un disco que se vende con el título Nunca más solo, que se promueve como innovador método para acompañar a aquellas personas que tienen todo menos un compañero de vida.
El disco contiene sonidos que hacen parecer estar acompañados y en la portada aparece la cara de una muñeca adulta. “Este disco tiene la gran ventaja de que uno se puede sentir acompañado pero sin ser molestado por nadie”.
Los 15 títulos del disco con sonidos que hacen parecer que alguien está en casa realizando actividades cotidianas son: El refrigerador está lleno otra vez, Darle una hojeada al periódico, Secarse el pelo con la secadora, Hora de lavar los trastes, Cualquiera tiene que ir al baño, Freirse un bistec, Darse un baño y Planchar una camisa.
El autor recomienda escucharlo a bajo volumen para experimentar una real sensación de estar acompañado.