Bajo la Lupa
■ ¿Quién es el verdadero rey: Juan Carlos, Hugo Chávez o el petróleo?
Ampliar la imagen El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, y el rey español Juan Carlos bromean antes de la reunión conjunta que sostuvieron en el palacio de Marivent, en Palma de Mallorca, el pasado 25 de julio Foto: Reuters
En México, el gobierno neototalitario panista y sus multimedia sovietizados exorcizan en forma medieval la imagen de Hugo Chávez, a niveles peores que a Mefistófeles, mientras en España, en un movimiento de rectificación, el rey Juan Carlos y el presidente de gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, le han tendido la alfombra roja. ¡Los milagros que produce el petróleo!
Cuando la muy primitiva aznarización (ver Bajo la Lupa, 26/12/07; 9 y 30/4/08) ha llevado los intereses españoles a su nivel más bajo en Latinoamérica, se escenifica una reconciliación de alcances estratégicos geoenergéticos entre el rey Juan Carlos y el presidente Chávez. En la modernidad del inicio del siglo XXI, ¿quién es el verdadero rey de los dos?
The Times, periódico londinense ultra-conservador y ultraneoliberal en la principal monarquía occidental, no hace mucho calificó a Chávez como el “rey de Latinoamérica”, debido a que Venezuela posee las mayores reservas del mundo, cuando se suma el petróleo convencional (de fácil acceso) y el no convencional (v.gr, los hidrocarburos pesados de la Faja del Orinoco).
En una lectura sicoanalítica es muy probable que el arrebato poco monárquico en la cumbre iberoamericana de Santiago de Chile de parte de Juan Carlos, rey anacrónico y sin hidrocarburos, se haya debido a su consternación frente al ascenso irresistible del “nuevo rey de Latinoamérica”, cuando la empresa pirata española Repsol era expulsada de la región: Venezuela, Bolivia y Argentina.
Más lejos, en Argelia y hasta en la parte estadunidense del Golfo de México, Repsol había tirado la toalla con la excepción abusiva de México gracias a la dilapidación de Fox y la dupla Calderón-Mouriño que entregaron casi la cuarta parte del gas mexicano a las empresas españolas, que por cierto habría que renacionalizar o renegociar.
El rotativo filomonárquico y ultraconservador ABC, de Madrid (26/7/08), tituló a ocho columnas la espectacular reconciliación entre el rey español alicaído y el nuevo rey de Latinoamérica: “Chávez promete a España petróleo más barato y facilidades para Repsol” y conjetura que “en el fondo de esta reanudación de relaciones, la posibilidad de que Venezuela garantice para siempre (¡súper sic!) el suministro de petróleo a España, a través de las inversiones de Repsol, que podría (sic) contar con dos campos de extracción en la Faja del Orinoco”. Y más adelante clava la estocada: “el crudo ha sido el leit motiv de la visita: Venezuela venderá a España 10 mil barriles de petróleo a 100 dólares (ahora está a 123 dólares) a cambio de tecnología”. ¿De cuando acá España posee tecnología que no sea alquilada de las principales trasnacionales anglosajonas?
La venta de crudo se podría triplicar y hasta multiplicar 20 veces, como el muy generoso “nuevo rey de Latinoamérica” (acompañado por el ministro de Energía, Rafael Ramírez) confirmó: “Repsol podría producir 200 mil barriles de petróleo diarios que podrían garantizar para siempre (¡súper sic!) el suministro a España”.
El estribillo para siempre significa “cien años de abasto”, según el nuevo rey de Latinoamérica (El Universal, de Venezuela, 26/7/08). El rotativo ABC suministra los pormenores del acuerdo: “España rehabilita (sic) a Chávez a cambio de comprarle petróleo a menor precio; Venezuela venderá 10 mil barriles diarios a 100 dólares y Repsol podría explotar un nuevo campo petrolífero”. El aznarista Mariano Rajoy, líder de la oposición del PP, pegó el grito en los cielos y preguntó lastimosamente la razón por la cual Obama “dejó fuera a España” de su exitoso periplo por Europa.
El editorial de ABC considera que Zapatero (sic) le había otorgado un “balón de oxigeno a Chávez”, perdedor en todos los frentes, a su juicio, a quien coloca como un paria de la “comunidad internacional” y colma de invectivas: “autócrata”, “populista” e “intervencionista” (sic). Mata de risa que el aznarista ABC perore sobre el “intervencionismo” ajeno. Peor aún: ABC no oculta su racismo al fustigar los “devaneos” de Zapatero con “indigenistas (¡súper sic!) de Iberoamérica”. ¡Uf!
¿Qué significará “comunidad internacional”, cuando el “nuevo rey de Latinoamérica” mantiene excelentes relaciones con el BRIC (Brasil, Rusia, India, China), la OPEP, los 57 países de la Organización de la Conferencia Islámica y con Francia, Gran Bretaña y El Vaticano en Europa? ¿No son más bien el bushismo-blairismo-aznarismo y rotativos como ABC (y sus caricaturas en Latinoamérica), que se encuentran precariamente aislados de la verdadera “comunidad universal”?
Los aburridos soliloquios de los fundamentalistas neoliberales reflejan su caduco unilateralismo derrotado. Pero tampoco hay que perder de vista que también se encontraban en peligro las inversiones de BBV, Santander y Repsol por 2 mil 400 millones de dólares en Venezuela (El Economista español, 25/7/08).
Existe algo más profundo y no se puede soslayar el relevante papel mediador que ha jugado Javier Solana, en nombre de la Unión Europea, para seducir a Irán a un acuerdo todavía más espectacular con Estados Unidos. No hay que olvidar que existe un eje estratégico geoenergético entre Irán y Venezuela por lo que no sería sorprendente que detrás del arreglo entre España y Venezuela se encuentre la sombra de los ayatolas. Curiosamente, la distensión triangulada entre España, Venezuela e Irán se escenifica en forma acompasada.
España opera un juicioso golpe de timón y se ajusta a la nueva correlación geoestratégica y geoenergética de fuerzas, y parece adelantarse a una presidencia de Obama en Estados Unidos al desechar los fantasmas cavernarios de la aznarización y a sus intelectuales tropicales, furibundos antichavistas, quienes adoptaron la agenda unilateral bélica de los neoconservadores straussianos en Latinoamérica. La reconciliación entre España y Venezuela, de paso con Irán, tira al basurero de la verdadera historia las derrotadas tesis unilaterales ultrabélicas y neoliberales de la tripleta Aznar-Krauze-Castañeda en Latinoamérica (a este nivel no pintan Fox, Espino ni Calderón).
Primun vivere, dopo filosofare (primero sobrevivir y luego filosofar) parece ser el axioma adoptado por Rodríguez Zapatero, quien en forma multilateral, con la peor crisis financiera de la historia española a cuestas que le legó el fundamentalista fiscalista neoliberal y ultrabélico Aznar López (ver Bajo la Lupa, 23/7/08), se aleja de las políticas unilaterales de Bush-Blair-Aznar y busca desesperadamente el suministro de hidrocarburos en medio de la grave crisis geoenergética mundial. ¿Quién finalmente dio “oxígeno” a quién? Murió el viejo rey. ¡Viva el nuevo rey!: el petróleo, por supuesto.