■ Debe ser usado para lograr “una vida más digna y equitativa”
El petróleo no debe servir para hacer ricos a unos cuantos, plantea la CEM
La Iglesia católica fijó ayer su postura respecto de una eventual reforma energética, al rechazar la privatización de la industria petrolera porque los bienes de la nación “nos pertenecen a todos” y, por tanto, éstos no pueden servir para enriquecer a unos pocos.
Los recursos naturales, puntualizó la institución, no deben beneficiar “a los dueños de grandes capitales, a los directivos de las empresas o a los líderes sindicales”, sino a todos los mexicanos para lograr una vida más digna y equitativa.
“Dios creó todo para todos, y como mexicanos estamos convencidos de que la tarea democrática de la búsqueda del bien común parte de la convicción de que los bienes de la nación nos pertenecen a todos.”
En un documento difundido por la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) se sostiene que el debate nacional debe ser “permanente” para logar consensos entre los diferentes actores políticos y sociales, y que la consulta popular es útil siempre y cuando no se politice.
“Las consultas serán útiles en la medida en que no se politicen, que se propongan por encima de intereses de grupo o de partido, que sean precedidas por información previa y suficiente para la ciudadanía, y que se realicen con la coordinación de una instancia que tenga autoridad moral y asegure la transparencia y la imparcialidad de los resultados.”
El Episcopado llamó a la sociedad a participar en los diálogos sobre la reforma energética, a informarse y a reflexionar, “poniendo por encima de los intereses de partidos o de grupos, el bien de la nación”.
En el documento El petróleo para una vida digna de México se asegura que cualquier iniciativa de reforma energética debe estar sostenida en los principios de “solidaridad” y “bien común”, es decir, “que no esté regida por el afán del lucro y por la sed de poder, porque cuando éstos se buscan a cualquier precio, someten los procesos sociales al beneficio de unos cuantos”.
Por otro lado, se subraya que la modernización de Pemex no puede ser vista como una reforma aislada, sino como un elemento importante en el conjunto de un proyecto al servicio de la nación.
Asimismo, asegura que dicha reforma debe combatir la corrupción económica; evitar que responda a intereses contrarios a los públicos y ver que lo más conveniente es que el petróleo se procese en el país, “que produzcamos nuestra propia gasolina y que no tengamos que pagarla a un alto costo en el extranjero”.