Usted está aquí: miércoles 23 de julio de 2008 Política México y Cuba reinician en La Habana pláticas para lograr un pacto migratorio

■ El objetivo es que en la reunión “haya más acercamiento” en las posiciones

México y Cuba reinician en La Habana pláticas para lograr un pacto migratorio

■ Veo el vaso medio lleno, dice Jiménez Remus

■ La cancillería cubana no hizo declaraciones

Gerardo Arreola (Corresponsal)

Ampliar la imagen Uno de los puntos a resolver con La Habana será el destino de los cubanos que ingresan ilegalmente a México por las fronteras con Guatemala o Belice, ya que la isla se niega a recibirlos de regreso Uno de los puntos a resolver con La Habana será el destino de los cubanos que ingresan ilegalmente a México por las fronteras con Guatemala o Belice, ya que la isla se niega a recibirlos de regreso Foto: Notimex

La Habana, 22 de julio. México y Cuba abren el miércoles una nueva ronda negociadora para fijar reglas a la migración común, el asunto más sensible de la agenda bilateral, sin señales de poder alcanzar de inmediato la meta de un acuerdo “integral” pero, según informes oficiales, con la disposición de avanzar paso a paso.

“Esperamos que en esta reunión haya más acercamiento” en las posiciones, dijo el embajador mexicano Gabriel Jiménez Remus, quien se manifestó “muy optimista” por la “voluntad política de ambos gobiernos de seguir avanzando” en la discusión.

“Veo el vaso medio lleno”, apuntó el diplomático. La cancillería cubana dijo que no haría comentarios antes del encuentro.

Ésta será la segunda parte de la cuarta reunión del grupo de trabajo sobre asuntos migratorios y consulares, cuya primera sesión se realizó en abril pasado en México, pero no pudo agotar la agenda.

Los cancilleres Patricia Espinosa Cantellano y Felipe Pérez Roque acordaron aquí en marzo que el grupo de trabajo prepararía un marco jurídico “con un enfoque integral y bajo el principio de responsabilidad compartida” sobre migración, que se firmaría durante la visita del ministro cubano a México, prevista para septiembre próximo.

Jiménez Remus dijo que el objetivo sería garantizar “un flujo migratorio legal, seguro, ordenado y respetuoso de los derechos humanos”.

Pero aún no está claro si sobre migración habrá un documento, varios o ninguno que firmar durante la gira de Pérez Roque, en la cual el canciller cubano llevará una invitación para que el presidente Felipe Calderón visite la isla.

Cuando Calderón viaje a Cuba “no debería haber ya ningún asunto pendiente”, apuntó Jiménez Remus.

Para esta sesión, que concluirá el jueves, los dos países elevaron el nivel de la mesa, al designar a dos subsecretarios como sus principales negociadores, el mexicano Gerónimo Gutiérrez y el cubano Alejandro González.

Jiménez Remus señaló que la discusión empezará por los asuntos de más fácil acuerdo y la agenda incluirá el tráfico de migrantes, la trata de personas y delitos conexos; la documentación migratoria; la actual repatriación de cubanos indocumentados y la facilitación de las entradas a uno y otro país dentro de los convenios de cooperación.

Además de Gutiérrez y otros funcionarios de la cancillería, integran la delegación mexicana la comisionada del Instituto Nacional de migración (INM), Cecilia Romero y representantes de las secretearías de Gobernación, Seguridad Pública, Marina, Comunicaciones y Transportes y la Procuraduría General de la República.

El asunto más crítico surge de que hasta ahora Cuba sólo recibe a sus nacionales que son interceptados por autoridades mexicanas en algún punto de una travesía marítima ilegal (balseros), pero rechaza a los que son detenidos en México con otra procedencia, como las fronteras con Guatemala o con Belice.

El gobierno cubano sostiene que no recibe a esos otros emigrantes porque considera que entre ellos puede haber potenciales ejecutores de atentados. En la práctica la decisión impide resolver el principal conflicto migratorio bilateral, pues distintas estimaciones indican que desde al menos hace cuatro años esa es la vía por la cual pasa la absoluta mayoría de cubanos indocumentados en ruta hacia Estados Unidos.

“Dada su complejidad, se trata de un asunto en el que lo más importante es que se discute y que se seguirá discutiendo, aunque la posibilidad de alcanzar un acuerdo no sea en lo inmediato”, dijo Jiménez Remus.

Los cubanos indocumentados que no son balseros, al ser rechazados por su propio gobierno, en México pagan una multa, obtienen un “oficio de salida”, cruzan la frontera norte y en Estados Unidos se acogen a la Ley de Ajuste de 1966, que les facilita la residencia.

Desde hace al menos cuatro años por ese pasillo se van tres cubanos indocumentados por cada uno que llega a Estados Unidos por mar, según informes de la oficina de intereses estadunidense en La Habana.

Según el INM, desde 2006 la devolución de balseros a Cuba se cuenta por varios cientos y las detenciones temporales por entre mil y 2 mil, en periodos anuales.

Pero la representación de Estados Unidos en La Habana ha reportado desde 2004 el ingreso de cubanos indocumentados a ese país, procedentes de México, en dimensiones incomparables con las anteriores: desde los más de 6 mil anuales, en septiembre de 2004, hasta los 11 mil 486 entre octubre de 2006 y septiembre de 2007.

 
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