■ Un recorrido por 250 obras pretende revalorar su aportación
Las Reinas de Egipto salen de la sombra de los faraones; abren muestra en Mónaco
Mónaco, 12 de julio. Bellezas perfectas y siempre misteriosas, las Reinas de Egipto, madres, esposas o hijas de faraones, salen por primera vez de la sombra de los soberanos en una exposición inaugurada este fin de semana en el principado de Mónaco.
Pocos han oído hablar de Karomama, Henhenet o Nefertari, soberanas del valle del Nilo. “Los historiadores se han enfocado en la larga suceción de faraones, sin prestar atención al aspecto femenino de la realeza”, constata Christiane Ziegler, curadora de la exposición abierta hasta septiembre en el Foro Grimaldi.
Ex directora del departamento de antigüedades egipcias del Museo del Louvre, Christiane Siegler comenzó sus estudios de egiptología con una tesis sobre la reina Tiy, esposa de Amenothep III.
“La bibliografía sobre el tema era casi inexistente en ese entonces para la mayoría de las reinas. En los recientes años han comenzado a salir libros sobre ellas; esta exposición es la primera en tratar el asunto a fondo”, explica.
¿Cómo era la vida de esas mujeres en la corte de los faraones? ¿Cuál era su papel doméstico, político, religioso?
Un recorrido temático que se apoya en 250 obras prestadas por prestigiosas instituciones de 15 países, entre ellas el Museo Egipcio de Berlín, el Real de Bélgica, el Museo de El Cairo, el Metropolitano de Nueva York, el Louvre o el British Museum, intentan familiarizar al visitante con esos diferentes aspectos.
La exposición se abre con la figura mítica de Cleopatra y termina con una evocación de la reina Tausert, cuya tumba hallada en el Valle de los Reyes inspiró a Theóphile Gautier la Novela de la momia.
La exposición revela igualmente numerosos “matrimonios diplomáticos” pactados por los faraones con princesas extranjeras para reforzar alianzas con vecinos poderosos.
Aun cuando no desempeñaban un papel político central, las reinas estaban encargadas de usar sus encantos para ganarse el favor de los dioses.
Lo único que lamenta la curadora Christiane Ziegler es que existan pocos testimonios sobre la vida íntima de estas princesas quienes dan siempre una imagen de bellezas perfectas, siempre misteriosas y con cierto rigor institucional.