■ En su reciente libro se interna en el universo creativo de tres mujeres
Lorena Zamora, en busca de la “feminización del arte”
¿Qué es el imaginario femenino en el arte? Lorena Zamora Betancourt, integrante del Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información de Artes Plásticas (Cenidiap), del Instituto Nacional de Bellas Artes, trata de contestar esta pregunta al revisar la producción de tres artistas contemporáneas: Mónica Mayer, Rowena Morales y Carla Rippey.
No deja de lado que “en México la expresión plástica de las mujeres ha dibujado un panorama de gran riqueza propositiva y conformado ya un profuso abanico de formas y estilos. En las décadas recientes ha transitado paralelamente al lado de las actividades políticas y académicas femeninas, se han establecido contactos, pero, en ocasiones, también distanciamientos, quizá debido a la diferencia de edades: el arte es tan viejo y el feminismo tan joven que a veces parecen no coincidir”.
De acuerdo con Zamora Betancourt, el punto medular de distinguir un arte de mujeres tiene como objetivo “recuperarlas de su invisibilidad en la historia”.
El imaginario femenino en el arte: Mónica Mayer, Rowena Morales y Carla Rippey (Cenidiap/ INBA/ CNCA), dado a conocer en días pasados, facilitó a la autora “internarme en el universo creativo de las mujeres, explorar su terreno temático, conceptual y metafórico para tratar de ubicar la existencia del imaginario femenino”.
Para esto se tomó como objeto de estudio la obra de las artistas mencionadas, quienes “desde diferentes perspectivas se han interesado en aspectos que conciernen a la mujer, y cuyas obras han sido identificadas por los especialistas como portadoras de referencias a la esfera femenina”.
Mayer, Morales y Rippey pertenecen a una generación que “vivió muy de cerca el auge del feminismo en el país en la década de 1970; son creadoras con trayectorias distintas; mujeres con historias de vida diferentes, con lenguajes plásticos diversos”. Aunque muchos rasgos las hacen distintivas entre sí: a Zamora se le hace pertinente la posibilidad de considerarlas como “suma de expresiones individuales femeninas que ofrecen un discurso que las distingue frente al arte de los hombres”.
La polémica en México, recuerda la autora, “de si el arte tiene o no sexo es reciente; se hizo evidente al aparecer en la fortuna crítica el uso de conceptos, como arte de mujeres, arte femenino y arte feminista, para concluir en un término de aparente simplificación: la feminización del arte”.