■ La aclaración pone fin a versiones sobre pugnas en la dirigencia
Raúl Castro: la política de austeridad en Cuba es respaldada por Fidel
La Habana, 12 de julio. En un extremo del escenario, de pie ante la tribuna, Raúl Castro se pasó el índice y el pulgar derechos por los flancos de la mandíbula, en el gesto que dibuja una barba en el aire y que todo cubano sabe que significa “Fidel”. De inmediato señaló la primera butaca de la primera fila de la derecha, en la que su hermano mayor se sentó durante casi tres décadas.
“Uno que se sienta allí donde yo estoy”, dijo Raúl, “está también plenamente de acuerdo”.
En el auditorio principal del Palacio de las Convenciones, vestido de guayabera blanca, en lugar de su habitual uniforme de general de Ejército, el presidente cubano estaba diciendo al Parlamento, el viernes, que en su política de austeridad presupuestal combinada con estímulos materiales, a quien mejor trabaje, tiene el apoyo de Fidel Castro.
Hacía 20 días que Fidel había resucitado un lenguaje de los años 60, para rechazar que hubiera “pugnas” en la dirigencia y asegurar que él no estaba al frente de ninguna “fracción o grupo”.
La aclaración indicaba que alguna turbulencia se había producido ante la evidencia de dos discursos a veces claramente contrapuestos y que el veterano líder, enfermo y ausente de la vida pública hace casi dos años, pero aún comandante en jefe y líder del Partido Comunista de Cuba (PCC), se sentía obligado a declarar explícitamente el respaldo a Raúl, el jefe de Estado y de gobierno.
Raúl contó que consultó a Fidel su intervención final ante el Parlamento y que la respuesta fue: “Está perfecto”.
Con sus comentarios, siempre en tono campechano, Raúl cerró el diálogo de señales que indican la existencia de un solo mando, aunque afloren diferencias de opinión.
La silla de Fidel se quedó vacía durante toda la sesión de la Asamblea Nacional del Poder Popular. La noche anterior habían discutido la agenda parlamentaria y el discurso final los integrantes del Buró Político del PCC y los del Consejo de Estado, las dos instancias donde se mueven los resortes del poder en la isla, integradas por 41 hombres en total, entre ellos los hermanos Castro.
Al menos públicamente no hay registro en el pasado de una reunión conjunta del Buró Político y el Consejo de Estado, un escenario en el que se fusionan la maquinaria política, la operación económica y administrativa y las fuerzas armadas y de seguridad.
Con un cónclave de ese tipo, Raúl parece querer acentuar el peso de un liderazgo colectivo como único remplazo a la figura del líder en retirada. Y con esa fórmula y el reconocido apoyo de su hermano mayor, el presidente cubano indica que está procesando un consenso indispensable para mover el país, cualquiera que vaya a ser el camino.