■ No fue creada en la época etrusca, sino en la Edad Media, confirman científicos
Emblemática estatua de Roma es mil años menos antigua de lo que se creía
■ La técnica empleada para vaciarla en una sola pieza usando cera en el molde era desconocida en el mundo antiguo, dice experta
■ La escultura fue sometida a fechamiento por radiocarbono
Ampliar la imagen Lupa Capitolina, escultura en bronce emplazada en el museo Capitolino de Roma Foto: Ap
Roma. Mussolini la veneraba como símbolo de la “nueva Roma” que construía y, 60 años después, la broncínea loba de ojos acechantes, pesadas ubres y hocico entreabierto en un gruñido aún proclama “Roma” con la misma elocuencia que el Coliseo.
Sin embargo, para desilusión de los románticos de Roma en todas partes, los científicos han demostrado que la Lupa Capitolina, escultura en bronce de tamaño natural de una loba que amamanta a dos infantes, que se exhibe en el museo Capitolino, no data del tiempo de las togas y las carreras de carros de guerra, sino del siglo XIII, más de mil años después.
Conforme avanza el conocimiento científico, Roma pierde de manera consistente su intimidad con sus orígenes míticos. Primero fueron los gemelos que cuelgan de las mamas de la loba, moldeados en un estilo muy diferente del de ésta, y que, según se ha probado sin lugar a dudas, fueron hechos a finales del siglo XV. En noviembre pasado el entonces ministro italiano de cultura, Francesco Rutelli, creó gran excitación al anunciar que unos arqueólogos habían encontrado nada menos que la cueva en que la loba amamantó a los gemelos... pero no pasó mucho tiempo para que especialistas apuntaran que tal amamantamiento jamás fue otra cosa que un mito.
Y ahora le ha llegado el turno a la loba misma. Según la leyenda, los gemelos Rómulo y Remo, concebidos cuando el dios Venus estupró a la virgen vestal Rea Silvia, fueron arrojados al río Tíber por su perverso tío abuelo, pero rescatados por la loba, quien los crió como cachorros suyos. Más tarde Rómulo dio muerte a su hermano y fundó la ciudad que lleva su nombre. Imágenes de la loba amamantando a los gemelos han simbolizado la ciudad desde la más remota antigüedad, y Cicerón menciona que la estatua más significativa fue dañada por un relámpago el año 65 aC.
Los eruditos discuten sobre la edad de la Lupa Capitolina desde el siglo XVIII; los que querían creer que era la obra original descrita por Cicerón señalaban el daño en una de las pezuñas como posible resultado de un golpe de rayo. Con el tiempo se llegó al consenso de que era un trabajo etrusco que databa del siglo V aC.
Sin embargo, era cuestión de tiempo para que los especialistas comenzaran a mirar con más atención. Uno de ellos, Anna Maria Carruba, hizo notar que la técnica empleada en la estatua, que permitía vaciarla en una sola pieza usando cera en el molde, era desconocida en el mundo antiguo. El daño en la pezuña, aseguró, fue causado por un error en el proceso de moldeado. La loba no era producto del pasado etrusco, envuelto en sombras, sino de la Edad Media.
La noticia desagradó a los historiadores de mentalidad tradicional, para quienes el origen etrusco de la estatua era un hecho establecido durante generaciones... y el poder político de esos académicos causó que la prueba definitiva de la edad de la obra se retrasara más de un año. Para poner fin a la controversia se decidió someter la efigie a fechamiento por radiocarbono. La prueba se realizó en febrero de 2007, y en agosto pasado la verdad comenzó a filtrarse. La revelación final llegó apenas esta semana, cuando Adriano La Regina, el arqueólogo más eminente de Roma, dio la noticia en La Repubblica.
© The Independent
Traducción: Jorge Anaya