■ Sólo 12.7 por ciento de los enfermos recurre a la atención médica
Padecen trastorno bipolar un millón y medio de mexicanos: especialista
Más de un millón y medio de personas en México padece trastorno bipolar; 5 por ciento de los afectados por ese mal recurre al suicidio.
Esta enfermedad es un padecimiento mental crónico, también llamado “maniaco-depresivo, que se caracteriza por alteraciones en el estado de ánimo y se distingue porque el paciente transita de periodos de euforia extrema a otros de depresión profunda.
Según la siquiatra Martha Patricia Ontiveros Uribe, presidenta de la Asociación Psiquiátrica Mexicana (APM), uno de los factores más nocivos para las personas que padecen esta enfermedad es la falta de tratamiento médico, lo cual no radica en limitaciones de la medicina sino en que sólo el 12.7 por ciento de los pacientes acude a un especialista.
“En México no hay problema para establecer el diagnóstico, el problema es que los afectados no acuden al médico. Desde que se presenta la enfermedad hasta que llegan con un especialista transcurre un tiempo promedio de nueve años”, señaló.
En el contexto de la presentación de la alianza para difundir información sobre el trastorno bipolar, la especialista indicó que esta enfermedad se manifiesta mayoritariamente entre los 20 y 30 años de edad, aunque también se puede presentar en la adolescencia. Afecta igual a hombres y mujeres y, aunque en sus causas no están completamente comprobadas, se sabe que es una combinación de factores genéticos y biológicos.
“Si un padre padece trastorno bipolar, el hijo tiene 25 por ciento de de problabilidad de heredarlo; si lo tienen ambos progenitores, la descendencia tiene entonces un 75 por ciento de presentar ese mal. Sin embargo, no siempre es heredado. Por ejemplo, alguien con predisposición genética, con el consumo de sustancias o alcohol aumenta el riesgo de desarrollar la enfermedad”.
Los síntomas más visibles ocurren durante la fase aguda de los periodos de manía y depresión y, además, en ambos periodos la sintomatología es diferente.
Durante la manía, el paciente aumenta su autoestima; con pocas horas de sueño se siente bien, se vuelve hiperactivo, habla rápidamente, su pensamiento se acelera, su comportamiento es impulsivo y descontrolado, tiene ideas delirantes y, en casos agudos, puede presentar episodios de violencia.
En la etapa depresiva, el paciente tiene sentimientos de tristeza y desesperación, falta de energía, insomnio, disminución del apetito, pérdida de interés por actividades comunes, apatía, baja autoestima y, en casos graves, ideas o intentos de suicidio.