10 de julio de 2008     Número 10

Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER

Suplemento Informativo de La Jornada

SIEMBRA Y COSECHA

Nayarit
Comercializando maíz

Durante el pasado ciclo agrícola primavera-verano 2007 (PV2007), siete organizaciones locales de los municipios de Jala, Compostela, San Pedro Lagunillas, Santa María del Oro, Amatlán de Cañas y Ahuacatlán, todos de la región sur de Nayarit, desarrollaron un proyecto de acopio y comercialización de maíz blanco, teniendo como organización regional a la Integradora de Organizaciones de Productores del Sur de Nayarit, y como empresa a nivel nacional a Servicios Integrales de Almacenamiento y Comercialización de México (Siacomex). Estas dos –promovidas e impulsadas por la Asociación Nacional de Empresas Comercializadoras de Productores del Campo (ANEC)– operan como empresas de servicios complementarios para la comercialización y son el conducto más amplio de compactación de la oferta y de contratación de servicios de habilitación de bodegas, aseguramiento del producto almacenado, transportación de los granos hasta los centros de consumo, aseguramiento de los mismos en tránsito, obtención del financiamiento. Operan como canales de negociación de la venta. Estas empresas reciben a cambio el pago de una cuota por tonelada comercializada cuyo monto les permite únicamente recuperar sus costos, y canalizan a la organización local y, por medio de ésta, a los productores, el margen que se obtenga de la comercialización.

Contra la alternativa que ofrecían los comercializadores privados de la región, de pagar un precio de dos mil 100 pesos por tonelada, las organizaciones pusieron en juego sus capacidades organizativas, financieras y de infraestructura para acopiar y comercializar 25 mil toneladas de maíz, a partir de un proyecto regional en el que participaron más de 500 pequeños productores, a quienes se otorgó un precio de 2 mil 585 pesos por tonelada. La decisión de pagar este precio se tomó después de realizar un análisis de las condiciones y perspectivas del mercado internacional, nacional y regional, dejándose abierta la posibilidad de otorgar a los productores un pago adicional (un “alcance”), mismo que la organización podría obtener por dos vías: primero, por las compensaciones que se pudieran obtener ante un incremento de los precios en el mercado internacional, esto en virtud de que, con el apoyo de Apoyos y Servicios a la Comercialización Agropecuaria (Aserca), se adquirieron coberturas call en la Bolsa de Comercio de Chicago (CBOT) y, segundo, por los márgenes propios del servicio de comercialización que se le otorgaría a la industria procesadora. Casi a punto de concluir el proceso de venta del producto, las organizaciones estiman el otorgamiento de un alcance de 100 pesos por tonelada de la primera vía y de aproximadamente 200 por tonelada de la segunda.

 

LO QUE VA DEL SURCO A LA MESA

  • La administración campesina de la oferta y su contribución al ordenamiento de los mercados
  • La experiencia de ANEC en comercialización de maíz y frijol

Ismael Flores Torres


FOTO: ANEC

Mercados desordenados: Una característica de la producción de granos básicos es que la cosecha es estacional, pues se presenta en un período muy corto (de noviembre a enero en el caso del ciclo agrícola primavera-verano) y, por otro lado, el consumo tiende a ser constante o estable a lo largo del tiempo (hablando de las cosechas de primavera-verano éstas empiezan en noviembre y alcanzan para atender el consumo de diciembre a mayo). En diversas regiones del país, durante los meses de cosecha tenemos excedentes; es decir, volúmenes que rebasan las necesidades de abastecimiento de cada región, lo que implica que, típicamente, en esas épocas los precios se depriman. En un mercado donde la lógica del comercializador (“coyote”, intermediario, comprador o como se le quiera llamar) es la de comprar barato y vender caro, los precios que reciben los productores durante la cosecha son relativamente bajos y, una vez concluida ésta, los precios que pagan los consumidores son relativamente altos, siendo el comercializador el que obtiene el mayor margen. Este tipo de mercado –en que prevalece la fuerza del que trae el dinero y tiene las bodegas y el transporte para comprar a cualquier precio y donde pierden los productores y los consumidores—es desordenado, excluyente, ineficiente, poco competitivo y no puede considerarse moderno.

La administración campesina de la oferta: Una estrategia contributiva con el ordenamiento del mercado debe tener como elemento principal la administración de la oferta por los propios productores. Que ellos sean capaces de manejar sus excedentes y de abastecerlos a los consumidores conforme éstos los vayan requiriendo en el tiempo, lo que evitaría sobreofertas estacionales y, por ende, depresión de los precios. Los tres pilares de la estrategia serían: la organización de los productores oferentes (lo organizativo); el financiamiento y la administración de los riesgos (lo financiero) y el almacén y equipamiento para dar a los granos el valor agregado necesario (la infraestructura).

En el pilar organizativo encontramos tres niveles de organización: en el primero, y como parte fundamental, tenemos a la empresa comercializadora campesina (ECC), integrada por productores personas físicas y cuyo ámbito de influencia es local, dado que su trabajo se circunscribe a una o varias comunidades de uno o varios municipios; en este nivel –que podríamos llamar “local”– hay diversas figuras jurídicas: la sociedad de producción rural, la sociedad cooperativa, la unión de ejidos, la asociación agrícola local, etcétera. El segundo nivel lo constituye la empresa integradora campesina de servicios comerciales (EICSC), conformada por las organizaciones locales y cuyo ámbito de influencia es regional, dado que su labor tiene efectos sobre más de dos municipios de uno o varios estados de una región del país; en este nivel encontramos diversas figuras jurídicas: sociedades anónimas, asociaciones rurales de interés colectivo, sociedades de responsabilidad limitada, federaciones de cooperativas, etcétera. El tercer nivel corresponde a la empresa integradora campesina de servicios comerciales (EICSC), constituida por las organizaciones regionales y cuyo ámbito de influencia es nacional, dado que su labor tiene efectos en más de dos estados del país. En estos tres niveles se conjugan y complementan los conocimientos de los actores principales del proceso: directivos, gerentes, responsables de comercialización, supervisores operativos y almacenistas.

En el pilar financiero encontramos la combinación de diversos instrumentos de crédito para la comercialización, entre los que destaca el prendario, cuya garantía está constituida por el propio grano almacenado; asimismo, encontramos el uso de herramientas de administración de riesgos, tales como las coberturas de precio, que nos permiten acceder a compensaciones de precio en el caso de variaciones a la baja de los inventarios almacenados.

En el pilar infraestructura se ponen en juego las bodegas y los equipos para realizar la recepción, el pesado, el análisis de la calidad, la descarga, la conservación, la selección, el cribado, el envasado y la carga de los volúmenes de cosecha almacenados.

Resulta evidente que a mayor participación de los productores en este proceso, mayor será la capacidad de compactación de la oferta y mayor el efecto en los niveles de precios.

El proyecto de acopio y comercialización: La estrategia de administración campesina de la oferta tiene como célula básica el proyecto de acopio y comercialización de la organización, cuyos objetivos centrales deben ser: 1) ofrecer a los productores de granos las mejores condiciones para la comercialización de sus cosecha: el mejor precio, el pago más oportuno, un canal seguro de venta y el mejor servicio de recepción de su cosecha en el centro de acopio (pesaje adecuado, aplicación adecuada de la norma de calidad, descarga ágil, buen trato, etcétera.); 2) fortalecer organizativamente a la ECC; 3) ofrecer a los consumidores y procesadores precios competitivos, productos de calidad y abasto oportuno; y 4) contribuir con el ordenamiento del mercado regional.

Es muy importante que el proyecto sea elaborado con la participación de los socios de la organización local y que se realice una adecuada promoción del mismo entre los productores de su zona de influencia. Muy importante también será el que se realicen evaluaciones periódicas de los avances del proyecto y que al finalizar el proceso se evalúen los resultados cualitativos y cuantitativos del proceso.

Director de Siacomex

Zacatecas
Comercializando frijol

Durante el ciclo primavera-verano 2007 (PV2007), 17 organizaciones locales de los municipios de Sombrerete, Río Grande, Villa de Cos, Fresnillo, Morelos y Guadalupe, en Zacatecas, realizaron un proyecto de acopio y comercialización de frijol; tuvieron como organización regional a la Integradora Estatal de Productores de Frijol de Zacatecas y como empresa nacional a Siacomex.

Contra la alternativa privada, las organizaciones pusieron en juego sus capacidades para acopiar y comercializar 11 mil toneladas de frijol en un proyecto regional en que participaron más de 700 pequeños productores.

El precio en el mercado libre durante el “pico de la cosecha” era de tres mil 500 pesos por tonelada. Después de realizar un análisis de las condiciones del mercado, la organización realizó el acopio con un precio de 5 mil 500 pesos por tonelada, y dejó abierta la posibilidad de otorgar a los productores un “alcance” adicional una vez realizada la venta de todo el producto acopiado. Cabe destacar que en el caso del frijol no contamos con coberturas de precio en CBOT. Casi a punto de concluir el proceso de venta del producto las organizaciones estiman el otorgamiento de un alcance de alrededor de alrededor de 500 pesos por tonelada.

Esta estraegia regional permitió que la mayoría de los productores accedieran a un mejor precio y a condiciones más adecuadas para la comercialización de su producto. Asimismo, a que la industria procesadora pudiera pagar su materia prima a precios menores, en este caso en alrededor de un 15 por ciento, en relación con los precios de importación del producto.

Guerrero

Otro modo de comer, otro modo de vivir:
los huertos ecológicos de Petatlán


FOTO: Lorena Paz Paredes

Lorena Paz Paredes

En las zonas rurales marginadas las mujeres sufren la falta de comida con mucha más angustia que otros miembros de la familia, pues alimentar a los hijos se vive como una responsabilidad ineludible y casi exclusivamente personal. Si no hay maíz para el nixtamal, ella tiene que pedirlo prestado a la parienta o a la vecina, y si no, conseguir dinero y endeudarse, pero una tortilla no les faltará a los chamacos. Con quelites, agua y tantita sal puede hacerse una sopa, y ese día ella se las arregla para que sus hijos engañen al hambre. Y si la comida no alcanza, es ella la que come menos, la que espera al final, o la que se acuesta sin probar alimento.

Ingeniárselas para hacer comida cuando se es pobre puede ser una carga pesadísima. Pero cuando esa voluntad se socializa, las cosas cambian, como sucedió en la serranía de Petatlán donde una docena de campesinas empezaron a juntarse para intercambiar consejos, ánimos y sembrar hortalizas en sus traspatios. Así nació la Organización de Mujeres Ecologistas de la Sierra de Petatlán (OMESP) en 2002. Seis años después hay cien socias en más de 12 comunidades de la cuenca, cultivando hortalizas en sus traspatios. “Mi mamá antes no sabía cómo eran tantas hortalizas que hay –cuenta una niña–; en la casa nomás conocíamos el jitomate, el chile, las calabazas (...) Ahora todos sabemos lo que son los rábanos, las lechugas, todo, y cada quien tiene una huerta que cuida y riega para tener comida (...) Los niños ayudamos a sembrar. Me gustan las mañanas y las tardes cuando nos juntamos con mis hermanos para regar y limpiar.”

Y es que con el cultivo de verduras les cambió la vida a las familias de por aquí. “Antes de que yo entrara a la organización –cuenta una socia– no sabía sembrar hortaliza, comíamos arroz, frijoles, tortillas, huevos y pastas. Hoy en mi casa se come mucha verdura y hasta ensaladas sé hacer”.

Otra socia dice que “desde antes yo sembraba zanahorias y rábanos, pero no sabía el valor que tenían. Aquí en la OMESP me enseñé a sembrar col, cebolla, lechuga, calabaza, cilantro, betabel, ajos, tomate y a darles valor. Desde que estoy organizada he sentido un gran adelanto para economizar, porque ahora ahorro y ya no compro toda la verdura y no dependo tanto de lo que mi marido me trae”. Otra socia explica que la organización le ha “dado conocimiento de las hortalizas: cómo se riegan, cómo se preparan. Hoy en mi familia comemos cebolla, rábano, sandía, betabel, zanahoria, cilantro. Me enseñé cómo aprovechar mejor lo que tengo; qué podemos sembrar para alimentarnos mejor y más fresco y no tener que comprar todo lo que comemos.”

Mejora la dieta.También aprendieron a hacer encurtidos, mermeladas y conservas, para aprovechar mejor los productos y vender los excedentes en la misma localidad.

Además, la organización ha conseguido modestos financiamientos para comprar semilla de hortalizas cada ciclo y malla para cercar algunos huertos y protegerlos de los animales. Otras socias están sembrando frutales como cercos vivos en sus traspatios y también crían pollos de rancho, y además de ensaladas, comen carne y huevo.

La organización les ha dado a estas mujeres una escuela, principalmente mediante el intercambio de saberes y experiencias entre socias de distintas comunidades. Y con apoyo de especialistas, algo han aprendido sobre agricultura orgánica, composteo y combate de plagas y enfermedades. “Aprendimos a conocer las enfermedades de las plantas y a curarlas (....) podemos preparar con ajo, chile, ceniza y jabón la medicina que cura las plantas (...) ahora sabemos y tenemos manera de alimentarnos sanamente, aprovechando el suelo y el agua”.

Los huertos de traspatio mejoraron la nutrición familiar y ayudaron a ahorrar el dinero que muchas veces no se tiene, pero sobre todo afianzaron la organización. “Aquí hemos aprendido –cuenta la dirigente de la OMESP– a caminar solas (...) y sabiendo que otras mujeres en otras partes están igual que nosotras y luchan por mejorar”.

Oaxaca

Aprendiendo desde la práctica

Kendy Hernández Luna* y Aldo González Rojas**

Guelatao es una pequeña comunidad rural zapoteca, oaxaqueña, de cerca de mil habitantes. Hasta hace unos 40 años era una comunidad autosuficiente en alimentos y vendía sus excedentes de frutas y hortalizas en Natividad (lugar donde se explota una mina). Actualmente Guelatao se ha descampesinizado, gracias a los programas gubernamentales para el desarrollo rural, que terminaron destruyendo su economía campesina y convirtiendo a sus habitantes en activos consumidores de productos del exterior.

Hace siete años se propuso a la comunidad instalar en ella un bachillerato, con la posibilidad de incidir en el plan de estudios. Hoy el Bachillerato Integral Comunitario número 1 (BIC), con el propósito de cumplir con su aspiración inicial, ha desarrollado un proyecto denominado Producción Agrícola Escolar y Mercado Cultural en la Región, que busca construir un modelo propio de educación, donde se valore el trabajo como fuente del verdadero conocimiento, al mismo tiempo que promueve una iniciativa para reactivar la economía campesina.

Tres problemas motivaron a los estudiantes a proponer esta alternativa: a) muchos campesinos utilizan agroquímicos y provocan contaminación del agua y suelo, graves problemas de salud a los seres vivos, e infertilidad en el suelo; que se remata con su reciente encarecimiento. b) La migración, que genera una mayor dependencia, pues los alimentos que se dejan de producir se tienen que comprar, ya sea en las tiendas Diconsa o en los supermercados, lo que está provocando además el cambio en la dieta rural, con un incremento en el consumo de alimentos procesados y de carne producida con hormonas. c) La contaminación transgénica del maíz, que se descubrió en la región en 2001 y que amenaza con eliminar las semillas nativas.

La propuesta tiene dos vertientes. En primer lugar, la siembra de maíz nativo en los terrenos de la escuela, actividad en que los estudiantes han sido apoyados por los campesinos de la región –quienes han depositado en ellos los conocimientos heredados de sus abuelos– y por técnicos de la Unión de Organizaciones de la Sierra Juárez, Oaxaca (UNOSJO), que les han enseñado el uso de un abono orgánico llamado supermagro, con resultados satisfactorios; lo que les ha permitido valorar el trabajo campesino.

En segundo lugar se ha iniciado, con el apoyo de la autoridad municipal tradicional de Guelatao y la radiodifusora Stereo Comunal, un tianguis o mercado tradicional, dominical, quincenal, al que acuden principalmente campesinos y artesanos de las comunidades de la Sierra Juárez. La intención de esta propuesta no es convertir a los campesinos zapotecas en comerciantes de productos agrícolas, sino darles la oportunidad de intercambiar o vender sus excedentes, para generar algunos ingresos que les ayuden a adquirir otros productos que necesitan para sobrevivir dignamente, pues la lógica campesina no es producir para acumular riquezas, sino para satisfacer las propias necesidades.

Es cierto que algunos productos campesinos pueden resultar más caros que los globalizados, pero son sanos, de calidad certificada por la confianza y tienen mucho mejor sabor que los segundos, y porque es imposible que el trabajo comunal camine de la mano con el comercio capitalista, la iniciativa tiene el propósito de valorar y defender nuestras formas propias de comercio.

Sabemos que la iniciativa ha despertado simpatía de parte de los campesinos y de los consumidores locales, aunque también está siendo vigilada por los políticos locales, quienes ven en cualquier decisión que surja desde el pueblo un peligro para su estabilidad, ya que la propuesta reivindica que producir y consumir nuestras semillas y productos nativos son acciones directas contra la globalización neoliberal, que hoy se hace no sólo por costumbre, sino con la conciencia clara de que tenemos mecanismos propios para resistir esta nueva invasión y construir la autonomía indígena con perspectiva propia, desde diferentes vertientes.

*Bachicherato Integral Comunitario No. 1 (BIC), **Unión de Organizaciones de la Sierra Juárez, Oaxaca (UNOSJO)