■ Expertos de la UNAM aseguran que pobladores de Morelos estarían en peligro
Sin estudios de impacto ambiental y vial se avaló la instalación de relleno sanitario
■ La MIA omitió datos sobre pozos y manantiales que podrían resultar contaminados
Ampliar la imagen Afluente en el predio Loma de Mejía, en Cuernavaca, uno de los cuales resultaría contaminado con el relleno sanitario Foto: Jorge García Madrigal
Cuernavaca, Mor. El relleno sanitario en Loma de Mejía, que operará por 25 años y cada día almacenará entre 500 y mil toneladas de basura, tiene el riesgo de generar lixiviados que en dos años llegarían a los 14 pozos que abastecen de agua potable a unas 100 mil personas que viven al norte de Temixco. Esto ha llevado a que desde el pasado 12 de enero haya un plantón permanente en la colonia Lauro Ortega para evitar el paso de la maquinaria de construcción.
El relleno está planeado en el ejido San Antón, al sur de este municipio y en los límites con Temixco. La manifestación de impacto ambiental (MIA) omitió la información sobre decenas de pozos, norias y manantiales localizados al sur de Cuernavaca, que abastecen de agua potable a pobladores de este lugar, indica el análisis sobre el documento que elaboraron expertos. Estos sitios tendrían un riesgo permanente, ya que la tecnología, en un terreno permeable, no garantiza que se evitará la trasminación de lixiviados, líquidos que produce la basura.
La norma 083, que define las especificaciones de los sitios para la instalación de rellenos sanitarios, da una salida a aquellos que no cumplen con ellas. Establece que en caso de no acatar algún punto, “se deberá demostrar ante la autoridad competente que con la aplicación de obras de ingeniería, tecnologías y sistemas, se tengan efectos equivalentes a los que se obtendrían del cumplimiento de lo previsto”.
Con esto, indican opositores al proyecto, el gobierno municipal panista avala el plan y argumenta que se colocará una geomembrana resistente que impedirá el paso de lixiviados.
El presidente municipal de Temixco, Javier Orihuela, del PRD, señala en entrevista que la ubicación del relleno al norte de su municipio es preocupante, “es un riesgo”. Colonias como Lauro Ortega, Robles Jaramillo, Aztecas y Pueblo Viejo, entre otras, se verían afectadas. Por eso, dice, piden a Cuernavaca que sea reubicado el plan y varios municipios proponen el establecimiento de un relleno sanitario regional en áreas que sí cumplen con las condiciones.
Agrega que buscarán interponer un amparo por daños al medio ambiente, y hay un procedimiento jurídico para que los camiones y maquinaria de ese proyecto no pasen por este municipio. “Ya hemos sido afectados por la contaminación de Cuernavaca, ya que manda aguas superficiales contaminadas que ya no pueden usar para riego”, señala.
Comenzó la construcción
A unos 300 metros del sitio donde se construye el relleno sanitario, en el ejido San Antón, está el rancho de Eleazar Vargas, conocido como don Elio, quien se niega a ceder sus tierras, como ya lo han hecho sus vecinos, para la construcción del relleno sanitario. Regresa de fumigar y está preparando la tierra para el cultivo de frijol y maíz, a un lado de donde están los plantíos de agave tequilero. Esta tierra, dice, “me costó mucho trabajo comprarla y no la voy a dejar”.
Sentado a la sombra de un árbol, en el patio de su propiedad, dirige su mirada a la cañada La Colorada, en cuya pendiente se acumula la arena que en la construcción del relleno se ha extraído. Dice que el presidente municipal Jesús Giles le ha ofrecido mucho dinero por sus tierras, pero él ya está comprometido con el movimiento y apoya “la tranca”, el plantón que impide el paso de la maquinaria por el lado de Temixco.
Doña Vicky, una de las mujeres que permanece en “la tranca”, dice que su familia siempre ha estado en lucha. Originaria de Pueblo Viejo, una de las colonias cercanas al relleno, recuerda que su abuelo, Casto Quevedo, anduvo en la Revolución, luchó junto a Emiliano Zapata. “Estamos acostumbrados”, señala la mujer alta y bronceada por andar tanto tiempo bajo el rayo del Sol.
Una vez que la maquinaria no logró entrar a Loma de Mejía por Temixco, tomó la alternativa de la avenida Subida a Chalma. Al lado de ella hay 17 colonias, y sus habitantes se han organizado para manifestar su inconformidad con el proyecto. Al principio hacían sus reuniones informativas en salones de fiestas de la zona, pero éstos les han cerrado las puertas, comenta Citlali González.
La avenida es de doble sentido y en algunos tramos es más estrecha que en otros, es una de las pendientes más pronunciadas de esta ciudad. Autoridades informaron a los residentes que por ahí pasarán diariamente 74 camiones con ocho toneladas de basura que tendrán como destino el relleno sanitario.
González relata que en una ocasión colocaron mantas en bardas de casas particulares y la policía aprehendió a cuatro personas. También pretendieron detenerlos cuando repartían volantes. En otra ocasión, cuando se dirigían a entregar una carta al presidente municipal de Cuernavaca, Jesús Giles, efectivos policiacos fuertemente armados les impidieron el paso.
Científicos de la Universidad Nacional Autónoma de México refieren que en el caso de la nueva ruta de acceso a Loma de Mejía, por la avenida Subida a Chalma, “no se han realizado los estudios de seguridad vial, impacto vial e impacto ambiental del transporte de los residuos. La realización y discusión pública de estos estudios es crucial, ya que debido a la topografía local y estrechez de los caminos es de esperarse que el uso de esta ruta implique riesgos físicos graves para la población”.