Usted está aquí: jueves 3 de julio de 2008 Deportes Belem Guerrero dice adiós al ciclismo satisfecha de sus logros

■ Carlos Hermosillo le ofreció apoyo, pero no intentó detenerla, dijo la pedalista

Belem Guerrero dice adiós al ciclismo satisfecha de sus logros

■ La subcampeona olímpica en Atenas 2004 aceptó haberse equivocado al despedir y luego volver a llamar a su entrenador Echavarría, pero culpó de su retiro a los dirigentes del deporte

Jorge Sepúlveda Marín

Ampliar la imagen La mexiquense Belem Guerrero, luego de anunciar su retiro definitivo del ciclismo La mexiquense Belem Guerrero, luego de anunciar su retiro definitivo del ciclismo Foto: Francisco Olvera

Con la frente en alto, contenta, pero sobre todo satisfecha de lo que obtuvo en 18 años como pedalista, Belem Guerrero se bajó de la bicicleta y ahora buscará, desde otra trinchera, ayudar a los ciclistas que vienen detrás para que las autoridades deportivas los apoyen cuando más lo necesitan.

Afirmó que se va cansada de la forma en que fue tratada en no pocas ocasiones por varios dirigentes, inclusive la víspera, cuando se supo que anunciaría su retiro, Carlos Hermosillo, director general de la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (Conade) le habló por teléfono para ofrecerle “toda la ayuda que necesitara”, pero ni siquiera intentó convencerla de que se esperara.

Sin rencores, la subcampeona olímpica en Atenas 2004 no perdió el humor al mencionar que primero se tomará unos días de vacaciones, comerá bien y rico “para subir un poquito de peso”, y luego buscará la forma de colaborar con su deporte, lo que en un mes habrá decidido.

Belem estuvo acompañada en su despedida por Ana Guevara, dirigente del deporte en el Distrito Federal, quien a principios de año también dijo adiós.

Allí, la pedalista mexiquense declaró que no había vuelta atrás, así le comunicaran la siguiente semana que la Unión Ciclista Internacional (UCI) le concedió el wild card (invitación) para asistir a los Juegos Olímpicos de Pekín, lo que prácticamente dio por descontado que ocurra.

La competidora aceptó, con humildad, haberse equivocado, acaso por haber despedido primero a su entrenador cubano Óscar Echavarría, y luego haber solicitado que lo contrataran de nueva cuenta.

Es un yerro, “como ser humano que soy”, admitió, aunque consideró que las autoridades de la Conade le cerraron las puertas, porque no le dieron apoyo en el momento en que más lo necesitó.

Aunque se le escuchaba poco convencida, apuntó que se iba “demasiado feliz, demasiado contenta con lo que hice. Me voy, creo, en la cúspide (...) como una de la mejores ciclistas” del país, aunque con un amargo sabor de boca por la forma como los dirigentes están manejando el deporte, y porque algunos ahora piensen “que ya no está apta para ir a los Juegos Olímpicos”, porque no dimensionan lo que ha hecho y lo que podría lograr en lo inmediato.

La calificada a cuatro justas veraniegas se notó más seria que de costumbre. Mostró algunas sonrisas nerviosas cuando se le preguntó sobre los dirigentes que no la atendieron oportunamente, aunque se atrevió a señalar que, en general, éstos muchas veces consideran “desechables” a los deportistas, primero los usan para sus asuntos y luego los olvidan.

Relajada, sabedora de haber logrado una carrera exitosa, y segura del potencial para trabajar en favor de quienes vienen detrás, Belem Guerrero se despidió en el salón de un hotel, alejada del óvalo donde invirtió sus mejores años, con buenos dividendos.

 
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