■ Contra los deseos de Calderón, reivindican el valor simbólico del petróleo en México
El debate en la UNAM, sin agraviar a nadie, no pudo ser asunto de “técnicos”
■ Las iniciativas de reforma a Pemex, una pieza de la globalización neoliberal: Bolívar Echeverría
■ González Pedrero dice que descalificar la consulta es, por decir lo menos, “poco democrático”
Pues no, no son propiamente los “técnicos” que quiere el presidente Felipe Calderón. Son Ramón López Velarde, José María Luis Mora, Octavio Paz, Lázaro Cárdenas y… Carlos Marx. Tampoco suena muy “técnico” el corrido que se cuela en el debate universitario: “Hagamos de cuenta que fuimos basura, vino el remolino y nos alevantó”, cantaban los miserables frente a su misma miseria, tras 20 años de muerte y destrucción, al término de la Revolución. Ése es el “balance desencantado” que Lázaro Cárdenas quiso combatir con su utopía: “un Estado capitalista, sí, pero con un fuerte correctivo social”, dice Bolívar Echeverría, profesor de la Facultad de Filosofía y Letras.
Carlos Monsiváis suele contar entre risas que cuando Bolívar Echeverría explica El Capital, puede trazar en un pizarrón “diagramas como de radios de transistores y tú debes decir que sí, aunque no entiendas nada”.
Pero hoy Bolívar no cita El Capital, aunque no puede evitar una frase del Marx joven: “Una población desnuda de identidad se avergüenza”. Luego, en palabras de Bolívar, Octavio Paz traduce al alemán de las barbas: “Una nación que se avergüenza es león que se agazapa para dar el salto”. Una advertencia a los sordos gobernantes de hoy, completa Echeverría la traducción.
El presidente Felipe Calderón quiere que el debate petrolero sea un asunto sólo de los técnicos, ya ni siquiera de políticos. Pero, necios, los universitarios hacen desfilar a figuras que nada tienen que ver con una mirada fría sobre el tema. Se sabe que no es “cosa de técnicos” desde el nombre de la mesa: El petróleo en la historia y la cultura de México.
Define Bolívar: “La riqueza petrolera es una de las principales entidades simbólicas que prueban la realidad de la comunidad mexicana en su existencia como nación”.
¿Qué rayos hace aquí López Velarde? Echeverría lo usa de punto de partida: para López Velarde, dice, el petróleo es el instrumento de la modernización devastadora (“los veneros de petróleo el diablo”).
Y es a los añorantes de la república oligárquica y a los desencantados que les ofrece Lázaro Cárdenas su utopía: “La suave patria puede no ser oligárquica, la clave está en el uso social y nacionalista de la riqueza petrolera…” Esto es lo que afirma Lázaro Cárdenas. “El petróleo aparece entonces como el núcleo de la afirmación del Estado nacional mexicano, de la identidad mexicana, de esa construcción imaginaria colectiva y, por lo tanto, también como el núcleo de la cultura mexicana.”
Las iniciativas de reforma petrolera son vistas por el profesor universitario como una pieza de la “globalización neoliberal” que sus iniciadores abandonan y el gobierno mexicano retoma como si fuese novedad: “La globalización neoliberal, sin embargo, persigue una meta que es contradictoria: por un lado descansa sobre la existencia del Estado nacional, pero al mismo tiempo desmantela su fundamento territorial y desmantela la identidad nacional que, como hemos visto, es indispensable para el funcionamiento de ese Estado”.
Y frente a ese intento es que ve Echeverría el león que se agazapa, por ahora en forma de debate que se multiplica y exhibe la reforma pretendida “como un proyecto torpe en lo técnico, absurdo en lo económico e irresponsable en lo político”.
¿Y qué hace aquí José María Luis Mora? Lo trae al recinto universitario Enrique González Pedrero, ex gobernador del muy petrolero Tabasco, quien declara, de entrada, no ser experto en la materia (“alguna experiencia política tengo y cierto sentido de la observación”).
Entra al tema de la consulta popular, descalificada por quienes sostienen que los ciudadanos no tienen información suficiente para opinar sobre el futuro del petróleo nacional: “La tesis de que los ciudadanos no tienen preparación suficiente para enfrentar satisfactoriamente cuestiones tan arduas es una forma poco democrática, para decir lo menos, de bloquear la consulta popular para salir del paso, así sea con poca elegancia”.
El ex gobernador tabasqueño recorre la historia y va de las minas propiedad de la corona española al porfiriato, y del cardenismo a la fundación del PAN, creado, dice, “entre otros propósitos, para oponerse a la expropiación petrolera”.
Entre citas y referencias históricas González Pedrero quiere subrayar que, sursum corda, bajo cuerda, se pretende una modificación del artículo 27 constitucional. Así, cuando en la sesión correspondiente le piden que identifique en qué parte de la iniciativa “está la privatización”, el autor de La cuerda tensa responde: “En todas, no porque se mencione el término, sino porque se usan eufemismos, como es el estilo en nuestra época globalizadora”.
Embates de trasnacionales
Francisco I. Madero, Venustiano Carranza y Alvaro Obregón, tres figuras históricas que sufrieron los embates de las compañías petroleras trasnacionales, llegan en voz de Fernando Pérez Correa, ex director de la Facultad de Ciencias Políticas.
De la historia pasa al futuro inmediato. Dice Pérez Correa que si los legisladores no son sensibles a los Sentimientos de la Nación enunciados por José María Morelos, sucederá “lo que ha ocurrido invariablemente en la historia de México: vamos a tener, además de un funcionamiento de órganos institucionales, la apertura de muchos espacios de concertación y de recuperación del consenso a partir de la movilización social”.
Desde el alzamiento zapatista de 1994 hasta las protestas de hoy, sigue el académico, “lo que vemos es una tensión entre el juego institucional estrecho y el apremio de las demandas populares expresadas por las movilizaciones”.
Pérez Correa evoca al rector José Narro, quien en la apertura de los debates universitarios clamó porque el tema petrolero no divida a los mexicanos. “Se trata de atender la indispensable tarea de reforma institucional sin que aspiremos a convertir esto en un evento de divorcio y enfrentamiento entre los mexicanos.”
Nadie se opone a esa idea, aunque en los opositores a las iniciativas existe la convicción de que, con todo y su “derrota” en los debates, el gobierno se empecinará en aprobar las reformas, con argumentos “técnicos”.
“Hagamos de cuenta que fuimos basura, vino el remolino y nos alevantó…”, cita Bolívar Echeverría. El rector pide unidad, el Presidente sólo quiere técnicos, viene “la consulta de Ebrard”, Andrés Manuel López Obrador anuncia nuevas movilizaciones. A Bolívar Echeverría le faltaron dos versos del corrido que vino a cantar al Centro Cultural Universitario Tlatelolco, porque hacia allá parecemos ir. Dicen los versos faltantes: “Y cuando estábamos allá en las alturas, un golpe de viento nos desapartó”.