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“Torpe”, “absurda” e “irresponsable”, la iniciativa para reformar Pemex
■ Especialistas de la UNAM cuestionan bases técnicas, económicas y políticas del proyecto
■ Inocultable, su carácter privatizador, coinciden
La reforma petrolera que propone el gobierno de Felipe Calderón es “torpe” en el terreno técnico, “absurda” en lo económico e “irresponsable” en lo político, señalaron ayer investigadores, catedráticos y analistas de la UNAM, y advirtieron que a Pemex se le está utilizando como la “gallina de los huevos de oro” para resolver los problemas del presente, aunque con ello se esté limitando el bienestar de las futuras generaciones.
En la tercera jornada de discusiones sobre ese tema, los especialistas subrayaron que “la identidad nacional mexicana tiene en la riqueza petrolera un elemento simbólico central; por eso se defiende con ahínco que este bien público no se privatice”.
La jornada de ayer en el Centro Cultural Universitario Tlatelolco la abrió Enrique González Pedrero, investigador titular del Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias, quien planteó que, en caso de aprobarse la reforma, Pemex pasaría de ser una entidad pública a una empresa que ya no estaría manejada por el Estado, sino por particulares extranjeros o mexicanos, quienes decidirían sus directrices.
La gallina de los huevos de oro
Por ello, señaló, ante esta propuesta petrolera habría que actuar con una gran prudencia y mejor apresurar la reforma fiscal, para que quienes por siempre han evadido impuestos ahora paguen, como los grandes empresarios del país, que utilizan sus relaciones o influencias para no cumplir, mientras el gobierno los perdona y sigue utilizando a Pemex “como la gallina de los huevos de oro”.
Apuntó que “privatizar a México es negociarlo”, y cuando lo cuestionaron acerca de en qué parte de la reforma se habla de privatización, respondió: “En todas, aunque no se menciona el término. Se usan eufemismos para decir lo mismo” y las modificaciones al texto constitucional operan en las leyes secundarias.
Bolívar Echeverría, profesor titular de la Facultad de Filosofía y Letras, resumió que la propuesta de Felipe Calderón “es torpe en lo técnico, absurda en lo económico e irresponsable en lo político”.
Subrayó que el proyecto del Ejecutivo tiene un carácter privatizador que no puede ocultarse ni con todos los subterfugios a los que se ha hecho referencia y expuso que no se ha entendido que “la suave patria puede no ser oligárquica”.
“En esta época, en la que la globalización neoliberal está siendo abandonada incluso por sus iniciadores, el gobierno de México insiste y persiste en afiliarse justamente a ella”, anotó.
A su vez, Fernando Pérez Correa, profesor titular de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, alertó que si el Poder Legislativo no es “sensible a los sentimientos de la nación” en torno al petróleo, se repetirá una tensión entre el juego institucional estrecho y el apremio de las demandas populares expresadas en las movilizaciones.
Por su parte, Fabio Barbosa Cano, del Instituto de Investigaciones Económicas, planteó que Pemex tiene ubicadas 75 áreas probadas de campos petrolíferos, pero “el programa para su exploración está retrasado por la escasa o nula asignación de recursos”. Es decir, puntualizó, el problema de Pemex no es geológico ni de ingeniería petrolera, sino de subinversión económica.
En tanto, Javier Arellano Gil, académico de la Facultad de Ingeniería, hizo ver que las instituciones públicas como la UNAM y el Politécnico son las únicas que cuentan con personal académico e infraestructura para formar recursos humanos especializados en las áreas de exploración y producción petrolera, por lo que pidió más recursos. Sostuvo que la exploración es fundamental, ya que actualmente 92 por ciento de la producción proviene de campos en “franca declinación”.
A su vez, el jefe de la División de Ingeniería en Ciencias de la Tierra de la Facultad de Ingeniería, Ricardo José Padilla, comentó que a finales de este año el yacimiento de Cantarell, que genera la mitad de la producción nacional, tendrá una “baja de 16 por ciento, lo que significará una pérdida de más de 9 mil millones de dólares cuando termine 2008.