Usted está aquí: martes 24 de junio de 2008 Opinión Itacate

Itacate

Marco Buenrostro y Cristina Barros
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■ Apoyo al amaranto

Desde hace 27 años, en Zimatlán, población zapoteca del valle de Oaxaca, un grupo de personas como Teresita de Jesús Santaella, Othón Cuevas y Edmundo Aquino, vecinos del lugar, apoyaron la formación de una asociación hoy plenamente consolidada: Centéotl, AC.

Con asesoría del grupo Alternativas, se inició la siembra de amaranto, cuya proteína contiene todos los aminoácidos que requerimos para la nutrición, en la proporción adecuada.

Del amaranto se aprovecha las semillas y las hojas; son los llamados quintoniles, uno de los quelites más sabrosos, con alto contenido en hierro. Pueden empezarse a cortar cuando la planta es joven y rinden hasta que se seca, cuando la espiga alcanza la madurez.

Las mujeres de Centéotl asesoran a las de otras comunidades. La dieta de sus familias ha mejorado notablemente con sopas, guisos y bebidas, así como tortillas en las que se mezcla la masa de maíz con quelites de amaranto previamente cocidos; así aumenta su calidad nutritiva. Ya han cubierto casi toda la demanda de amaranto reventado en la ciudad de Oaxaca.

A partir de esta experiencia Othón Cuevas, hoy diputado por el Partido de la Revolución Democrática, presentó por conducto de la diputada Susana Monreal, una iniciativa de obvia y urgente resolución firmada por varios legisladores, que fue aprobada por la Comisión Permanente el 21 de mayo de este año. Está iniciativa demanda un “programa emergente de apoyo a los productores de amaranto del país, así como convocar a todos los involucrados en la cadena productiva del amaranto a la constitución del sistema-producto del amaranto a escala nacional”.

Ahí se asienta que por “sus características agrícolas y nutricionales, el amaranto es considerado como la planta más prometedora para el desarrollo económico por la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos y por Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación”.

Se considera importante aprovechar la demanda internacional de esta planta domesticada por los antiguos mexicanos y preservada por las comunidades por siglos, para organizar a los productores, especialmente en zonas de temporal.

Se han reunido ya productores, investigadores e industriales para establecer la norma de calidad del amaranto; la Comisión de Desarrollo Rural de la Cámara está preparando el programa. Esperamos que progrese esta importante iniciativa, pues urge resolver el problema de la alimentación.

 
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