■ Rinden homenaje al epistemólogo argentino en congreso internacional de sociocibernética
Rolando García, científico apegado a la verdad y alejado del poder
■ Su trabajo se adelantó décadas a la reformulación del proceso de conocimiento, afirmó Víctor Toledo
■ Jorge González destacó el humor, inteligencia y generosidad del investigador
Ampliar la imagen Rolando García, durante el acto Foto: cortesía de la UNAM
Durante el homenaje al argentino Rolando García, llevado a cabo este lunes, se le retrató, ante todo, como un gran pensador y científico, en constante búsqueda del conocimiento, que nunca ha claudicado ante el poder.
“El trabajo de Rolando García se adelantó décadas a la reformulación del proceso de conocimiento. Lo primero que me impresionó de él, cuando lo conocí en los años 80, fue su enorme claridad teórica, la expresión de su lenguaje, su rigor, su energía”, dijo Víctor Toledo, investigador del Centro de Investigaciones en Ecosistemas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), sede Morelia, y columnista de La Jornada. Pero se quedó particularmente impresionado con “su actitud como científico apegado a la verdad y frente al poder”.
Toledo consideró que la Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad, del cual él es cofundador, es, “de alguna manera, herencia de lo que aprendí con Rolando”, un “fiel representante de la ciencia”, a diferencia de “las actitudes corrompidas de sus colegas”.
Y añadió a este diario: “por desgracia, la ciencia y la tecnología están cada vez más orientadas por los corporativos. En México todavía no se ve porque tenemos un estado incipiente de la ciencia, pero en Europa, en Estados Unidos, están penetradas por los grandes contratos, por las corporaciones”. De ahí que cobre importancia la actitud de García: “sus enseñanzas tienen que ver con las relaciones entre ciencia y poder”.
Colega de Jean Piaget
Rolando García fue colega de Jean Piaget y es actual co-coordinador del programa de Epistemología de las Ciencias y Cibercultura del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades (CEIICH) de la UNAM.
El homenaje se realizó en el contexto del Congreso Internacional de Sociocibernética: Sistemas Sociales Complejos, Interdiciplina y Mundos Futuros, llevado a cabo en el Museo Franz Meyer, organizada por el Comité de Sociocibernética RC51, de la Asociación Sociológica Internacional, en conjunto con la UNAM.
El homenajeado habló sobre los sistemas sociales complejos, tema en el cual ha desempeñado un papel primordial. Explicó que “la teoría de los sistemas complejos constituye una etapa del desarrollo del conocimiento científico”. Y pasó a dar un amplio brochazo de historia científica: la revolución del siglo XVII “significó un cambio fundamental en el desarrollo del conocimiento del mundo y su conceptualización, un salto de pasar de estudiar las cosas y los hechos (visión aristotélica) al análisis de las relaciones y los procesos”.
Ahora, “la investigación de los sistemas complejos significa pasar de las relaciones a las estructuras sistémicas”.
Más adelante declaró que “la investigación interdisciplinaria no es una que puede ser elegida entre otras posibles. Se trata de una reconceptualización metodológica, que sólo puede realizarse a partir de un marco epistemológico que requiere, a su vez, ubicar los problemas en su contexto histórico”.
Por su parte, el investigador Julio Muñoz, del Centro de Investigaciones de Estudios Avanzados (Cinvestav) del Instituto Politécnico Nacional, opinó que el científico argentino es “un hombre excepcional y reconocido en pocos círculos. Así debe ser en este mundo dominado por la pequeñez. (Pero) el mundo tiene esperanzas de salir de su crisis actual con personas como Rolando, extraordinario epistemólogo”.
Describió que García “toma como entramado” lo construido por Jean Piaget, “en el que construye sus teorías de sistemas complejos”.
García estuvo en Ginebra con Piaget. Tuvo que abandonar Argentina durante la dictadura.
Luis Felipe Bojalil, de la Universidad Autónoma Metropolitana plantel Xochimilco (UAM-X), recordó la época en la cual García llegó a México y trabajó en la UAM, de la cual Bojalil era rector. El argentino fundó el seminario de epistemología que hasta la fecha continúa.
Por su parte, Toledo dijo: “Vivimos una época sin precedente en la historia. Se incrementa la preocupación por los mundos futuros (en alusión al título del congreso) (...) Estamos en una época en que tenemos que aceptar que el Homo sapiens está en amenaza de extinción.”
En el mundo contemporáneo, siguió Toledo, quien considera a García uno de sus maestros, “el conocimiento científico para enfrentarlo no es útil (...) Muchos de los factores que padecemos son producto de la investigación científica, (de ahí) la necesidad de cambiar las pautas de investigación del conocimiento”. Fue en este campo en el cual García “se adelantó décadas” en la formulación de una epistemología “que cada vez cobra más fuerza como ciencia para la sustentabilidad. Se adelantó a lo que ahora es necesario”.
Rolando García coordinó investigaciones en el Bajío, en Tabasco y en la Comarca Lagunera, entre otras regiones.
La buena ciencia
Jorge González, co-coordinador del Programa de Epistemología de las Ciencias y Cibercultura, del CEIICH, contó a La Jornada: García “entiende la ciencia de una forma no separada de las decisiones políticas; hacer buena ciencia es crear la posibilidad de hacer buena política”.
En este contexto recordó una investigación que García hizo en el Bajío en los años 80: averiguó porqué había crisis de sequía: midió el manto freático y descubrió que estaba a 280 metros de profundidad, cuando en los años 50 había estado a ocho metros. Debido a que no se estimulaba la producción de subsistencia del campesinado, sino del sorgo, “los terratenientes comenzaron a rentar tierras a los campesinos y a excavar pozos clandestinos”. Justo en esos años, “el flujo migratorio más fuerte” provenía del Bajío: “La gente renta su tierra, no produce nada, está seco porque les sacan el agua de abajo, y migran. Nadie lo había explicado así. Sólo que no es cómodo para el poder. Era una relación que nadie veía. Hacer buena ciencia es abrir mundos posibles. Hay que exigirle a la ciencia dos cosas: que nos ayude a ganar grados de autodeterminación como especie y a diseñar mejores mundos. Este tipo de ciencia es la más potente y la menos difundida. Es muy humana, está cerca de la gente.” En este contexto se inscriben las aportaciones de Rolando García.
Durante el homenaje, González destacó “el humor, la inteligencia capaz de ironizar en el momento más oportuno y la generosidad” de García.
“Por tu militancia en la vida, estamos agradecidos”, concluyó.
La encargada de entregarle la placa al homenajeado fue Norma Blázquez, directora del CEIICH.