Cónclave de obispos en Tijuana
La necesidad de retomar el tema de la reforma migratoria y exigir un alto a las redadas y violaciones a los derechos humanos de los indocumentados, serán dos de los principales temas que se abordarán en el primer Encuentro de Conferencias Episcopales de México, Estados Unidos y Centroamérica, que anoche se inauguró en la ciudad fronteriza de Tijuana, Baja California, con la presencia de una veintena de obispos católicos de la región, el nuncio apostólico Christopher Pierre y especialistas laicos.
La Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) reveló que durante este encuentro de tres días, las políticas económicas neoliberales y sus repercusiones en el aumento del fenómeno migratorio en México y Centroamérica serán analizadas por los obispos, que ven en la transición política estadunidense un “momento propicio” para introducir el tema migratorio en el debate de ese país.
Durante esta reunión, obispos y especialistas laicos de México, Estados Unidos, Guatemala, El Salvador, Honduras y Cuba compartirán la realidad migratoria que viven y el trabajo que realizan en atención a este sector vulnerable. La finalidad es reflexionar sobre la necesidad de trabajar en conjunto por medio de un análisis de la migración y de la realidad política de los países de origen, tránsito y destino de la migración.
En 2007, una reunión similar entre obispos mexicanos y estadunidenses se llevó a cabo en San Bernardino, California, con resultados positivos, por lo que ahora se decidió continuarla con la invitación a varios episcopados de Centroamérica, según señaló la Arquidiócesis de Tijuana.
En el pasado, los obispos del Secretariado Episcopal de América Central han reprobado no sólo la actitud de Estados Unidos al pretender criminalizar la migración, sino también al gobierno de México por las múltiples violaciones a los derechos humanos cometidos en contra de los migrantes centroamericanos.
La Iglesia católica centroamericana expresó su preocupación por la disminución de remesas que envían los migrantes a sus familias, y que ayudan a las comunidades a salir adelante ante la situación de miseria y falta de proyectos de desarrollo económico sostenible.
De confirmarse esta situación, las consecuencias serían muy graves, pues en la mayoría de los países del área este es el segundo rubro de ingreso de divisas, con lo cual se impulsaría a la población a asumir mayores riesgos al intentar emigrar, facilitando así el tráfico y trata de personas. Inclusive, se pondría en riesgo la estabilidad social de la zona, según el Secretariado Episcopal de América Central.