Usted está aquí: miércoles 11 de junio de 2008 Política Astillero

Astillero

Julio Hernández López
Fax: 5605-2099 • [email protected]

■ Decapitaciones

■ Cambios desesperados

■ EU: derecho a condicionar

Ampliar la imagen HALCONAZO. Ayer, a 37 años de la matanza del 10 de junio conocida como Jueves de Corpus o halconazo, se realizó una marcha que comenzó en el Casco de Santo Tomás con rumbo a la Secretaría de Gobernación y el Zócalo, donde demandaron que termine la impunidad en este caso HALCONAZO. Ayer, a 37 años de la matanza del 10 de junio conocida como Jueves de Corpus o halconazo, se realizó una marcha que comenzó en el Casco de Santo Tomás con rumbo a la Secretaría de Gobernación y el Zócalo, donde demandaron que termine la impunidad en este caso Foto: José Carlo González

El futurista Germán Martínez exige tardíamente que en el Senado le sea plenamente reconocida su paternidad política y pasa a cuchillo al hijo desobediente, Santiago Aventurero, que acepta el golpe con disciplina casi priísta y acepta convertirse en moneda de cambio para que las cámaras legislativas verdaderas (Televisión Azteca pero, en especial, Televisa) vean con más gusto (expresado en tiempo al aire, en comentarios “espontáneos” y mesas “plurales” de opinión) la desfigurada propuesta calderónica de privatizaciones petroleras. Creel, sentenciado a muerte política no por los incidentes de su vida privada –con implicaciones públicas–, pero sí por las televisoras vengativas que nunca le perdonaron haber sido cómplice entusiasta de negocios y manipulaciones cuando era aspirante a una candidatura presidencial y luego un tibio arrepentido que trataba de lavarse la cara de manchas bucarelinas del pasado mientras acumulaba en el presente senatorial tiznes y lamparones menores pero incesantes.

Reajustes de cuentas que hacen a un lado a Creel (a quien algunas encuestas de opinión lo daban como el panista mejor colocado rumbo a la obtención de la candidatura de 2012, ¡oh, qué ofensa para Iván el Fino!) y llevan en San Lázaro a Héctor Larios a poner en remojo las barbas virtualmente ya cortadas. Creel y Larios habían sido designados por Manuel Espino, pero no hay en los golpes en su contra solamente un relevo por causas grupales, sino un intento de “relanzar” la “estrategia” petrolera felipense que, según las estimaciones del día, alcanzaría también a Guillermo Anaya, el primer compadre del país que al parecer no dio el ancho como secretario general del comité nacional del PAN, metido más en asuntos coahuilenses de futurismo electoral y siempre alcanzado por el fantasma de los asuntos de narcotráfico que cruelmente dirimen cambio de jefes en La Laguna. En boletín de prensa, Germán Martínez, siempre lleno de afectación, hizo saber que la “revisión de los mandos parlamentarios” y la “evaluación del desempeño de la dirigencia nacional” forman parte de un intento de “dar un nuevo impulso” a reformas pendientes, en concreto la petrolera. No deja de ser irónico que el operador de la guillotina blanquiazul (facultado por reglamento partidista para designar y remover a los coordinadores de las bancadas legislativas, previa consulta con diputados y senadores, en cada caso) venga a cobrar facturas en lo partidista cuando fue incapaz de cortar cabezas de funcionarios corruptos cuando fue solapador secretario de algo llamado “la función pública”.

El autor intelectual de los movimientos de presunto ajedrez partidista, ejecutados políticamente a mazazos, se enfilaba mientras tanto a España, donde le esperan honores, foros y apapacho en razón de los muchos intereses económicos y políticos que allá le ven como aliado nativo en el proceso de reconquista de México. Entrevistado por corresponsales de medios hispanos antes de su viaje, Calderón arremetió de nuevo, con despecho calculado, contra los gringos que no aportan “ni datos” para la lucha contra el narcotráfico. El habitante de Los Pinos luego se enteraría de que la Cámara de Representantes aprobó una versión menos cruda de las exigencias de cambios y de aceptación de lupas gringas a cambio de dólares enviados a título de una iniciativa llamada Mérida. Pero el mismo día, desde Miami, el subsecretario estadunidense de Estado, Thomas Shannon, precisó con claridad digna de invadir a quienes no lo entiendan, que “nuestro Congreso tiene como parte de su autoridad cuidar los fondos públicos y asegurar que sean usados para el propósito para el que se piden, entonces ellos tienen dentro de la ley todo el derecho de condicionarlos”. Palabras que deberían ser escritas en el muro principal de las ignominias nacionales: que nadie se muestre asombrado en el futuro cuando el que “ayuda” para el gasto de la casa se sienta con derecho a entrar a ella para comprobar el buen uso del dinero que ha dado. Sobre aviso no hay discurso posible de exculpación.

Muchos brincos porque el suelo no está nada parejo. Los relevos en la elite panista pretenden dar paso a la idea de que con cambios de personas se podrá remontar el marcador adverso del felipismo en el debate senatorial que, por lo demás, de nada servirá porque al oficialismo le ha sido imposible frenar el proceso que llevará a una consulta ciudadana sobre el petróleo que no tendrá consecuencias obligatorias en el plano legislativo, pero sí significación política que no se podrá desdeñar. Por otra parte, la “estrategia” de reorganización comercial del narcotráfico se ha convertido en una diaria producción de episodios de violencia inhumana que en el fondo muestran cómo el aparato gubernamental, infiltrado económicamente por los propios intereses que dicen combatir, es rebasado sin que se avizore solución real a mediano plazo. En ese contexto de crisis, el felipismo acelera su proceso de aislamiento político, rompiendo alianzas mínimas con segmentos de su propia franja y acomodando en cuanto sitio le queda disponible a integrantes del mismo círculo íntimo que comparten la visión disparatada de que van ganando la pelea, aunque parezca lo contrario.

Astillas

El 10 de junio es otra de las grandes muestras de impunidad nacional. Jurídicamente muy poco se ha podido demostrar en contra de los autores intelectuales de aquella agresión a ciudadanos en protesta, pero el paso del tiempo ha hecho que se asiente la convicción generalizada de la responsabilidad gubernamental en el caso. Luis Echeverría, en concreto, tiene la ingrata oportunidad de conocer en vida adelantos del juicio histórico que como represor le corresponde. Así como sucede en el tema del Jueves de Corpus, son muchos los episodios nacionales en que el abuso criminal desde el poder ha sido encubierto... Y, mientras el procurador federal de justicia pone de ejemplo a imitar el uso de tecnología avanzada por parte de narcotraficantes y el aprovechamiento extremo de los resquicios legales, ¡hasta mañana, con la elección de tres nuevos consejeros del IFE programada para la semana venidera!

 
Compartir la nota:

Puede compartir la nota con otros lectores usando los servicios de del.icio.us, Fresqui y menéame, o puede conocer si existe algún blog que esté haciendo referencia a la misma a través de Technorati.