■ La reserva que mantenían los ministros se disolvió ante la necesidad de llegar a la gente
Iglesias de todos los cultos convierten a los medios electrónicos en sus púlpitos
■ Revela estudio que en el DF por lo menos 10 estaciones de radio emiten programas religiosos
Ampliar la imagen La iglesia del culto Pare de sufrir, de las que más usan los medios Foto: Cristina Rodríguez
En un proceso cada vez más acelerado, las iglesias buscan a toda costa convertir a los medios electrónicos en sus nuevos y modernos púlpitos. La tecnología ha sido aceptada finalmente por las asociaciones religiosas, que en su disputa por la feligresía, prácticamente han invadido los espacios de radio y televisión, contando para ello con la complicidad gubernamental.
Tan sólo en 2007 se identificaron en el cuadrante radiofónico 73 programas con contenido religioso, con un promedio de 196 horas semanales. Las iglesias también avanzan en la Internet y rápidamente crece el número e influencia de las agencias de noticias especializadas en religión para un mercado cada vez más amplio.
Hoy, ante la creciente presencia de los organismos religiosos en los medios electrónicos pareciera innecesaria la promesa de campaña, formalmente incumplida, del expresidente Vicente Fox de abrir los medios de comunicación masiva a las asociaciones religiosas. Las iglesias y sus ministros de culto ya están dentro, los operan, transmiten, conducen, comercializan e incluso ofician desde ahí.
Es un fenómeno sociológico complejo que apenas empieza a ser estudiado. En el espacio electrónico ya están presentes emisiones de bloques completos de programación radiofónica con contenidos abiertamente religiosos son patrocinados, producidos y apoyados por alguna iglesia o asociación religiosa. Estas transmisiones son conducidas directamente por pastores, sacerdotes o líderes religiosos e inclusive por laicos que no necesitan presentar ningún requisito ni tener formación alguna para estar frente al micrófono.
El cuadrante de la religión
Tan sólo en el valle de México, han sido hasta 10 las emisoras, en frecuencias de AM y FM, que en diferentes momentos han incorporado contenido abiertamente religioso en su programación cotidiana, entre ellas Radio 620, de Grupo Rasa; Radio 1440, de Grupo Siete; 590, de Núcleo Radio Mil; ABC, de México Radio; Radio Centro, del grupo del mismo nombre, y Reporte 98.5, de Grupo Imagen, según el monitoreo de la investigación La religión y los medios electrónicos: el caso de la radio del valle de México, de la Universidad Autónoma Metropolitana, unidad Xochimilco.
Margarita Reyna Ruiz, profesora-investigadora de la UAM y especialista en el tema religioso, reconoce que si bien estos programas fueron ubicados en las emisoras que se sintonizan en el valle de México, por la importancia de los grupos que operan estas frecuencias no es difícil suponer que sus emisiones pueden ser retransmitidas en muchos lugares del interior del país.
Desde su perspectiva, los medios pueden contribuir a la promoción de la pluralidad religiosa, pero también obstruirle el camino. La relación medios-religión adquiere un especial interés en nuestro país donde, además, las relaciones Estado-religión y Estado-medios de comunicación han sido accidentados y por lo mismo muy complejas, señala.
Este fenómeno también se repite, aunque en menor medida, en la televisión. Al menos una docena de obispos y arzobispos católicos de todo el país, desde Tijuana hasta Mérida, tienen sus propios espacios en las emisoras locales, regularmente repetidoras de las dos grandes cadenas de tv. La voz del pastor; En familia, dialogando con el arzobispo; Las sandalias del pescador, y Buscando el bien, son sólo algunos de los nombres de estos programas –que al igual que los de radio, no tienen la supervisión del gobierno federal–, y que acceden a ellos por espacios cedidos gratuitamente por las repetidoras o inclusive mediante la compra del mismo por parte de la Iglesia católica a “precio preferencial”, pero que regularmente lo cubre la “buena conciencia” de un feligrés comprometido.
Durante años, la Iglesia católica en México se debatió entre el amor y el odio hacia los medios de comunicación, pero la realidad y su poder de penetración la ha obligado a acercarse y coquetear con ellos. Desde su discurso buscan el acceso y posesión de medios para cumplir su “misión evangelizadora” y “construir el reino de Dios aquí en la tierra”, pero según otros, se ha visto obligada a incursionar ante el creciente avance de las confesiones evangélicas y de nuevos movimientos religiosos.
Atrás quedaron las actitudes “prudentes” tanto de obispos católicos como de líderes evangélicos, que luego de las reformas constitucionales en materia religiosa, decidieron no insistir en la posesión de los medios de comunicación electrónicos. Estos sectores temían los eventuales riesgos de enfrentamiento ante un “proselitismo agresivo”, como se había registrado en otros países latinoamericanos, cuyas legislaciones permitían a las iglesias el acceso y posesión de medios de comunicación.
Ignorancia de la CEM
La propia Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) ignora con exactitud la situación real de la pastoral de la comunicación de la Iglesia en México, y apenas en este 2008 trabaja en la elaboración de un censo sobre el número de medios, periódicos, estaciones y programas de radio y televisión, páginas web, agencias de noticias, centros de formación y producción, editoriales e imprentas que están en posesión de las diócesis y de las órdenes religiosas.
En el proceso de restructuración de las comisiones del episcopado, en 2007 surgió el Centro Católico Multimedia (CCM), con la finalidad de “abrir el camino para lanzar un fuerte y eficaz periodismo católico” en el país y coordinar los esfuerzos nacionales en esta materia, elaborar materiales y coordinar el esfuerzo nacional en sus medios electrónicos, que incluye también la formación de cuadros.
Además, el religioso Omar Sotelo Aguilar, secretario ejecutivo del CCM, afirma que el número de diócesis que tienen publicaciones escritas y página web crecen de manera paulatina. La intención es capacitar a todas las diócesis del país. En muchas de ellas, con “planes estratégicos” de comunicación dentro y fuera del templo. Y es que “feligreses perdidos o confundidos” pueden ser conquistados por un sencillo anuncio en los murales, carteles, revistas y medios electrónicos. La tarea es extender la influencia de las iglesias más allá del alcance de la “voz del pastor”.
Esta tarea es compartida por las iglesias protestantes, aunque ellas enfrentan una situación mucho más complicada debido a su excesiva fragmentación.