■ El gobierno no pudo evitar el estallamiento de la huelga, que será “larga y difícil”
Transportistas “paralizan” España desde hoy, por altos precios del combustible
Madrid, 8 de junio. La Federación Nacional de Asociaciones de Transporte de España (Fenadismer), que congrega a 700 mil camioneros autónomos, estalló a partir de la media noche de este lunes una huelga indefinida, para pedir al gobierno un programa de ayuda que les permita paliar el incremento en los precios de los combustibles, que se han elevado en más de 20 por ciento en lo que va del año.
El tráfico de camiones, en el sentido España-Francia, fue bloqueado desde la noche del domingo en el paso de Perthus por los transportistas españoles que protestan por el alza de los combustibles, aunque el tráfico de automóviles no fue perturbado.
La Fenadismer, que agrupa a más de 18 por ciento de los 381 mil camiones de carga en España, indicó que entre 40 y 60 camiones se dirigieron la tarde del domingo hacia La Junquera, en Cataluña, para bloquear la frontera con Francia a las 22 horas, antes del plan de los transportistas franceses, que tienen prevista una operación similar desde este lunes.
Esta acción apunta a “protestar por el precio del combustible y a sensibilizar a los poderes públicos sobre la necesidad de armonizar el precio del gasóleo europeo”, declaró Roland Bacou, un responsable regional de la Unión Nacional de Organizaciones Sindicales de Transportistas Carreteros.
Previo al comienzo del paro indefinido de los transportistas españoles, el presidente de la Plataforma Nacional de los Transportistas Autónomos (que representa a 90 por ciento del sector), Manuel Núñez, advirtió que morirán “con las botas puestas y acabaremos en victoria o en la cárcel, pero paralizaremos el país”. Los transportistas, al igual que los pescadores y los agricultores ibéricos, se han movilizado para denunciar la precariedad de su situación ante el incremento de 30 por ciento del combustible en lo que va del año.
El gabinete de crisis activado por el gobierno del socialista José Luis Rodríguez Zapatero no pudo evitar que estalle la huelga indefinida de los transportistas, que además amenazan con obstruir las carreteras del país e impedir el movimiento tanto industrial como ciudadano.
La crisis abierta con los trabajadores del transporte aumentó la incertidumbre de la ciudadanía, que en las últimas horas se ha agolpado en los supermercados y en las gasolineras para abastecerse de suficientes reservas de comida y combustible, ante un posible desabasto.
La Fenadismer confirmó que la huelga indefinida continuará y auguró un conflicto “largo y difícil” con los representantes públicos, después de haber mantenido una reunión urgente que derivó en un nuevo desencuentro.
El representante del Ministerio de Fomento, Juan Miguel Sánchez, anunció medidas para paliar las consecuencias del aumento del combustible, si bien criticó con dureza la protesta.
Los reivindicaciones más importantes de los transportistas son cuatro: establecer por ley de un precio mínimo obligatorio, que evite el servicio por debajo de los costos; la regulación normativa con carácter obligatorio de la cláusula de revisión de precios del transporte, según la variación del precio de los carburantes; la eliminación inmediata del céntimo sanitario por las Comunidades Autónomas que lo tienen implantado, y la revisión de los impuestos al carburante de uso profesional por la Unión Europea; por último, la aprobación de medidas de carácter social, económicas, fiscales y de restructuración del sector que beneficien a los autónomos y a pequeñas y medianas empresas del transporte por carretera.
Núñez, del sector de los transportistas autónomos, anunció que su protesta la llevarán “donde más duele”, es decir, en la “carretera”, pues consideró que “el gobierno sólo va a escuchar cuando le llegue el agua al cuello”. Añadió que “nos van a amenazar y nos van a echar los perros encima, pero estamos preparados para todo y moriremos con las botas puestas. Acabaremos con victoria o en la cárcel, pero pensamos paralizar el país”. Lanzó al menos dos amenazas veladas: el boicoteo a las obras de construcción de la Exposición Universal de Zaragoza, que se inaugura la próxima semana, y el cierre de las vías que comuniquen a las refinerías.