Otra flor del jardín legislativo
El perredista Hipólito Bravo se consagró ayer en el manejo del albur. Cuando cuestionaba el desaseo al que estaban recurriendo la bancada del PAN y la corriente Nueva Izquierda, del PRD, para cesar al presidente del Instituto Electoral del Distrito Federal, Isidro Cisneros, tomó su Constitución y en tono pausado, lento, dijo: “nada más les voy a leer un párrafo chiquito...”
De entre las curules, de manera espontánea el panista Jorge Romero gritó: “¡cóoomo me das lástima..!”
Las risas burlonas obligaron a Bravo a no quedarse con la estocada y sin ningún empacho, desde la tribuna respondió: “cómase esta”, mientras su mirada viajaba rápidamente de los ojos del panista hacia su bajo vientre.
Esta fue sólo una muestra de la intensa confrontación verbal que a lo largo del día se dio entre los promoventes de las reformas electorales y los opuestos a ella, y en la que no faltaron los calificativos de “traidor” para Círigo, o de Mussolini para Edy Ortiz.