■ Betabloqueadores, causa de los fallecimientos en la década pasada, explican científicos
Drogas preventivas de ataques cardiacos causan 800 mil muertes
■ De acuerdo con un estudio de la Universidad McMaster, “médicos bienintencionados” administran los fármacos sin considerar los efectos colaterales
■ Otros 500 mil se infartaron
Ampliar la imagen Según los investigadores de la institución canadiense hay pruebas de que en algunas partes del mundo hasta 40 por ciento de los médicos emplean de rutina betabloqueadores en la cirugía. En la imagen, un técnico de la empresa Eli Lilly y Company examina las píldoras de Cymbalta, que junto con Cialis, se volvieron los productos de mayor venta ese laboratorio Foto: Ap
Por lo menos 800 mil muertes fueron causadas en todo el mundo durante la década pasada por drogas preventivas, que se dan de rutina a pacientes sometidos a cirugía para evitar el riesgo de ataques cardiacos, revelaron científicos este lunes.
La enorme cuota de muertes fue comparada con “la de una guerra mundial” por el director de un estudio realizado en 23 países, quien dijo que “médicos bienintencionados” administran los fármacos sin tener en cuenta los efectos colaterales. El resultado es que han costado más vidas de las que salvan.
Las drogas, llamadas betabloqueadores, se recomiendan a pacientes que se someten a cirugía, para prevenir el riesgo de ataques cardiacos después de la operación. Lineamientos publicados en 1996 por el Colegio de Cardiología de Estados Unidos y adoptados en todo el planeta recomiendan utilizarlos en todas las cirugías no cardiacas. Sin embargo, una prueba al azar en 8 mil 350 pacientes que se sometieron a cirugía en 190 hospitales del mundo descubrió que quienes recibieron betabloqueadores multiplicaron por dos el riesgo de ataque (de 0.5 a uno por ciento) y, en general, aumentaron su riesgo de muerte en un tercio (de 2.3 a 3.1 por ciento) en comparación con quienes tomaron un placebo en los 30 días posteriores a la operación.
Es cierto que los fármacos redujeron en más de una cuarta parte el riesgo de ataques cardiacos (de 5.7 a 4.2 por ciento), pero el beneficio fue rebasado por los “efectos secundarios”, como son infarto y muerte, señalaron los investigadores.
Cada año se realizan en el mundo unos 100 millones de operaciones no cardiacas, así que, si bien los números absolutos son bajos, el impacto acumulativo es grande.
El doctor Philip Devereaux, cardiólogo y epidemiólogo de la Universidad McMaster, en Hamilton, Canadá, quien encabezó el estudio, publicado en la prestigiada revista médica The Lancet, explicó: “Aun si sólo 10 por ciento de los médicos siguieron los lineamientos, y eso es un cálculo conservador, 100 millones de pacientes recibieron betabloqueadores en la década pasada. Con base en nuestros hallazgos, eso significa que 800 mil habrían perecido prematuramente y que 500 mil sufrieron un infarto. Si nuestros hallazgos son ciertos, es una cuota mortal de la escala de una guerra mundial”.
El doctor Devereaux indicó que hay pruebas de que en algunas partes del mundo hasta 40 por ciento de los médicos emplean de rutina betabloqueadores en la cirugía, lo cual multiplicaría por cuatro la cifra mortal en esas zonas.
“Los médicos que administraron esos medicamentos eran competentes y cuidadosos. Pero con mucha frecuencia descubrimos que al tratar de prevenir empeorábamos las cosas. Aunque los betabloqueadores tienen beneficios, acaban causando muertes e infartos porque reducen la presión sanguínea. Terminan ocasionando más daño que provecho.”
Amplifican efecto del choque postoperatorio
Después de una cirugía el organismo puede entrar en un estado de choque en el que la presión sanguínea cae, y los betabloqueadores pueden amplificar ese efecto, señaló Devereaux.
Un comentario en The Lancet expresa que quienes toman betabloqueadores por un problema cardiaco deben continuar haciéndolo durante la cirugía, y para quienes no padecen problemas sugiere que una dosis menor, tomada desde una semana antes de la operación, puede ser útil.
Sin embargo, Devereaux criticó ese comentario por sugerir una dosis menor con base en un pequeño estudio con sólo 100 pacientes, en comparación con el que él dirigió, que fue con más de 8 mil. “Las personas que hicieron el comentario son las mismas que escribieron los lineamientos. Nuestro estudio es incómodo para ellas”, dijo.
El profesor Lee Fleisher, de la Universidad de Pensilvania, autor del comentario y de los lineamientos originales, disputa la afirmación de Devereaux de que los betabloqueadores han causado 800 mil muertes. “Me parece una estimación exagerada”, manifestó.
Sin embargo, aceptó que cuando se publicaron los lineamientos, hace más de 10 años, muchos médicos los aplicaron sin considerar los efectos, lo cual pudo haber originado decesos.
© The Independent
Traducción: Jorge Anaya