■ Hasta ahora hay cinco detenidos vinculados con el presunto homicida Ramírez Báez
Entre evasivas, SSP se sostiene: la ejecución de Millán Gómez fue venganza de los Beltrán
■ El jefe policial fue asesinado en la sala de su casa; el autor tenía llave, revela funcionario federal
Ampliar la imagen Gerardo Garay Cadena, coordinador de la División Antidrogas de la Policía Federal Preventiva, ayer en la SSP Foto: Carlos Ramos Mamahua
Para la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) federal el asesinato de Édgar Millán Gómez, coordinador de Seguridad Regional de la Policía Federal Preventiva (PFP), ejecutado el jueves pasado en la colonia Guerrero del Distrito Federal, ya está esclarecido: todo apunta a que fue una venganza de los hermanos Beltrán Leyva, capos del cártel de Sinaloa, tras diversos decomisos de droga por policías federales en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México.
Sin dar detalles ni explicar cuáles son los nexos de los presuntos responsables del crimen con el cártel de Sinaloa, aduciendo que es una investigación en curso, Gerardo Garay Cadena, coordinador de la División Antidrogas de la PFP, informó ayer en conferencia de prensa que hasta ahora cinco personas, entre ellas dos mujeres y un policía federal en activo asignado a Culiacán, han sido detenidas por estar vinculadas con Alejandro Ramírez Báez, a quien se responsabiliza de haber disparado al jefe policial en el interior de su casa.
“La SSP federal informa que la PFP esclareció el homicidio de Édgar Millán Gómez. En una primera etapa se detuvo a cinco integrantes de una célula presunta responsable de su muerte. Las investigaciones revelan que entre estas personas se encuentra un elemento de la extinta Policía Federal de Caminos. También podrían estar involucrados con el homicidio del inspector (de la PFP) Roberto Velasco Bravo (ejecutado en la zona de Polanco el pasado primero de mayo). Todo está apuntando (a una venganza) por el trasiego de droga en el AICM”, puntualizó.
Sin embargo, al término de la lectura del comunicado, cuando respondía preguntas de representantes de los medios de información, Garay se contradijo, pues aseguró que de ninguna manera se podía hablar de una investigación concluida.
Se le cuestionó si otros mandos de la PFP estaban siendo investigados como presuntos autores intelectuales del homicidio; se le pidió que diera detalles de los vínculos de los cinco detenidos con los hermanos Beltrán Leyva o que informara si mandos policiacos habrían traicionado a Millán Gómez; se le preguntó además si era definitiva la hipótesis de la venganza por los decomisos en el AICM.
No hubo respuestas claras. El funcionario se limitó a responder que “ninguna línea de investigación (sobre el crimen) puede ser descartada aún” porque las investigaciones continúan.
Al explicar cómo la PFP dio con los ahora detenidos, Garay informó que entre jueves y viernes pasados fueron apresados José Antonio Martín Montes Garfias, elemento de la coordinación de seguridad regional de la PFP en Culiacán, Sinaloa –quien estaba de incapacidad desde hace varios meses–; Juana Virginia González Chicuellas; los hermanos Jorge y Josué Ortega Gallegos, y María Teresa Villanueva Aguirre.
Un radio fue la clave para las detenciones
Las capturas se lograron, explicó, tras asegurar el radio que Ramírez Báez portaba al momento de ser detenido tras asesinar de nueve tiros a Millán en el interior del domicilio de Camelia 132, colonia Guerrero.
Mediante ese radio pudieron detectar que los hermanos Ortega Gallegos los comercializaban y rentaban. También se percataron de que González Chicuellas, la Vicky, había adquirido el radio que utilizó Ramírez Báez.
La mujer fue detenida en el Centro Histórico de la ciudad de México junto con María Teresa Villanueva Aguirre en una camioneta con ocho mil dólares en efectivo y una lista de armas.
La detención de Virginia y María Teresa, quienes pretendían comprar nuevos radios a los hermanos Ortega tras conocer la captura de Alejandro Ramírez, permitió a la PFP detener a Montes Garfias afuera del Hospital Ángeles del Pedregal, donde se reuniría con ellas.
Gerardo Garay dio ayer otro dato revelador: que la ejecución de Édgar Millán no fue en el patio central del edificio, como se informó en un principio, sino en la sala de su casa; y que el homicida llevaba consigo un juego de llaves del domicilio del mando policiaco.
Los cinco detenidos fueron arraigados por órdenes del juzgado octavo de distrito de la ciudad de México.