Usted está aquí: lunes 12 de mayo de 2008 Política Astillero

Astillero

Julio Hernández López
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■ Duarte y el sospechosismo

■ Defensa descuidada

Ampliar la imagen Andrés Manuel López Obrador durante el mitin efectuado ayer en la plaza de la Patria, en Aguascalientes EN PIE DE LUCHA. Andrés Manuel López Obrador durante el mitin efectuado ayer en la plaza de la Patria, en Aguascalientes Foto: Juan Manuel Robledo

Harto se dispararía el sospechosismo si resultara que el abogado Horacio Duarte Olivares (HDO) contribuyó en 2006 a la defensa jurídica de la candidatura presidencial de Andrés Manuel López Obrador con la misma precisión, profundidad y sesgo con que el pasado 8 contestó a la columna del día (“Otra historia chucha de colaboracionismo”) en la que aquí se habló de la manera en que Higinio Martínez Miranda, jefe del oportunista y clientelar Grupo de Acción Política del Estado de México, ha impulsado que un personaje de raíz panista como Francisco Javier Santos Arreola sea diputado federal “perredista” (y en esa condición haya asistido y haya sido orador en un acto encabezado por Felipe Calderón, al que llamó “presidente de todos los mexicanos”) y que el citado Duarte Olivares vaya como compañero de fórmula de Jesús Ortega en la contienda por la dirección nacional del PRD.

Ante los señalamientos de Astillero, el jurista que fue representante de la Coalición para el Bien de Todos ante el IFE comete la impropiedad procesal de enviar su contestación a la columna “Astillero Político” (dato menor, ciertamente, pero indicativo de descuidos que en un litigio trascendente podrían ser decisorios) y, en busca de dar clases de periodismo a este tecleador, le acusa de afirmar algo que nunca se escribió aquí: “Si hubieras investigado mínimamente o preguntado con algún perredista informado, sabrías que dicho diputado federal Francisco Santos, no milita en el Grupo de Acción Política, tal como tú lo afirmas. El diputado federal de Tultitlán Estado de México, que sí milita en el GAP se llama Francisco Martínez” (acomodo discrecional de comas, en ésta y las subsecuentes citas, por cortesía del propio HDO). ¿Se “afirmó” en Astillero que el diputado Santos “milita” en el GAP? No: sólo se escribió, como puede verificarlo cualquiera que lea la columna del pasado 8, que el citado Santos “es ahijado político de Higinio Martínez, jefe del Grupo de Acción Política (GAP) que desde Texcoco ha crecido hasta convertirse en…” ¡Ahijado político, no militante; asunto de registro civil político, no de base partidaria de datos; tema de pila bautismal grillesca, no de padrón grupal con fotografía! Pero lo que importa no son los enredos lavanderos entre el compañero de viaje de Jesús Ortega y una columneja astillada, sino la presunción fundada de que si así elabora Horacio sus escritos de defensa jurídica es posible que se le escapen pifias que den pie a que juzgadores predispuestos a cerrarle el paso en asuntos de primer orden (la defensa de López Obrador ante el tribunal electoral abyecto de 2006, por ejemplo) aprovechen técnicamente sus traspiés para asestarle derrotas sospechosas.

Y ése es el punto al que dedica más espacio Duarte en su misiva (no a refutar las críticas a su promotor, Higinio Martínez, ni a la mención de que éste lo hizo candidato de cambalache a secretario general, con Jesús Ortega): “Lamento tu desafortunado calificativo hacia mi persona, montado en el lenguaje del ex secretario de gobernación Santiago Creel, cuando afirmas que fui el ‘sospechosamente fallido coordinador de la defensa jurídica de López Obrador en 2006’”. Insidioso, el tecleador intenta “crear la impresión de que la defensa jurídica fue fallida por una acción u omisión dolosa de mi parte; parece que ya se te olvidó que lo fallido de los medios de impugnación que presentamos en el 2006, se debió a la actuación del tribunal electoral y a una decisión política de la derecha de imponer a como diera lugar a Felipe Calderón”. Duarte pide que se explique “en qué consiste mi actitud sospechosa” y se declara “abierto a revisar y discutir con todo profesionalismo” su actuación en el proceso electoral de 2006.

Además, en todo caso, y a partir de los señalamientos hechos aquí, esparce la condición de sospechosos a “valiosos compañeros”, pues “yo firmé como representante de la Coalición por el Bien de Todos ante el IFE, el llamado recurso madre, que elaboramos entre los senadores Arturo Núñez Jiménez, Ricardo Monreal y tu servidor (…) con el aval de Andrés Manuel, al que se sumó la colaboración profesional de Julio Scherer Ibarra y del equipo de la estructura electoral de la campaña que encabezaba Alberto Pérez Mendoza”. Sin embargo, “el documento lleva mi firma y asumo plenamente el contenido del mismo, no me arrepiento, y creo que hicimos jurídica y políticamente lo correcto en ese momento, no tengo nada de qué avergonzarme”. El texto completo de la carta de Duarte, y la del equipo de prensa de Antonio Ortega, de la que se hablará enseguida, están en el blog de www.astillero.tv Para esta columna sospechosista basta con haber confirmado, como se lee líneas arriba, el descuido con que argumenta y “defiende” Duarte una causa que le es importante, y dos hechos concretos: su presencia en dos ocasiones en las oficinas de Carlos Ahumada (una de ellas sólo para recoger a su jefe, Higinio Martínez), lo que provocó antes de las elecciones de 2006 la amenaza chantajista de dar a conocer en video esas reuniones, y el demostrativo acomodo actual de Horacio con el grupo colaboracionista de Jesús Ortega. ¿Ahijado, militante? ¿Pifias involuntarias o intencionales? ¿Sospechosismo o dudas fundadas?

El diputado Antonio Ortega Martínez (hermano de Jesús) solicita a su vez que se difunda la precisión que hizo la semana pasada respecto a que él no envió “por conducto del diputado Santos Arreola, ningún saludo o manifestación alguna al C. Felipe Calderón Hinojosa. Por lo tanto, esas afirmaciones son responsabilidad absoluta de quién las pronunció”. Tá Güeno.

Y, mientras al final de una nota del diario sinaloense Noroeste se leía ayer este simple dato musical: “Una persona, identificada como Jesús Sillas Zepeda, de 35 años, fue asesinada en Gato de Lara, Angostura. Los sicarios pidieron a una banda, que amenizaba el Día de las Madres, que como último deseo le tocara a su víctima la canción que más le gustaba y después lo ejecutaron”, ¡hasta mañana!

 
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