■ Participa el politólogo español Ignacio Sotelo en mesa redonda sobre el tema, en Berlín
Recuerdan en Alemania la quema de libros realizada por los nazis en 1933
■ La idea fue propuesta a Goebbels por universitarios que envidiaban a grandes autores, dice
Ampliar la imagen Cuatro imágenes de la quema de libros que realizaron los nazis el 10 de mayo de 1933, a las 10 de la noche Foto: tomadas de Internet
Berlín, Alemania. Con múltiples actos y conmemoraciones Alemania recuerda a los escritores, ideólogos y poetas cuyas obras fueron quemadas por el nazismo en numerosas ciudades al considerarlas opuestas a su ideología.
No habían pasado ni cuatro meses de la llegada de Hitler al poder, cuando la asociación de estudiantes nacionalsocialistas alemanes llamó a participar en una campaña en contra del “espíritu no ario”. “¡Contra la decadencia y la depravación moral; por el cultivo de la raza y las costumbres arias en la familia y el Estado! Entrego al fuego la obra de Heinrich Mann, Ernst Glaeser y Erich Kästner”, se escuchaba en la radio alemana el 10 de mayo de 1933, una transmisión en vivo desde el acto cúspide en la Plaza de la Ópera –hoy Plaza de Babel. Aquella noche de aquelarre en Berlín, presidida por el ministro de Propaganda de Hitler, Joseph Goebbels, fue imitada por otras 22 ciudades universitarias, lanzando al fuego la obra de unos 300 autores, no sólo judíos, también comunistas, socialistas, pacifistas o considerados “degenerados”, alemanes y extranjeros.
“La idea de la quema de libros se la propusieron a Goebbels las universidades, fue una operación realizada fundamentalmente por el cuerpo de profesores; incluso Goebbels al principio no estaba muy convencido de comenzar así el mandato de los nazis, le parecía una barbaridad eso de tener que quemar libros”, afirma el politólogo español Ignacio Sotelo, quien participó en una mesa redonda sobre el significado histórico de la quema de libros, organizada por el Instituto Cervantes de Berlín, que se realizó en la capital alemana en estos días.
“Yo defiendo la tesis de que la quema de libros en el siglo XX ha sido propugnada por una universidad nazi como fue la alemana. Tenemos que pensar que uno de los centros más importantes de la Alemania nazi de 1933 eran las universidades, tanto el cuerpo de profesores como muchos de los estudiantes, de la juventud estudiantil”, afirma el politólogo.
El catedrático de la Universidad Humboldt de Berlín, sostiene que “hay que conocer las universidades por dentro para saber que los profesores son tal vez el grupo social que mas odia los libros”. Rivalidad y hasta envidia provocan los libros de autores que tienen gran prestigio social y que venden miles de ejemplares, mientras que otros académicos, que se consideran grandes especialistas y con obra de gran valor científico, apenas venden unos ejemplares porque suelen ser ilegibles.
Fue con la aparición de la imprenta cuando comenzó la quema de libros prohibidos. “La Inquisición ya quemaba libros y desde que existe la imprenta, en el siglo XV, hubo un índice de textos prohibidos; no es algo nuevo, sino que tiene antecedentes muy concretos en la historia de Europa”, afirma.
La quema de libros sigue siendo una práctica para aniquilar no sólo las obras considerada blasfemas o subversivas sino también para destruir la identidad cultural, religiosa, étnica o política. En 1992 por órdenes de Radovan Karadzic fue quemada la Bibliteca Nacional de Sarajevo, que albergaba tres millones de libros y manuscritos. En 2005 fue quemada la obra del Premio Nobel de Literatura, Orhan Pamuk, que criticó la política turca frente a la población kurda. “Todavía no se ha conseguido la tolerancia religiosa, que es el origen de todas las formas de la tolerancia”, afirma Sotelo.
¿La tolerancia religosa conduce a una tolerancia política? “A una tolerancia política y a una tolerancia social”, afirma y añade: “Los europeos tuvimos guerras religiosas en el siglo XVI, la Guerra de los Treinta Años en el siglo XVII. La tolerancia religiosa fue después de la paz de Westfalia, donde se dijo: los católicos gobiernan los países católicos y los protestantes gobiernan a los protestantes. El catolicismo no fue capaz con las armas de acabar con el protestantismo. Las guerras de religión han marcado Europa. La Europa ilustrada, que es la que forma las raíces de nuestra cultura actual, surge con la libertad religiosa”, afirma.