■ Por ese “pacto” con la derecha pretenden imponerlo, asegura
Ortega vendió la idea de que él podía vetar a AMLO: Saucedo
■ Para solucionar la crisis los candidatos deben renunciar, dice Juan Guerra
Ampliar la imagen Los perredistas aún tendrán que esperar varias semanas para saber quiénes serán sus dirigentes Foto: José Carlo González
Mario Saucedo señaló ayer que Jesús Ortega y su corriente, Nueva Izquierda (NI), hicieron un compromiso: vendieron la idea a la gente de la derecha y de los poderes fácticos, de que ellos podían vetar a Andrés Manuel López Obrador y al bloque de Alejandro Encinas; a los radicales que dicen ellos.
Pero no les salió, y por eso a como dé lugar, a través del fraude, pretenden imponer la candidatura de Ortega, esperanzados en que esto se logre por medio del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, subrayó.
Integrante de la corriente de los Cívicos, estimó que NI pretende hacer del sol azteca un partido de izquierda dócil, funcional al sistema, lo que evidentemente entra en contradicción con el movimiento democrático.
Al referirse al acta de cómputo nacional que da como triunfador de los comicios internos al abanderado de los chuchos, manifestó que tal resultado es producto de que el Comité Técnico Electoral (CTE) sumó votos fraudulentos, esto es, casillas impugnadas o no instaladas de los estados de Chiapas, Oaxaca y Veracruz.
Expuso que ahora la Comisión Nacional de Garantías tendrá que calificar la información y decir cuáles son votos correctos y cuáles no.
Más adelante consideró que la crisis en este partido no ha tocado fondo, y que de ella todos sus dirigentes son responsables por haber dejado crecer una forma antidemocrática de hacer política.
Saucedo se refirió también a la propuesta de Cuauhtémoc Cárdenas en el sentido de que los candidatos a la dirigencia declinen sus aspiraciones y se nombre una presidencia interina. Al respecto, cuestionó que en dicha salida se permita a Jesús Ortega despedirse como si no estuviera inculpado de haber cometido fraude electoral y atentar contra la vida interna del PRD.
En este contexto, señaló la posibilidad de integrar una comisión de ética que sancione a dirigentes, senadores, gobernadores y diputados que hayan incurrido en prácticas antidemocráticas en procesos electorales, porque resulta que los causantes del problema que enfrenta el PRD siguen gozando de cabal salud, como si no hubiera pasado nada.
Por su lado, Juan Guerra, vicecoordinador de los diputados federales del PRD, dijo que para solucionar el conflicto de este instituto se requiere que Alejandro Encinas y Jesús Ortega piensen en el partido, en el deterioro que ya presenta, y declinen, porque ninguno de los dos que, por cualquier vía, quedara como presidente, podría desempeñar esa función.
Sorprendido por la noticia de que el Comité Técnico Electoral concluyó el cómputo nacional de la elección del pasado 16 de marzo y le dio el triunfo a Jesús Ortega, confió en que éste se sostenga en su decisión de buscar una salida política.
Resaltó que en el partido del sol azteca se necesitan las dos corrientes que ahora se disputan la presidencia del PRD, tanto la radical como la moderada, para complementarse y mantener ese capital político de la izquierda en México. Esta conjunción es la que da fortaleza al PRD, por lo que se debe preservar, y para ello es necesario buscar una salida política.
De otra manera, advirtió el legislador, el PRD se va a seguir desfigurando y perdiendo apoyos. Ambos candidatos deben solicitar a la Comisión Nacional de Garantías la anulación de la elección y el nombramiento de una dirección provisional mientras se realiza el congreso refundacional del partido, donde se definirían las nuevas reglas internas, indicó.