■ Antonio Carmona, ex integrante de Ketama, lanzó Vengo venenoso, su nuevo material
“Me gustaría ver jueces y abogados gitanos; deberíamos estudiar”
■ Tenemos que ir contra los prejuicios; en España aún me encuentro con pintas racistas, dice
■ Gustavo Santaolalla produjo el reciente disco, donde participaron Juanes y La Mala Rodríguez
“Nosotros, los gitanos, somos una de las razas más antiguas que existe sobre el planeta; historia tenemos muchísima más que cualquiera. Lo que pasa es que necesitamos estudiar y meternos en el mundo que no es gitano. Debemos ir contra los prejuicios que hay hacia nosotros. Vivo en uno de los mejores barrios de Madrid, y de repente me encuentro con pintas en el coche que dicen ‘¡Gitano, fuera de aquí!’”, expresó en entrevista Antonio Carmona, ex integrante de Ketama, quien ahora, como solista, dio a conocer su disco Vengo venenoso.
El cedé es de flamenco y, como tal, de fusión, con la fuerza del rock. “Hace como cinco años me fui, cuando hicimos el último disco 20 pa’ Ketama; pasaron dos años, y ahora hice Vengo venenoso”, cuyo título es sugerente, provocador.
“En este trabajo mi flamenco radica en la armonía, en mi guitarra, en mi manera de componer y en mis percusiones; meto cajón, instrumento que hemos bautizado los flamencos, y aunque es de Perú le ha caído muy bien a nuestro género. Lo trajo Paco de Lucía, hace como 20 años. De ahí, todos los flamencos lo han adoptado.
“He hecho casi 200 discos de percusión; vengo de una familia muy importante en España, que se llama Los Habichuela, todos guitarristas. Nacimos en Granada, frente a la Alhambra, donde hay un barrio que se llama El Sacromonte; todos somos gitanos. Soy gitano por donde me miren; si me miran pa’llá... así... de lado… soy gitano. En ese barrio, ser o no gitano no importa. Allí somos todos andaluces y tenemos todos la misma onda.
“Ahí, en el barrio los que no son gitanos lo parecen más que nosotros. Es la convivencia. Lo que nos diferencia es lo que pasamos nosotros, por ser un pueblo perseguido. Hicieron una limpieza étnica en Europa y se cargaron casi tres millones de gitanos, pero seguimos con alegría, con optimismo y nos quedamos con lo bueno de la historia, no con el tipo ese del bigote –Adolfo Hitler–, que qué lío.”
La historia…
“Hay una película que se llama Buen camino. Nuestro idioma, el romaní, me permite comunicarme con un gitano alemán, ruso o francés, lo cual es una bendición de Dios. En esta película de la que hablo se cuenta que nosotros salimos de India, que emigramos hacia todos los sitios. Llegamos a Asia y de ahí hasta Europa. Por estadística, en España somos todavía el grupo más marginado, al que menos quiere la población.
“Colaboro con numerosas instituciones que hay en ese país para integrar al pueblo gitano. Siempre digo que me gustaría ver más jueces, más abogados gitanos, que destaquen no sólo en la música, porque Dios, sí nos dio un don: nos tocó con la varita mágica y cualquier gitano toca la guitarra, el cajón, las palmas, pero eso es muy fácil; es más difícil estudiar. Creo que los gitanos deberían estudiar y adaptarse.
“Los gitanos españoles somos los que más nos agachamos ante lo payos, como llamamos a los castellanos. En Europa los gitanos viajan por todos los sitios; son nómadas, nunca están quietos en ningún sitio, y los niños no pueden estudiar porque no pueden tener una base. Eso para mí es complicado. Para que nos respeten debemos estudiar. Somos buenos comerciantes y tienen que dejar que nos desarrollemos, pero el gobierno español tampoco nos lo permite, porque no podemos hacer las ventas ambulantes. El otro día platiqué con Aznar y le dije que si se trataba de cortar las alas al pueblo gitano, eso es malo”.
La propuesta musical deriva y se separa de lo hecho en Ketama, donde fusionaron la música argelina, africana, india. “Después de tanto fusionar, de ver cómo la gente revisaba con lupa mis discos y se quejaban de que ya no fusionábamos… así, pero ahora ya me da igual. ¡Que me encasillen! Lo que hago ahora son canciones. Una de ellas es muy bonita y la dedico a mi hija, una gitana que se llama Lucía Fernanda; es bilingüe, toca el piano. La estoy educando muy bien.”
En Vengo venenoso, Carmona contó con uno de los mejores productores del mundo para afinar hasta la precisión este trabajo: Gustavo Santaolalla, ganador de un Óscar y un Globo de Oro. El productor argentino se ha volcado con Carmona y ha trabajado durante más de un mes en su estudio de Los Ángeles, California, junto a Antonio, que lo define como “un mago, un músico muy grande y un gran amigo”.
Pero no es ésta la única colaboración, pues también participaron músicos como La Mala Rodríguez, Juanes y Alejandro Sanz.