IMSS: ¿y Transparencia Mexicana?
¿Cuántas entrevistas concedió Juan Molinar Horcasitas, ese paladín de la “transparencia”, después de la “negociación” del contrato colectivo de trabajo (CCT) 2007-2009 de los trabajadores del IMSS? Su oficina de Comunicación Social debe tenerlas contadas. Porque en todas ellas –un buen palmarés– ocultó que había firmado en lo oscurito modificaciones trascendentales a ese contrato que, como la “reforma” calderonista del ISSSTE, comprometen el horizonte pensionario de los trabajadores de nuevo ingreso.
Arrastrando esa misma versión calderonista de la “transparencia” –10 contratos adjudicados directamente a la empresa ESGES del clan Mouriño– e invocando un ahorro de 7 millones de pesos, Molinar favoreció en una licitación pública internacional la compra de un medicamento japonés para el cáncer –por casi 57 millones de pesos– a pesar de que Takeda, el laboratorio dueño de la patente asociado con Laboratorios Abbott, no puede participar en este tipo de licitaciones hasta 2014.
Y en agosto de 2007 –emulando las finas maneras de Javier Lozano Alarcón desde la Secretaría del Trabajo–, Molinar casi insultó a empresarios que venden al IMSS agrupados en la Canacintra: “El IMSS debe ser administrado como una empresa. Aquí no se fomenta la política industrial. Ustedes deben ir a la Suprema Corte de Justicia de la Nación para ver si allí les resuelven su problema”.
Mientras tanto, los servicios van a peor. En febrero, el instituto rescindió el contrato de la guardería Colibrí de Torreón (subrogada), donde las trabajadoras presenciaron –en el área de estimulación temprana– el baile de un stripper “en traje de Adán” durante los festejos decembrinos. Y días después el Sindicato Mexicano de Electricistas denunció severamente la calidad del servicio médico que le presta el IMSS-Molinar.
Pero, después de declarar por enésima vez que el “déficit de los seguros del IMSS llega a 29.4 por ciento del PIB”, Horcasitas no vio más allá de solicitarle al Legislativo que llame al mismo debate “serio y responsable en torno al futuro del sistema de salud y seguridad social” que ya convocara Santiago Levy –entonces como “análisis serio y profundo”, el 15 de marzo de 2001– con el fatal resultado de todos conocido: culpar a los trabajadores del destino que al IMSS le han fabricado los priístas y panistas de la última hora.
Aunque, ahora, los legisladores pararon en seco a Molinar, advirtiéndole que no “permitirían la subrogación de los servicios”, y lo exhortaron a que “amarre a sus funcionarios”, porque es “una vergüenza que hable de carencias fundamentales en los servicios” mientras ellos “viven como virreyes”.
Pero el paladín de la transparencia muda pronto de opinión. Menos de 24 horas después de estas temerarias declaraciones, y mientras paseaba por Pachuca, Molinar se desdijo y “descartó” el riesgo de “quiebra” en el IMSS, aun cuando “no se contempla en el corto plazo una reforma estructural en la agenda legislativa”.
En mayo de 2007, más de 70 médicos y enfermeras del Programa IMSS-Oportunidades denunciaron irregularidades en la operación de 18 módulos de salud del DF: falta de pago, carencia de gasas, medicamentos, termómetros, porque, al decir de la autoridades, “no hay presupuesto”. También refirieron que a tres trabajadoras embarazadas se les obligó a presentar renuncia. En febrero de 2008, otros trabajadores señalaron graves violaciones laborales, escasez de personal, horarios discontinuos; sobrecarga de trabajo; horas extras sin pago, acoso laboral y “extorsión” económica, mientras su titular, Carolina Gómez Vinales –ex funcionaria foxista del Seguro Popular– recibía una “revisión” del Órgano Interno de Control de la Secretaría de la Función Pública donde se le señala claramente incumplir “en el funcionamiento y disponibilidad de servicios integrales de primero y segundo nivel”, aunque ella aspire a colocar funcionarios panistas en las delegaciones de Veracruz, Michoacán, Puebla, Oaxaca y Nayarit, entre otras.
Pero Molinar presume “viable” la meta calderonista de lograr la “cobertura universal” para ¡2010!, porque “entiende” que IMSS-Oportunidades (con un presupuesto de 6 mil millones de pesos para 2008) y el “Seguro Popular”, así como su modalidad cambray –sólo para los recién nacidos– (con un presupuesto de 37 mil millones de pesos para 2008) son “complementarios”. ¿Desde este confuso revoltijo mental todavía se atreve a llamar a un debate “serio”?
Curiosa opacidad del panista Molinar –quien incluso integra la Comisión Política de su Comité Ejecutivo Nacional– porque, como señala Ramón Cota Meza, “abogados panistas contribuyeron a la creación del IMSS. El regreso a esta tradición por el gobierno de Calderón entraría en un ambiente de opinión más despejado. Sólo la torpeza política podría complicar las cosas”.
Sólo faltaba que, después del fracaso del Programa de Primer Empleo, en el Programa de Apoyo a la Economía presentado por Calderón (3 de marzo) se ofrezca “que el gobierno pagará 5 por ciento de las cuotas al IMSS equivalentes a 6 mil millones de pesos” e “impulsar el desarrollo de centros productivos en zonas de alta marginación”, para lo cual se otorgarán facilidades fiscales y “durante año y medio se les ayudará con las cuotas del IMSS”, todo lo cual seguirá presionando sobre las finanzas institucionales y empeorando los servicios.
Pero Molinar Horcasitas, el paladín de la “transparencia”, sólo ofrece un “diagnóstico” que presentará en el “corto plazo” y al que ya está obligado por ley, aunque repite como merolico que el instituto necesita una “restructuración mayor” pero él ya generó “23 mil nuevas plazas”. Pero el Sindicato Nacional de Trabajadores del Seguro Social dice que apenas suman 10 mil.
¿Y Transparencia Mexicana?
* Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco