Número 141 | Jueves 3 de abril de 2008 Director fundador: CARLOS PAYAN VELVER Directora general: CARMEN LIRA SAADE Director: Alejandro Brito Lemus |
Rumbo a la Conferencia Internacional sobre el SIDA |
||
Investigación y desarrollo, lucro, pobreza y una
infección crónica que depende de fármacos
para mantener la salud. Laboratorios trasnacionales,
organizaciones civiles y gobiernos disputan
la salud de millones de pacientes. La
guerra de las patentes mantiene frentes abiertos
alrededor del mundo y la próxima Conferencia
Internacional sobre el SIDA mostrará las heridas.
En 2006 una manifestación de personas positivas al VIH de la India atrapó la atención del centro de prensa durante la última Conferencia. Protestaban contra las políticas del laboratio Abbott en Asia, en particular en Tailandia, donde las autoridades decidieron conceder una licencia para la fabricación genérica del fármaco Kaletra. Activistas y organizaciones internacionales como Médicos sin Fronteras acusaron al laboratorio de bloquear el acceso de una nueva versión de Kaletra —que no necesita refrigeración— al mercado tailandés como una forma de castigo. Meses después, Abbott anunció un recorte en los precios de sus medicamentos en los países de ingreso medio, incluido Tailandia (y excluyendo a México, por cierto). En el fondo hay una disputa sobre la manera en que debe invertirse en la investigación y el desarrollo de nuevos fármacos. En 2003, la OMS estableció un comité sobre propiedad intelectual y salud pública en el que desde el inicio se establecieron dos polos: las organizaciones civiles, que pugnan por la búsqueda de nuevos opciones para incentivar la investigación, frente a las compañías farmacéuticas que dicen que basta con el respeto a la política de patentes y a la innovación según las necesidades del mercado. A la fecha, el comité ha elaborado un diagnóstico del problema y ha desarrollado dos audiencias públicas, vía web. Su intención es mediar entre los dos polos y alcanzar acuerdos. En la última audiencia, realizada en 2007, se presentaron algunas propuestas interesantes. Un par de ejemplos: la renuncia de los laboratorios a la exclusividad de sus patentes a cambio de “pagos basados en las mejoras sanitarias que propicie su innovación”; la “propiedad intelectual verde”, que impondría a los laboratorios el pago de un seguro por el aprovechamiento de sus patentes para formar un fondo que sirva para pagar los tratamientos de la población pobre. Estas propuestas, junto con un largo etcétera, serán discutidas dentro de la OMS y deberán pasar por infinidad de filtros y recelos políticos antes de volverse verdaderas opciones a la guerra de las patentes. |