Usted está aquí: miércoles 2 de abril de 2008 Estados Dos nayaritas pasarían 10 años en la cárcel por unos kilos de camarón

■ Las acusan de violar veda; aseguran que el producto que vendían es de una granja legal

Dos nayaritas pasarían 10 años en la cárcel por unos kilos de camarón

■ Dirigente de ONG considera injusto que estén presas por una cantidad “ridícula” de producto

■ Esposo de una de las acusadas dice que funcionarios sacan cargamentos sin que los molesten

Jesús Narváez Robles (Corresponsal)

Ampliar la imagen Federico Estrada (de sombrero), atiende el puesto de mariscos de su esposa, Karla Sandoval Olivarría, presa por presunta venta ilegal de camarón en el tianguis del malecón del río San Pedro, en la cabecera municipal de Tuxpan Federico Estrada (de sombrero), atiende el puesto de mariscos de su esposa, Karla Sandoval Olivarría, presa por presunta venta ilegal de camarón en el tianguis del malecón del río San Pedro, en la cabecera municipal de Tuxpan Foto: Jesús Narváez Robles

Tepic, Nay., 1º de abril. María Bárbara Caravantes López está recluida en el penal de Tepic desde el 12 de diciembre pasado, acusada de violar la Ley General de Pesca y Acuacultura.

En agosto de 2006 se le decomisaron tres kilogramos de camarón que vendía en el tianguis del malecón del río San Pedro, en la cabecera municipal de Tuxpan.

Junto con Bárbara fue detenida Karla Sandoval Olivarría, quien estaba en el puesto de al lado con 6.5 kilogramos del producto. La Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa) sostiene que ambas violaron la veda, pero ellas aseguran que vendían camarón de granja, no de estero ni de mar.

Ambas podrían enfrentar sentencias hasta de 10 años de prisión.

Claudia Jaime, presidenta de la organización de mujeres Juntas lo Lograremos, consideró una injusticia que ambas estén detenidas “por una ridícula cantidad de camarón”. Mario Jiménez, esposo de Bárbara, y otros familiares, aseguran que en Tuxpan y en Santiago Ixcuintla funcionarios sacan camionetas llenas de camarón en tiempo de veda y nadie los molesta.

Federico Estrada, esposo de Karla, señala que el proceso, integrado en el expediente 125/06, se alargará hasta el 28 de abril, cuando culminará la entrega de pruebas y testimonios. El juez de distrito “debería dejarlas en libertad”.

Bárbara acepta la entrevista en una sala adjunta a la dirección del penal. “Karla no quiso venir. No se siente bien, está desesperada”, comenta.

La mujer, de 43 años, señala que nunca tuvo problemas con la ley. El 22 de agosto de 2006 “estábamos trabajando cuando llegaron los inspectores de la Sagarpa, levantaron el puesto y nos quitaron el camarón. Lo mío eran tres kilos y lo de Karla seis y medio. A otras compañeras (cuyos nombres no recordó) les quitaron nueve kilos (a una siete y a otra dos). A ellas no las detuvieron.

“Días después nos llamaron a declarar al Ministerio Público Federal de Acaponeta y nos dijeron que nos harían un proceso, pero nunca pensamos que las cosas se pondrían tan graves.

“Pasaron los días, como un año cuatro meses, y el 12 de diciembre, cuando estábamos trabajando en nuestros puestos, llegaron los de la AFI (Agencia Federal de Investigación) y nos subieron a sus camionetas y nos trajeron a la cárcel”, recuerda entre lágrimas.

“Pensé que estaba soñando. Luego creí que sólo estaría un día o dos en la cárcel porque nunca he cometido algún delito; sin embargo, llevo aquí más de tres meses y no sé si voy a salir”, recuerda.

“Ya les presentamos pruebas de que nosotros siempre compramos el camarón con factura, que nunca es robado ni saqueado de alguna zona de pesca. Ya les presentamos a las personas a las que les compramos; se llaman Amalia y Ezequiel, y el camarón que nos vendieron es de granja, por lo que no estaba en veda. El que estaba en veda es de estero. Se presentaron dos biólogas de la Universidad (Autónoma de Nayarit) y realizaron análisis que comprueban que era de granja.

“Estamos al día con el dinero, si un día no vendemos no tenemos para comer. Ya les comprobamos que somos gente honesta. No robamos, no matamos; sólo trabajamos para el sustento de nuestros hijos”, reiteró.

Recordó que tiene tres hijos (una joven de 22 años, otra de 17 y un niño de ocho), y un nieto de seis. “Mi esposo trabaja para sacar adelante a la familia, mientras una de mis hijas grandes me ayuda con los más chicos, que están en la primaria. Mi otra hija tenía un trabajo y la despidieron. Ojala alguien nos apoye; la familia nos necesita. Los niños vienen a verme de vez en cuando porque no tenemos dinero para que estén viniendo de Tuxpan.”

Su abogado, Antonio Serrano, le dice “que ya falta poco, que ya mero, pero aquí nos tienen. No sé qué tan grave es el delito de trabajar para la familia. Otros roban, matan y hacen cosas horribles y se van más rápido”.

Bárbara señala que comparte celda con otras nueve mujeres. Ella está en la número 5 y su amiga Karla en la 2. “Hacemos lo posible por no decaer. Hacemos ejercicio, tejido y otras cosas, pero ¿cómo aceptar esto?”

 
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