Usted está aquí: lunes 24 de marzo de 2008 Deportes Graciela Mendoza anunciará su retiro si no clasifica a Pekín

■ Entrenando, la marchista festejó llegar a los 45 años de edad

Graciela Mendoza anunciará su retiro si no clasifica a Pekín

Rosalía A. Villanueva

La pasión de Graciela Mendoza Barrios es la marcha. A ella ha entregado más de la mitad de su vida; acumula ya 30 medallas, y ayer cumplió 45 años de edad con la emoción que la embarga desde hace una semana, luego de conseguir su boleto a la Copa Mundial.

Chela, como se le conoce en el ámbito deportivo, celebró su onomástico entrenando en el Bosque de Chapultepec, uno de los lugares que alterna con el Centro Deportivo Olímpico Mexicano, Cuemanco y Toluca para realizar su preparación física. “Es como una droga, si paro me enfermo y no me siento bien conmigo misma”, confiesa la deportista de baja estatura, cuyo andar suma miles de kilómetros en todo el planeta.

Sus ojos tienen un brillo especial y, aunque padece problemas auditivos y del habla, no se acompleja, porque también los ha sabido superar a base de tesón, coraje y fortaleza que aprendió en la caminata desde que comenzó en 1986 al lado de su entrenador, Juan Hernández.

Juntos compartieron grandes victorias, así como derrotas. Su mejor época fueron los 90, cuando Chela Mendoza acaparaba reflectores por ser subcampeona del mundo y sexto lugar mundial en la prueba de 10 kilómetros, además de obtener el Premio Nacional de Deportes en 1991.

Al siguiente año la andarina fue candidata a ganar medalla olímpica en Barcelona, pero “me descalificaron”. Fue campeona panamericana en la distancia de 20 kilómetros, ocupó el lugar 18 en Atlanta 96, y en Sydney 2000 y Atenas 2004 la acompañó la sombra “y la mala suerte de la descalificación”.

Tras recuperarse de una fuerte lesión en el nervio ciático, que la dejó inactiva casi dos años, la marchista regresó para clasificarse, como lo admite entre risas, con el peor tiempo de su vida, 1:41:06 horas, y terminar en séptimo lugar en el Challenge de Chihuahua para ir a la Copa Mundial de Rusia, el 10 y 11 de mayo, por ser la segunda mexicana mejor ubicada detrás de Rosario Sánchez y por delante de Esther Coyote, Sandra Evaristo y Claudia Ortega, de menor edad que ella.

“Es una emoción diferente, pero igual estoy contenta por el público que se me entregó y eso no lo cambias por nada. Pensé que no iba a calificar por lo de mi lesión y de todos estos años acumulados.

“La máquina (el cuerpo) se cansa, pero yo no. La caminata es para mí una droga”, enfatiza la michoacana.

–¿Qué te motiva a seguir?

–Es como un segundo aire. La mitad de mi vida la he dejado aquí. No me casé ni tuve hijos, pero tengo la dicha de que le di 30 medallas a México, y si me clasifico a los Juegos Olímpicos de Pekín, ahí estaré en la raya.

“Sé que mi tiempo no es bueno (está cinco minutos por arriba de la marca tope), pero nunca hay que darse por vencida”, señala Chela, quien desea retirarse este año para incursionar como entrenadora femenil, porque, así como fue la pionera de la marcha nacional, anhela labrar el camino en niños y jóvenes en el Distrito Federal o en su tierra natal.

–¿Te arrepientes de algo?

–De no haber concluido mi carrera normalista.

–¿Tu mejor logro?

–El año 91 fue mi maravilla. Siempre estuve entre las mejores 10 del mundo.

Frente a las próximas elecciones en la Federación Mexicana de Atletismo, Chela Mendoza espera que todo se solucione para poner “orden” en la marcha ante el divisionismo que ha prevalecido durante muchos años.

–¿Cómo celebrarás tus 45 años?

–Entrenando. Soy una incansable luchadora de la marcha y quiero seguir siendo ejemplo.

 
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